"Freddy", cuanto más lejos, mejor

Los poderes de Rubalcaba: el amable rostro siniestro del PSOE

No es posible entender el socialismo español sin mencionar a Alfredo Pérez Rubalcaba. Desde que en 1982 ganó Felipe González no ha dejado de estar en los entresijos del poder, en todos. Comenzó en política en los ámbitos relacionados con la educación y, aunque su ambición y proyección han ido en aumento con otro tipo de responsabilidades, nunca ha abandonado del todo el tutelaje del sistema educativo español, consciente de que en las aulas, en los planes de estudio, está el futuro y quien lo controla tiene garantizado el poder.

RAQUEL MARTÍN

Rubalcaba es de los pocos políticos españoles conscientes de que la principal batalla política, gobierne quien gobierne, está en la educación, y para ello siempre se ha empleado a fondo. Fue director de gabinete de la Secretaría de Estado de Universidades, director general de Enseñanza Universitaria, secretario general de Educación, secretario de Estado, hasta llegar a ser ministro de Educación en 1992. Responsable entonces de dos de las leyes más regresivas para la enseñanza española, como la Ley de Reforma Universitaria (LRU) y la LOGSE. Obsesionado por la educación, se ha remangado y ha trabajado duro incluso en esta primera legislatura de Zapatero como portavoz del Grupo Parlamentario en la división y neutralización del frente anti LOE, Ley Orgánica de Educación, con notable éxito por su parte.

Controla y conoce el sistema educativo al dedillo y además se trata de un político que, de la mano de Javier Solana, va penetrando y penetrando en las rendijas del verdadero poder: los servicios de inteligencia. Fue ponente de leyes tan importantes como la ley de control y regulación del Centro Nacional de Inteligencia o la ley de control y censura de internet. Llegó a ser ministro de la Presidencia y portavoz de los últimos gobiernos de González. Encabezó la negativa a que el CESID desclasificara los papeles de los GAL que apuntaban directamente a Felipe González y, durante todos estos años, ha tenido unos contactos privilegiados y fluidos en los servicios de inteligencia, que ha sabido siempre utilizar muy bien.

Reptiles, arácnidos y demás fauna

Ha sido una serpiente cuando ha llegado al poder. Pero también su figura política nos recuerda a un camaleón cuando, tras apoyar como pocos a Joaquín Almunia y José Bono para la secretaría general del partido, más tarde ha conseguido ser la mano derecha del que fuera un auténtico desconocido en el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Siempre cambiando al sol que más calienta, siempre cercano al poder. Pero siempre en aquel segundo plano que no gusta mucho a los políticos ramplones, de medio pelo, pero que saben muy bien aprovechar los inteligentes, como Alfredo Pérez Rubalcaba.

Por seguir con símiles de animales, su trabajo parlamentario en el Congreso ha sido el de la araña infatigable, construyendo su enorme tela en la que van quedándose atrapados todos, los políticos miopes y los proyectos políticos de corto alcance, sin dudar en hacer trampas a los enemigos si fuera necesario. Y como si de una mantis religiosa se tratara, al final devoraba a todo aquel que se interpusiera en su camino.

En el partido siempre se ha comportado como una rata. Medio escondido, beneficiándose de las aguas revueltas, saltando del barco la primera cuando se iba a pique, pero comiendo en los mejores festines cuando las cosas iban bien.

Alfredo Pérez Rubalcaba es un “monstruo” político. Este profesor de química, vinculado a la masonería según eternos rumores de los mentideros políticos, puede que se vaya por motivos de salud y problemas personales o puede que, una vez más, vuelva a resucitar con más vuelo en esta segunda legislatura Zapatero. Con “comando” o sin él, Freddy, como le llaman los más amigos, es un bastión difícil de batir, una pieza complicada de cazar. Cuanto más lejos, mejor.


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