Como es de esperar, en una situación en la que la economía nacional va a entrar en recesión y de seguir así con las medidas, por llamarlas de algún modo, de un gobierno tercermundista de incapaces e ineptos absolutos y corruptos, (ya veremos si no entramos también en bancarrota en un año o menos), en esta situación, ya digo, lo importante en el consejo de miembros y miembras, de este cónclave semanal de zafios y zafias vestiditos de Vogue, no había en la Orden del día nada mejor que decidir que seguir quitando símbolos franquistas.

Lo más grave del asunto no es ya que se quieran borrar 40 años de la Historia de España, etapa histórica en la que este engendro político no existió, afortunadamente, y que pretenden rellenar a base de memorias histéricas, para enlazar con su asquerosa y genocida república.

Pues como digo, lo más grave es que tales símbolos franquistas no son los de Franco, sino una interpretación de la católica Águila de San Juan, Escudo instituido por SSMM Los Reyes Católicos D. Fernando y Dña Isabel. Escudo, por otro lado mancillado, que figura en la portada del texto oficial de la Constitución que editó el mismísimo Congreso de los Diputados.

La intención, que no se basa en la ignorancia pues bastante saben lo que hacen estos neobárbaros, no es sólo la de borrar de la memoria colectiva nacional una etapa histórica, sino que forma parte del proceso de destrucción de España a base de desmontarla y que emprendieron cuando, ganando gracias a los muertos, se instalaron en el Poder. Pero el ejercicio de éste no es gratuito y ya llegará la hora, ya llegará el momento de rendir cuentas y el hecho es que la memoria popular también es selectiva.