Juan Luis Vives, escritor en castellano:la confirmación de la verdad

Desde el año 2003 he defendido en tres libros y numerosos artículos que el valenciano más universal, Juan Luis Vives, escribió en castellano varias de las obras más importantes de la literatura española, entre las que se encuentran Diálogo de la lengua y Lazarillo de Tormes. Para la demostración he ofrecido argumentos basados en el pensamiento y en las características lingüísticas de dichas obras. Ahora voy a presentar la confirmación de todo lo expuesto con anterioridad.

La clave de toda la verdad se encuentra en un libro publicado en Valladolid en 1542, Carro de las donas, que es una traducción del Libre de les dones del franciscano Eiximenis. Pero no se trata de una simple traducción, sino que el traductor añadió escritos originales. Llama poderosamente la atención que entre esos añadidos se encuentran cincuenta y nueve párrafos de la obra de Vives De institutione feminae christianae. Ante este hecho sólo caben dos posibilidades: o bien ese añadido lo hizo el propio autor (Vives), o bien otro escritor.

Voy a demostrar que es prácticamente imposible que lo hiciera otro autor, y me baso para ello en la Dedicatoria del libro. En efecto, está dedicado a la reina doña Catalina, esposa de Juan III, rey de Portugal. Hay que recordar aquí que los reyes de Portugal admiraban a Vives, con quien tenían trato epistolar y a quien habían hecho valiosos regalos con motivo de haber dedicado Vives a Juan III su obra magna De disciplinis (1531). Era perfectamente conocido en el mundo intelectual que entre Juan III y Vives existían relaciones estrechas de admiración y de amistad, por lo que ningún autor podía atreverse a dedicar al monarca una obra de otro escritor, especialmente si este era Vives, conocido en toda Europa y, sobre todo, por los reyes de Portugal. En consecuencia, el traductor anónimo de la obra de Eiximenis sólo pudo ser Vives, quien quiso añadir al tratado del franciscano algunas ideas suyas, tomadas de De institutione feminae christianae. En este caso no puede dudarse de que Vives está presente.

Al argumento de la Dedicatoria pueden añadirse bastantes más, que sirven de confirmación plena. Expondré solamente cuatro, por considerar que son suficientes. El primero se deduce de la inclusión en el libro de una biografía del papa Adriano VI. La pregunta es obvia: ¿quién mejor que Vives podía escribirla? Nadie, porque Vives fue amigo del papa, a quien dedicó una extensa carta, incluida en su obra De Europae dissidis et Republica.

El segundo argumento se basa en la inclusión de una biografía de la reina Isabel la Católica y de sus hijas. La pregunta es la misma: ¿quién mejor que Vives podía escribirla? Nadie, porque la incluyó también en su De institutione feminae christianae, y porque tuvo un trato directo con una de sus hijas, Catalina, la esposa de Enrique VIII, quien en sus largas conversaciones durante cinco años contaría a Vives muchas intimidades de su madre y de sus hermanas.

El tercero tiene su fundamentación en las enfermedades del traductor, quien en cuatro pasajes afirma que está enfermo. ¿A quién conviene mejor que a Vives la queja por enfermedades? A nadie, porque en su Epistolario hay nada menos que dieciséis cartas con alusiones a sus enfermedades.

El cuarto está íntimamente relacionado con las enfermedades del anterior. En efecto, el traductor anónimo da gracias a Dios por haberle permitido terminar la obra a pesar de las enfermedades. Además añadió un quinto libro de su cosecha sobre la preparación para la muerte. Como la traducción fue hecha en 1539, ¿quién estaba a las puertas de la muerte? Sin ninguna duda Vives, quien murió el 6 de mayo de 1540. Por tanto, la preparación para la muerte incluida en el Carro de las donas es la preparación que Vives escribió para su muerte. Ahí se encuentra su verdadero testamento espiritual.

Conclusión: Alguien podrá decir que alguno de los argumentos expuestos puede aplicarse a otro autor, pero lo que es indudable es que el conjunto de los mismos sólo puede aplicarse a Vives. Es, por tanto, el momento para que Valencia reconozca en Vives al mejor escritor en lengua castellana después de Cervantes. Es una gloria que nadie le podrá arrebatar.

http://www.lasprovincias.es/valencia...-20080708.html