El alcalde de Portugalete, señalado como uno de los negociadores del PSE | Intereconomía
El alcalde de Portugalete, señalado como uno de los negociadores del PSE
12:04 | 26 de marzo, 2010 Alberto Lardiés.
Mikel Torres es un hombre de confianza del 'lehendakari' Patxi López. Los socialistas vizcaínos pilotan los contactos con el entramado etarra. Se busca una salida electoral a la 'izquierda abertzale'.
Mikel Torres, señalado como negociador, cuenta con la confianza del ‘lehendakari’. / Efe
Madrid.- El alcalde de Portugalete y miembro de la Ejecutiva del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Mikel Torres, tomó parte en los contactos del pasado fin de semana con el entorno de Batasuna, según las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por
LA GACETA. La reunión entre socialistas y batasunos tuvo lugar, tal y como dicen las mismas fuentes, en una localidad vizcaína.
Este diario intentó contactar ayer de forma insistente con
Mikel Torres, que prefirió no hacer declaraciones al respecto. Las repetidas llamadas al Ayuntamiento de Portugalete no dieron resultado. Un miembro de la Secretaría del alcalde aseguró que Torres no ha participado en los contactos. “Es mentira, es absurdo, él no entra en esos juegos, que son muy delicados, y no va a decir nada”, apuntó. “No sé quién será la fuente que dice eso, pero se ha pasado siete pueblos”, agregó.
Este miembro de la secretaría aseguró haber hablado con el primer edil, que al principio se encontraba en un pleno del Consistorio y que después no quiso confirmar o desmentir en persona el asunto.
Mikel Torres pertenece a la Ejecutiva del
PSE vizcaíno y ostenta la Alcaldía de Portugalete desde el año 2008, cuando el entonces alcalde, Mikel Cabieces, dejó el cargo para convertirse en el delegado del Gobierno en el País Vasco. Un cargo que todavía mantiene. Los expertos consultados por este diario señalan que esa relación es significativa y recuerdan que el anterior delegado del Ejecutivo socialista en el País Vasco, Paulino Luesma, jugó un “destacado papel” durante el fallido proceso de paz. Eso sí, las mismas fuentes no aseguran que Cabieces esté implicado en las tomas de temperatura que hoy día están manteniendo los socialistas vascos con los batasunos.
Fuentes municipales, conocedoras de la trayectoria pública de
Mikel Torres, le definen como un hombre “calmado, razonable y dialogante”, que como alcalde hace gala de reunirse con todas las fuerzas políticas. Además, aseguran que es un hombre de confianza del lehendakari Patxi López. Antes de alcanzar la alcaldía, Torres era un concejal “gris”. Ahora, goza de bastante poder en el partido, por su cercanía a López y porque Portugalete es un importante foco de poder socialista en el País Vasco.
Algunas fuentes incluso señalan que cuando López llegó a Ajuria Enea, se rumoreó que Torres podría formar parte del Ejecutivo vasco, pero al final no fue posible. En cualquier caso, el alcalde de Portugalete aparece junto a López en las fotografías de las ejecutivas del PSE. Incluso, es llamativo que Torres acudiera a apoyar a López cuando éste fue juzgado por haberse reunido con Batasuna durante la anterior negociación.
Durante el anterior proceso de paz, el diálogo con
ETA y su entorno estuvo comandado por los socialistas guipuzcoanos, con el presidente del partido, Jesús Eguiguren, a la cabeza. En este segundo intento están más implicados miembros del PSE vizcaíno, como el citado Torres y otros. Sin embargo, ese dato no implica que el propio Eguiguren no esté otra vez trabajando en los contactos, aseguran los expertos.
Dichos contactos, que se llevan a cabo con gran discreción, tienen como principal objetivo facilitar el regreso de la izquierda abertzale a las urnas a cambio de un desmarque claro de la violencia terrorista. La contrapartida sería, en primer lugar, una “tregua permanente verificable” por parte de
ETA. Y, más adelante, con los batasunos otra vez en las instituciones, llegaría el acuerdo con los etarras. Esta hoja de ruta interesa al Ejecutivo, según narran las fuentes referidas, porque José Luis Rodríguez Zapatero se presentaría a las elecciones generales de 2012 con una baza que podría resultar decisiva: ser el hombre que acabó definitivamente con el terrorismo en España.
Sólo hace dos días, el ex ministro del Interior
Jaime Mayor Oreja manifestó públicamente que ya está en marcha una segunda negociación entre el Gobierno y ETA. Esas palabras, que van en una línea similar a las revelaciones de este diario, han causado un torrente de críticas lanzadas desde el propio Ejecutivo y desde el PSOE. Ambos niegan los contactos hasta el punto de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró: “El diálogo con ETA está absolutamente descartado”. Es el mismo político que hace unas semanas afirmó, rotundo, que cuando la banda asesina esté “arrinconada” por las fuerzas de seguridad, habrá que acometer un “ajuste político” en el País Vasco.
Interlocución
Si algo está claro a tenor de los contactos desvelados, es que la principal diferencia de esta segunda fase de la negociación con la primera es el cambio de interlocutores. En el proceso de paz, el Ejecutivo combinó los contactos con los dirigentes de ETA y con miembros de su brazo político, Batasuna. Fue el conocido esquema de las “dos mesas de negociación: la política y la técnica”. Por un lado, estuvieron las conversaciones políticas celebradas en Loyola entre PSE, Batasuna y
PNV. Por otro, se celebraron encuentros entre emisarios del Gobierno y de ETA.
Hoy las cosas son distintas. Las tomas de contacto del PSE son con los batasunos que se autodefinen como posibilistas. Ahí se enmarca la frase que
Rubalcaba repite hasta la saciedad en referencia a los batasunos: “O bombas o votos”. El Gobierno explota el debate interno del entramado etarra para atraerse a los políticos y dejar de lado a los militares. Esa discusión interna entre los posibilistas que lidera Arnaldo Otegui y el núcleo duro de ETA, que dirige Mikel Kabikoitz Carrera, se antoja decisivo en los próximos meses para ver si, finalmente, Batasuna consigue el aterrizaje electoral merced a un pacto con el Gobierno.
Síntomas
Este diario ya ha publicado varios síntomas que apuntan a la negociación Gobierno-ETA. Uno de ellos es que siga en pie la resolución del Congreso de los Diputados, aprobada en 2005, que permite ese diálogo. Algo que denuncia el PP europeo.
Otro síntoma es la progresiva retirada de escoltas a ex concejales y ex altos cargos del País Vasco. Sesenta guardaespaldas han perdido sus puestos en los últimos días. El propio Mayor Oreja puso el dedo en la llaga al señalar otro de los hechos que hacen pensar en otra negociación: la llegada del socialista Javier Solana al suizo centro para el diálogo Henri Dunant, que auspició el fallido proceso de paz.
Marcadores