La lentitud en la tramitación de sus expedientes o la falta de respuesta para determinados casos provocan que la estancia de los inmigrantes en el centro de acogida de Ceuta se prolongue en más de un año
Rafael Peña
Ceuta- El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta ha sobrepasado en las últimas semanas su límite de ocupación, al tener a más de 600 inmigrantes para un recinto de 512 plazas, con personas que llevan cerca de un año a la espera de poder salir hacia la península.
La inmigración irregular suele tener, en muchas ocasiones, historias muy pintorescas, algunas de ellas derivadas de la lentitud en la tramitación burocrática o de la falta de respuesta para casos concretos de inmigrantes que han entrado irregularmente desde Marruecos.
Una de estas historias está protagonizada por el joven africano Amadou Dani, un inmigrante que en la madrugada del 29 de septiembre de 2005 formó parte de la avalancha de más de 600 inmigrantes en el paso fronterizo.
Acompañado por varios amigos y con una escalera en la mano, Amadou Dani, natural de Guinea Bissau, no se lo pensó dos veces y afrontó el reto de saltar la valla que separaba Marruecos de Ceuta, con la suerte de conseguir entrar, mientras otros compañeros se quedaban en el intento.
Casi un año después, Amadou Dani todavía permanece en Ceuta junto a otros 14 subsaharianos más que esa noche fueron los protagonistas directos del asalto al vallado, en el que fallecieron cinco personas.
Objetivo cumplido
En una entrevista con Efe, el joven, que en este tiempo ha aprendido a hablar español, cuenta que todavía recuerda esa noche, «fue triste, pero al mismo tiempo siento alegría porque conseguí mi objetivo de saltar la valla».
El africano, que dice ser aficionado al fútbol, asegura que en Ceuta «se vive bien porque estamos bien tratados pero yo quiero ir a la península, bien a Madrid, Barcelona o Valencia, pero no sé que pasa con mi situación personal».
A la espera de obtener el permiso de residencia para poder cruzar el Estrecho de Gibraltar, el joven afirma que se entretiene «como puede» y que comparte habitación con personas de Bangladesh «ya que ahora hay pocos africanos en el recinto». Los africanos, dice con una sonrisa, optan ahora por los viajes en cayucos a Canarias.
El caso de Amadou Dani es uno de los cientos que se pueden encontrar en el CETI, un recinto calificado como «modélico» por las autoridades de Ceuta, donde los inmigrantes están bien atendidos a pesar de la masificación y en el que más del 70 por ciento de acogidos proceden ahora de Bangladesh, Pakistán o India.
La próxima semana hará un año del asalto masivo al vallado fronterizo de Ceuta y en la ciudad todavía hay personas como Amadou Dani que pueden contar lo que pasó aquella madrugada de tan triste recuerdo.
El buen ambiente reinante entre las fuerzas de seguridad y los inmigrantes del CETI se plasmó en un encuentro de fútbol sala celebrado el pasado sábado.
Confraternización
La «excusa» ha sido el inicio de los actos conmemorativos del Patrón de la Policía Nacional, los Santos Ángeles Custodios, y los agentes se han trasladado al patio de deportes del CETI para jugar un partido con los residentes.
Durante el acontecimiento había una imagen de alegría, la de una inmigrante subsahariana que acababa de obtener el permiso de residencia en España. Con su bebé en brazos, la joven comunicaba la noticia a sus familiares a través del teléfono entre gritos de alegría, casi los mismos que se oían en las inmediaciones de la pista polideportiva, donde decenas de inmigrantes esperaban el inicio del partido.
Un combinado de siete agentes de la Policía Nacional, entre ellos una mujer, se enfrentaba a un equipo del CETI compuesto por tres inmigrantes de Nigeria, tres de Argelia, dos de Bangladesh y uno de Guinea Bissau, además de un vigilante del recinto -Mohamed- y un encargado de la limpieza -Abdelasis-.
El árbitro fue el joven ceutí Dris Ahmed, de 18 años, quien era el encargado de explicar las reglas a los integrantes de los dos equipos, que decidieron jugar media hora cada periodo, entre los gritos de apoyo de un público entregado.
Farud, un argelino de 22 años, explicó que había entrado en Ceuta hace cinco meses camuflándose por la frontera y que su objetivo es llegar hasta Valencia para estar con unos amigos que residen en esta comunidad. Farud, que no marcó ningún gol, aseguró que tiene «muchas ganas por salir de Ceuta», pero que todavía debe esperar.
Con las gradas repletas, principalmente de asiáticos, el saque de honor fue protagonizado por el director del CETI, Valeriano Hoyos, quien estuvo acompañado por el director del área de Trabajo de la Delegación del Gobierno, Javier Martínez, y la directora de la Oficina de Extranjería, Salvadora Mateos.
Los goles, las celebraciones curiosas y el público bullicioso ofrecían un emocionado color al partido, en el que el argelino Yussef se convirtió en el máximo realizador con 6 tantos y el portero nigeriano Amunike fue designado el mejor jugador. Aunque el resultado era lo de menos, ganaron los inmigrantes por 15 goles a 11.
www.larazon.es
Vita hominis brevis:ideo honesta mors est immortalitas
Que no me abandone la Fe,cuando toque a bayoneta,que en tres días sitiamos Madridy en otros quince la capital, Lisboa.
Sic Semper Tyrannis
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores