Me sorprende que nadie haya hecho comentario alguno a la lluvia de gilipolleces que han salido de este aquelarre sociata. Son muchas las cuestiones que allí el ZP y sus secuaces han estado pergiñando acerca de cómo joder a España y los españoles más que ayer pero menos que mañana (¡vaya! hoy tengo el día palabrotero, pero ¿cómo se puede uno expresar en castellano recio sin llamar a las cosas por su nombre de verdad?)

Pues bien, entre algunas de las perlas de las que ha soltado el tirano figura que, asumirá la tutela de los católicos españoles... ¡Bendito sea Dios! estamos apañados, él nos va a dar la catequesis, el perdón de los pecados, la eucaristía... y la extrema unción como no le cortemos las alas ya de una vez, pronto y para siempre.
¿Cómo era ese himnillo de autoánimo de la selección de fútbol? ¡Ah! sí, "A por ellos, oh ehhh; a por ellos oh, ehhh..." Cambiemos algo la letrilla y digamos: " A por éste, ¡oh! ¡ehhh!, a por éste ¡oh!, ¡ehhh!..."

Además, ha advertido a la Iglesia (¡ojo al dato!) que los avances laicistas son consecuencias obligadas sobre el carácter laico del Estado.

No me resisto a preguntarme si este tío es un analfabeto, pues aún no ha entendido que no es lo mismo "aconfesional" que "laico". Lo cierto es que no lo es, y bien sabe el maromo lo que resopla. La realidad es que no es más que un tiranuelo que pretende imponernos su totalitarismo de basura y que se le rinda pleitesía: consecuencias obligadas. En algún sitio, hace unas horas nada más, he podido leer que en unas declaraciones a un periodista, le dijo algo así como, "estoy aquí para cambiar el mundo".

Queda abierta la caseta feriante de Tiro al pato.