En un editorial de ese panfleto que es "El País", en la fecha de ayer un miserable a cuenta de la colocación de una placa-homenaje en el portal de la casa natal de la Hermana Maravillas, --antes de que ésta fuera usurpada para uso de esa plaga bíblica que son los políticos--, ha vomitado algo así como que dicha Santa hubiera disfrutado más entregada sexualmente a un pelotón de cerdos sudorosos disfrazados de uniformes. No me cabe duda que hay dos individuos que hubiesen disfrutado más todavía: el maricón que ha vomitado eso y que sin duda se excitó mientras escribía su coprolítica y vesánica felonía, ¡ya hay que ser mierda!, y la puta de su madre.