A los niños se les consiente todo. Se habla de derechos de los niños, y no se les puede poner un dedo encima. Finalmente, leyes inicuas prohíben una corrección justa y moderada, aunque claro, la cosa viene de muy atrás y la sociedad ya estaba mentalizada. ¿Nos vamos a extrañar de que se hayan disparado la delincuencia, el vandalismo, la drogadicción, el alcoholismo juvenil? Si desde pequeños no se ha corregido a los chavales, si no se les ha querido enseñar a distinguir el bien del mal, si no se les ha dado una formación cristiana, o al menos una moral, si en el colegio se les enseña casi nada y mal, y no se los incentiva a estudiar, porque de todos modos aprueban curso (para que el alumno no pierda la autoestima)...? Los niños, la juventud, son el futuro. Si no cuidamos el futuro, este nos pasará la cuenta. Doy gracias a Dios de haber alcanzado a vivir todavía en una generación en que si mis padres (o los profesores en el colegio) me tenían que dar un cachete, una bofetada o un coscorrón, me lo daban sin ningún problema y sin miedo a que nadie los denunciara. Y nunca nos rompieron un hueso ni perdimos la autoestima. Ya ni los propios padres pueden corregir sanamente a sus hijos, no sea que el monstruo del Estado se los quite por "incompetentes".
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