A cuestas con la nueva aberración abortista
Se sorprenden "algunos/as" de que la Iglesia de vez en cuando, -hay que reconocer que muchas menos de las deseadas-, tenga algún arranque de coraje. La campaña contra la futura ley de ampliación del asesinato de inocentes, que se le ha ocurrido a la personaja que es esta miembra del desgobierno zapateril, ha tenido una al parecer contundente respuesta.
Es acertada la campaña, y se nota en que hay una excesiva sensiblería hacia la especie del lince ibérico (cuyo control para que no desaparezca está más que asegurado), pero una indiferencia helada y monstruosa hacia el ser más inocente del mundo: el no nacido.
Así, tenemos la desgracia de tener que soportar y aguantar las soflamas de personajos y personajas siniestros por demás, acerca de esta cuestión. Hace falta chulería barriobajera para que el mal llamado y peor colocado ministro de sanidad (con minúsculas, no me da la gana hacerlo de otro modo), de cuyo nombre no me quiero ni acordar, dé por supuesto que el debate sobre el aborto esté cerrado. Hay que ser mentecato y chulangano para suponer esto cuando somos muchos los millones que estamos "ab-so-lu-ta-men-te" en contra de semejante genocidio. De modo que, en cuanto surja la más mínima oportunidad semejante aberración legal, pero inmoral, se va a ir al retrete más cercano.
Igualmente infumable es ese individuo, periodista él, llamado Enric Sopena que no pierde comba para recordar a la Inquisición, mientras olvida deliberadamente los 150 millones de asesinados por la izquierda marxista en el mundo y que siguen clamando justicia, las tiranías instauradas por decenios en tantos países, o las persecuciones contra el cristianismo, empezando por el propio Jesucristo, desde los tiempos de Judea. Y esto por citar algunos ejemplos y no extenderme demasiado.
Más "simpática" es la reacción de Magdalena Álvarez I, llamada "La Irresponsable". Pero es que el cociente tampoco da para más, ¡qué se le va a hacer! y así, con su gracejo peculiar, tartajeando a causa de tener la boca siempre llena de garbanzos, ha afirmado que la campaña de la Iglesia contra el aborto devalúa al lince. ¡Toma castañas! ahora va a resultar que el pobre bichejo se va a convertir en un gato callejero "vulgaribus asilvestradus". Lo cierto, lo realmente cierto, lo tristísimamente cierto, es que la que está devaluadísima es España y todo gracias a las acciones de la troupé zapateril.
Y para rematar la faena y que la cosa no quede sin puntada final, Aidita, la niñita miembra de Zetapín, a la que éste tiene en su ministerio de juguete, en el de la señorita pepis, en expresión de Fedeguico, ha pedido a las cofradías de Semana Santa que "no mezclen religión con política.
Y es que esta pobre niñata no entiende que un católico no puede serlo únicamente los domingos y fiestas de guardar para ir a misa: "como hoy es domingo me voy a poner el traje de católico". Aún no ha entendido, y ya lleva tiempo en este mundo la moza, que un católico lo es todos los días del año y las 24 horas del día. Por tanto, afirmar o pedir que no se mezcle la política con la religión es una solemne gilipollez, sencillamente, un católico ha de conducirse y comportarse continuamente como lo que es, no se puede ser "laicista" durante la semana y católico los domingos.
Este es un pequeño muestrario de lo que tiene en la sesera esta gentuza que dice gobernar España, pero lo que me asombra es que los españoles no los hayamos puesto ya en el único lugar posible para ellos. Tal hecho me hace dudar entre que una buena parte de "ese pueblo", o es tan sinvergüenza como sus representantes, o está constituido por una buena proporción de tarados, o por ambas cosas al tiempo.
Última edición por Valmadian; 22/03/2009 a las 19:54
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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