El dueño de la Tizona: 'Diría lo mismo que Calvo para justificar el error de no comprarla'
MARÍA JOSÉ LLERENA (elmundo.es)
MADRID.- A la espada que blandió el Cid Campeador le falta aún una última batalla que librar: la de demostrar su autenticidad. Después de 600 años mimada por las aristocráticas manos de los marqueses de Falces y los últimos 60 expuesta con orgullo en el Museo del Ejército, al arma "del que en buena hora nació" le toca lidiar con la duda.
José Ramón Suárez del Otero, marqués de Falces y actual dueño de la pieza, confiesa que ha presumido desde niño de poseer la espada del Cid y que este episodio le ofusca y le cabrea: "Desde mil cuatrocientos y pico la Tizona ha estado en manos de mi familia y me duele que por intereses políticos se esté desprestigiando esa espada que es todo un símbolo de nuestra historia".
La compra de la supuesta espada de Rodrigo Díaz de Vivar por parte de la Junta de Castilla y León ha desatado un fuego cruzado entre la Administración autonómica y el Ministerio de Cultura. La primera no duda que la pieza es la que acompañó al Cid en mil y una contiendas. El Ministerio, sin embargo, rechazó pagar el millón y medio de euros que pedía el dueño de la espada porque considera que son varios los estudios que han demostrado que no es la verdadera Tizona.
"Esa afirmación de la ministra de Cultura supone una deslealtad hacia mí, hacia la espada y hacia el Ejército español, que la ha custodiado durante más de 60 años y la ha expuesto al público durante todo este tiempo como la espada Tizona”, espeta el marqués de Falces.
"¿Que no es la espada Tizona? Desde luego no tenemos ningún código de barras, ningún ticket de compra ni ninguna foto de los Reyes Católicos entregándosela a mi antepasado. Pero ésta es la espada del Cid. Claro que, si yo hubiera sido la señora Carmen Calvo, quizá hubiera dicho lo mismo, para intentar justificar el error de no haberla comprado’.
Ocho años de negociaciones para la venta
Las conversaciones para la venta de la espada se iniciaron en 1999 cuando el dueño de la misma comunicó su intención de venderla. A partir de ese momento comenzaron las negociaciones con el Ministerio de Cultura para establecer el precio. En octubre de 2003 los abogados de Suárez del Otero recibieron una carta de Ministerio en la que se ofrecía un millón y medio de euros [Ver carta en pdf]. El marqués aceptó la cifra.
Cuando todo había quedado a punto para que la compra se hiciera efectiva, apareció un nuevo informe sobre la espada que rebajaba su valor hasta los 200.000 o 300.000 euros y el dueño de la supuesta Tizona recibe una carta en la que se le informa de que el Ministerio ya no está interesado en adquirirla.
El Gobierno se basa en informes elaborados por el Patrimonio Nacional, el Museo Arqueológico, la Real Academia de la Historia y el experto historiador medievalista José Godoy, de quien Suárez del Otero afirma: "Me atrevería a decir que ese señor no ha visto la espada en su vida".
A la venta de la espada le queda un último paso para hacerse efectiva. "Sólo falta la última firma, que esperamos que tenga lugar en Valladolid en pocos días", apunta Suárez del Otero, quien asegura que ha recibido "otras muchas ofertas más suculentas que ese millón y medio de euros" y las ha rechazado porque no quiere "que la espada acabe en el escaparate de un banco o un centro comercial". También reconoce que podría haberla donado, "pero así es el ser humano. Si puedo disfrutar de ese dinero ¿por qué no voy a hacerlo?", dice.
El marqués se confiesa "muy contento" con la venta porque dice que con ella cumple un deseo que he tenido desde que la heredó: "Que la espada Tizona esté en Burgos, junto a los restos del Cid".
De cómo la Tizona llegó a los marqueses de Falces
"Mi antepasado llevó la cuestión política del matrimonio de los Reyes Católicos. Incluso, el rey Fernando y él se vistieron de arrieros para ir a ver a Isabel de Castilla. Después del casamiento, los Reyes, en agradecimiento, le trasladaron su interés por agasajarle con lo que más le placiera: tierras, palacios… Mi antepasado dijo que quería la espada del Cid Campeador", así resume José Ramón Suárez del Otero cómo llegó la Tizona a manos de su familia.
"La espada permaneció durante años en el palacio de Marcilla de la familia. Luego, en casa de mis abuelos, donde mi abuela construyó una cámara secreta en la que, cuando estalló la Guerra Civil, quedó guardada la espada junto con cuadros y joyas. Pero los ‘rojos’ dieron con ella y se lo llevaron todos", explica.
Finalmente, la espada apareció en Figueras. “Estaba a punto de salir rumbo a Rusia cuando fue localizada por los ‘nacionales’. Estaba bien embalada en una caja oscura con un cristalito que dejaba ver el interior. Llevaba un mensaje que decía: ‘Camarada, respeta esta espada, es la espada del Cid’".
La espada volvió a Madrid, y los abuelos de Suárez del Otero decidieron darla en depósito. Por eso, desde 1944 la espada ha permanecido en el museo del Ejército. "Si no es la espada Tizona, ¿por qué ha permanecido 60 años en un lugar preferente del Museo donde siempre se la ha presentado como la espada del Cid? ¿Nos han estado engañando?".
http://www.elmundo.es/index.html?a=C...a&t=1180262856
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