Al margen de simpatías políticas, hay que alabar la valentía de este obispo:
No es novedad. El obispo de Cuenca es digno de sus antecesores:El Obispado de Cuenca considera a Primo de Rivera una “víctima con derecho a la reparación moral”
Dic 20, 2016 by Mar Defez in Cuenca
Así lo ha denunciado Izquierda Unida de Castilla-La Mancha, quien ha asegurado también que el Obispado se niega a eliminar los símbolos franquistas de la Catedral, tal y como se pide en una moción aprobada en el Ayuntamiento de Cuenca que exigía la retirada de la fachada del edificio del nombre de José Antonio Primo de Rivera y de tres símbolos de la Falange.
La formación afirma que el Obispado de Cuenca señala, en un recurso presentado en el Ayuntamiento de Cuenca, que José Antonio Primo de Rivera “es una víctima que merece que se le aplique la Ley de Memoria Histórica y tiene derecho a la reparación moral y a la recuperación de su memoria personal y familiar”.
Dice el Obispado en su recurso que: “No existen en la fachada de la Catedral de Cuenca escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Tan solo puede leerse el nombre de José Antonio Primo de Rivera sobre una cruz de la fachada, a poco que se conozca mínimamente la Historia de España, no supone ni exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, ni de la Guerra Civil y ni de la represión de la Dictadura, máxime cuando se trata de alguien condenado a muerte y ejecutado antes de la Dictadura, al inicio de la Guerra Civil, encontrándose en prisión cuando comenzó la misma.”
Un informe de la Secretaría del Ayuntamiento de Cuenca, de marzo de 2015, avala el acuerdo adoptado por el Pleno con el voto en contra del PP, advirtiendo de que, según el diccionario de la Real Academia Española de la lengua, símbolo es: “Representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada”. Por tanto por simbología del franquismo habrá que entender el conjunto de símbolos que se utilizaron como referente para identificar visualmente al régimen franquista y a las personas e instituciones que se identificaban con él.
Bajo esta definición, el informe concluía que “Los símbolos que el Ayuntamiento ha pedido que se retiren de la fachada de la Catedral de Santa María y San Julián son símbolos franquistas”. Sin embargo, dicho informe es obviado por el Obispado, que pretende que sigan donde están los nombres de José Antonio Primo de Rivera y el yugo y las flechas.
FUENTE: El Obispado de Cuenca considera a Primo de Rivera una “víctima con derecho a la reparación moral”
Tribuna:Beatificación de víctimas de la Guerra Civil
El obispo combatiente
Víctor Pardo Lancina
29 OCT 2007
Entre el abultado número de beatos proclamados ayer en Roma destaca un obispo, Cruz Laplana y Laguna, nacido en 1875 en la pequeña localidad de Plan (Huesca). Murió violentamente en Cuenca el 8 de agosto de 1936, donde ejercía desde 1921. Datos de su biografía se han divulgado en el libro editado por los obispos con motivo de la ceremonia vaticana; sin embargo, se pasa por alto el capítulo que su biógrafo Sebastián Cirac Estopañán, profesor del Seminario de Cuenca, recrea bajo el epígrafe "Patriotismo, martirio y última voluntad", en la intensa hagiografía Vida de Don Cruz Laplana. Obispo de Cuenca (Barcelona, 1943).
Un hecho aparentemente inocuo vino a alterar la tranquila vida clerical y caciquil conquense en 1919: la toma de posesión como profesor de Geografía en la Escuela Normal del joven Rodolfo Llopis, discípulo de la Institución Libre de Enseñanza, socialista y masón. En 1922 se presentó a las elecciones municipales obteniendo acta de concejal, puso en marcha la logia Electra, abrió un templo en Cuenca y extendió la obediencia masónica por la provincia.
Izquierdismo, marxismo, republicanismo, listas negras, la revolución roja en definitiva, llevaba en Cuenca el sello de la masonería y la firma en la prensa local del detestado maestro. A ojos de don Cruz, monárquico confeso, la masonería era el agente del mal que había propiciado la expulsión del integrista cardenal Segura, a quien ofreció ayuda diocesana e incluso su propia fortuna personal, en aquellos momentos ya dispuesta para la lucha contra la República.
"El obispo de Cuenca consideró la caída de la monarquía en 1931 como un derrumbamiento, no por falta de opinión, sino por falta de base moral", escribe Cirac. Cruz Laplana se aprestó en cuerpo y alma al heroico "ejercicio de cumplir con los deberes ciudadanos por Dios y por la Patria", esto es, a conspirar contra el Gobierno legítimo. Encomendó a un canónigo que organizara una red de propagandistas de la política derechista por toda la provincia. El general Fanjul, quien habría de proclamar la sublevación del 18 de julio en Madrid, fue uno de sus hombres de confianza, si bien "el señor obispo era el consejero supremo".
No era partidario Laplana de dejar cabos sueltos ni contingencias fiadas al azar, de tal modo, que para extender su prédica fundó organizaciones de jóvenes y de adultos que, integrados en la combativa Acción Católica, rivalizaron con determinación contra los masones y marxistas "agrupados" en partidos y sindicatos de izquierda. Dos publicaciones editadas por el obispado en su propia imprenta se convirtieron en vehículo de opinión y agitación para la derecha católica. No menos de 40.000 pesetas invirtió en las empresas propagandísticas.
El celo patriótico del prelado y su influencia en los ambientes más recalcitrantes alcanzaron tal notoriedad y solvencia que en las elecciones de 1936 en Cuenca, "por voluntad expresa del señor obispo fue presentado don José Antonio Primo de Rivera en la candidatura de las derechas". Los pistoleros de la Falange hacían suyo el elevado pensamiento del padre de la Iglesia: "Ahora nos encuentra la revolución mejor organizados que en 1931 y, además, acostumbrados no sólo a sufrir, sino también a resistir".
La sublevación del 18 de julio no prosperó en la diócesis del buen ministro del Señor. Pocos días después Cruz Laplana fue detenido por milicianos y fusilado en la madrugada del 8 de agosto. "Si es preciso que muera por salvar a España moriré a gusto", había dicho. No sé si se han recordado estas palabras en la ceremonia de beatificación impulsada por los patriotas de la moderna Iglesia de España.
Víctor Pardo Lancina es escritor
* Este articulo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de octubre de 2007
FUENTE: El obispo combatiente | Edición impresa | EL PAÃS
Última edición por Kontrapoder; 22/12/2016 a las 21:49
«Eso de Alemania no solamente no es fascismo sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la última consecuencia de la democracia. Una expresión turbulenta del romanticismo alemán; en cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus escuelas y, por encima de todo, la razón.»
José Antonio, Diario La Rambla, 13 de agosto de 1934.
Los que ASESINARON a José Antonio PRIMO DE RIVERA, son los mismos que exigen que se retire toda referencia a su memoria. Llevamos muchos años de soportar una Ley NULA DE DERECHO por INCONSTITUCIONAL (arts., 14 y 20 de la vigente Constitución de 1978 que es la que tenemos) y cuya aplicación en cada caso en que se ha llevado a cabo, ha constituido una PREVARICACIÓN (art. 404 del Código Penal) sin que nadie haya hecho nada para derogarla, ni siquiera el cobarde Rajoy que prometió en el programa electoral de su partido el hacerlo.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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