La verdad es la verdad la diga quien la diga, y en este caso este dirigente de HazteOir, Alejandro Campoy, tiene razón:
¿Esto qué coño es?
Nada, es imposible. Mucho llenarse la boca cantando las alabanzas a la “sociedad civil” y a las primeras de cambio se invierten los términos y de nuevo aparece la casta política en un primer plano tras la cual debemos colocarnos como borreguitos todos los demás.
Nada más formarse la pancarta, se inicia lentamente la marcha cuando de repente ésta se detiene. Los que van en la segunda pancarta ven como van pasando los minutos sin saber porque están parados, y siguen parados, y siguen… Detrás la gente llega hasta Diego de León, pero ni sabe qué pasa ni sabe qué hacer. Al cabo de un rato llega la explicación: Esperanza Aguirre ha aparecido sin previo aviso y todos los medios de comunicación se han lanzado como cucarachas sobre ella, paralizando completamente la manifestación.
Una vez más, lo de siempre. Las víctimas, como cualquier otra causa, van bien para que algunos políticos se hagan la foto oportuna y los diversos medios afines promocionen a aquellos a los que se deben. Y en el centro de todos, Abascal, aplastando con su corpachón al pobre Alcaraz al que casi ni se le veía. Y en el escenario, Abascal. Y en Libertad Digital, las “declaracioncitas de turno” de Mayor Oreja, María San Gil, Esperanza Aguirre, Álvarez del Manzano, Carlos Iturgaiz…
No existe nadie más bajo el firmamento que esos políticos del PP que le “molan” al dueño del grupo mediatico. Al parecer, en el escenario no ha estado Toñi Santiago provocando las ovaciones más fuertes de toda la tarde, como siempre, pues no existe nada más fuerte en este mundo que una madre a la que le han arrancado a su hija. Tampoco ha estado Salvador Ulayar, cuyo padre fue asesinado delante de él cuando tenía 13 años, ni ha estado Javier Gismero, que iba sentado en un tren de cercanías cuando éste estalló un 11 de marzo de 2004, ni Maria Jesús González reventada ella y su hija Irene Villa por un bombazo en su propio coche. No, no han existido estas personas, sólo han existido los… ¡políticos!
Muchos menos existen esos pobres representantes de asociaciones que se han quedado a un kìlómetro del escenario sujetando una pancarta y sin poder moverse del sitio. Por supuesto, nadie se ha enterado que allí estaba Paco Caja, por ejemplo. Nadie ha visto a Ignacio Arsuaga. Los representantes de Manos Limpias han desaparecido, tragados por la masa. Y ésto da la medida exacta de la jerarquía que se otorga a la tan mentada “sociedad civil”: esa misma sociedad civil y los que la representaban ha quedado ignorada y olvidada por completo por unos “medios de comunicación” que se arrastraban tras los políticos como babosas suplicantes
¿También vosotros , en libertaddigital, vais a empezar a tomarnos por gilipollas? ¿Desde cuando se roba protagonismo a la sociedad civil para otorgárselo a la casta parasitaria? ¿Ésto qué coño es? ¿Una operación política para abrir un frente interno en el PP que promocione la estrella ascendente de Santiago Abascal como futuro presidente del mismo? ¿Una operación destinada a aglutinar las suficientes sensibilidades como para alumbrar un nuevo partido político netamente liberal? ¿Sí? ¿Pretende Losantos tutelar y dirigir el nacimiento de un nuevo partido? ¿Estáis utilizando a las víctimas del terrorismo para este tipo de finalidades u otras que desde luego se nos esconden y ocultan al conjunto de la ciudadanía?
Lo que yo he visto en la calle no ha sido a la Espe, al Santi o al Jaime, lo que yo he visto una vez más ha sido a esos amigos que tengo a los que una banda de alimañas arrancaron un día a un padre, un hijo, un hermano. Pero éstos no, éstos a un segundo plano, éstos a servir como pretexto para la foto de algunos políticos, y los medios, o quizás en singular, el medio de comunicación, a lamerle el culo a los políticos presentes ¿ésto qué coño es?.
El pasado 6 de noviembre nos vimos libres de estas indeseables compañías. Ese día se respiró muy bien. Íbamos a ser cuatro gatos y nadie esperaba que hubiera foto allí. Es cierto que también estaba Abascal. Es cierto que también estaba Álvarez del Manzano. Pero ni se les vió. Ni pisaron el escenario. Y el protagonismo fue para quién debía tenerlo. Lo que ocurre es que empezó a aparecer mucha gente, gente que sólo quiere acompañar a las víctimas, gente que hemos llegado a sentir como propio lo que les pasó a ellos, y entonces otros empezaron a oler foto, a oler beneficios. Y todo eso sobra. Y huele, huele que apesta.
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