INTELECTUALES ESPAÑOLES, APOLOGISTAS DEL ISLAM


Eugenio Trías, el que reconoce a Mahoma como profeta

Los intelectuales occidentales, en su gran mayoría, no sólo son cómplices silenciosos de la islamización de Europa. Son también agentes activos de la misma, profesen o no -abierta o encubiertamente- el Islam. El Islam que avanza -ese "islam" que crece amenazante en nuestro suelo, y que, por mucho que Tiay Tatary quiera engañarnos, diciendo que significa "paz", significa y es "SUMISIÓN".

Así se expresaba el filosocialista sirio, intruso en España y guía de la mezquita de Abu-Bakr (que ocupa suelo español): "Islam quiere decir paz" -decía Tiay Tatary en una entrevista concedida a la revista MUY HISTORIA, Núm. 26, año 2009, pág. 22. Y no, Islam no significa "paz", significa otra cosa que Tatary se la calla: "La palabra misma islam se traduce del árabe como "sumisión" u obediencia" (a la voluntad y las leyes de Alá establecidas en el Corán), y la palabra "musulmán", que tiene la misma raíz en árabe significa "la persona o cosa que obedece la ley de Alá"." ("¿Qué es el Islam?", Chris Horrie y Peter Chippindale, Alianza Editorial, Madrid, 1990.)

Algunos "intelectuales" españoles están desarrollando una inusitada actividad pro-islámica que ellos presentan como meritoria prueba de su talante tolerante. Vamos a presentar a alguno de ellos, para que nuestros lectores sepan a qué atenerse con respecto a cada uno. De ese modo, el lector se evitará el ingrato sinsabor de sufrir el camelo, el fraude intelectual, que supone dar crédito a las fábulas sobre un "islam" falseado: ese del que hacen propaganda, justificándolo y proponiendo su establecimiento, cuando de algo tan serio como es el islam estamos hablando: algo que, de implantarse en España (Dios no lo permita nunca), supondría la destrucción radical de España. Por eso -por afán de destruirla- será que los socialistas y todos sus tentáculos, se empeñan en promocionar el islam.

Imágenes del atentado -supuestamente islámico- del 11-M

EUGENIO TRÍAS Y SU SHAHADA (PROFESIÓN DE FE MAHOMETANA) FILOSÓFICA

Un árabe -al parecer, según se afirma- le preguntó a Eugenio Trías la opinión que le merecía el islam, aprovechando uno de esos encuentros digitales de EL MUNDO:
"Soy de los pocos que he dado mi opinión en un sentido distinto del que suele ser habitual, cosa que pueden comprobar si leen mi libro principal de filosofía de la religión, "La edad del espíritu", donde consagro una atención extraordinariamente cuidadosa a la filosofía y a la espiritualidad islámica. Y hace menos de dos meses escribí un texto titulado "El Islam espiritual" en las páginas de Opinión de El Mundo donde reflexionaba sobre la necesidad de acercarse al Islam de una manera abierta y de rescatar los valores más notables de su espiritualidad."
En otra ocasión nos hemos referido a Eugenio Trías, para corregirle su "libro principal de filosofía de la religión", "La edad del espíritu". En aquel lugar (pinche aquí) le enmendábamos un error histórico que cometía el filósofo catalán en la susodicha obra. Recordémoslo con las palabras textuales con las que lo hacíamos: "Digamos que Eugenio Trías se equivoca cuando escribe, a tenor de "La ciudad de Dios", que: "En los tiempos apocalípticos en que Agustín escribe, tras el saqueo de Roma por parte de Odoacro..."; por simple atención cronológica es un disparate atribuir a Odoacro el saqueo que impelió al Obispo de Hipona a escribir "La Ciudad de Dios": Odoacro nació el año 435 y murió en 493; el saqueo de Roma que conmocionó a San Agustín se produjo en 410. No estaría mal que un profesor de Filosofía de su talla corrigiera este anacronismo que, a buen seguro, no perdonaría él corrigiendo a sus alumnos." (LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS.)

Una golondrina no hace verano, dirían los más indulgentes. Pero -pensamos- el problema no es tener un desliz en un dato histórico (todos nos podemos equivocar); el problema es disparatarse, como le ocurre a Eugenio Trías en lo concerniente a su "estudio" del islam, estudio del que afirma que constituye: una "atención extraordinariamente cuidadosa a la filosofía y a la espiritualidad islámica". Después de leer atentamente su libro "La edad del espíritu", nosotros pensamos que Eugenio Trías realiza en él una apología del islam cuya raíz es el pensamiento gnóstico en que se mueve dicho filósofo. Pero sepamos algo de Eugenio Trías.

Eugenio Trías Sagnier nació en Barcelona el 31 de agosto de 1942. En su autobiografía "El árbol de la vida" nos cuenta que fue miembro numerario del Opus Dei (o sea, de los que eligen hacer la promesa del celibato), ahí Trías reconoce que, a pesar de haber abandonado el Opus Dei, su paso por la Obra (el Opus Dei) le sirvió para tomar un contacto con la filosofía y, por fin, descubrir su vocación profesional. En 1960 comenzó los estudios de Filosofía en la Universidad de Barcelona, continuándolos en la Universidad de Navarra (Pamplona), y pasando posteriormente por Madrid, Bonn y Colonia. Del Opus Dei, Eugenio Trías pasó al PCE (Partido Comunista de España). Después de una trayectoria docente considerable tanto en Hispanoamérica como en España, en el año 1992 es nombrado profesor de Filosofía en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Actualmente es catedrático de Filosofía de dicha Universidad. Durante el curso 1995-1996 también pasará a dirigir el Institut de Cultura, adscrito a la misma Universidad. Asombra el hecho tan radical de pasar del Opus Dei al PCE. Pero, todo sea dicho con benevolencia, no vamos a juzgarlo por esa mutación tan radical. Y además, el mismo Trías reconoce que su paso por el PCE fue como "el teatro del absurdo".

La edad que nos espera... Si no reaccionamos, no será precisamente la Edad del Espíritu

LA EDAD DEL ESPÍRITU... PERO NO DEL ESPÍRITU SANTO

Pero entremos en materia. "La edad del espíritu" es uno de los libros más ambiciosos de Trías. No nos duelen prendas reconocerlo. Él mismo lo ha calificado como libro de "Filosofía de la Religión". El libro constituye una interpretación que se muestra muy deudora de un esquema progresista. En virtud de ese esquema progresista, el recorrido que Trías realiza a lo largo de la Historia de las Religiones viene a concluir que toda religión supera a la anterior, por lo que el islam -según Trías- sería una superación que gana en excelencia al cristianismo. Con entusiasmo casi poético así nos presenta la aparición del islam:

"En él sólo subsiste el Dios Uno y Único, sin asociación, sin imposturas trinitarias, sin hipóstasis; frente a él, con los brazos levantados, con el oído atento y con el cálamo y la tablilla preparada, el oidor, el memorialista, el gran Testigo Profético de la revelación, cuyo nombre es Muhammad. Y entre Dios y el profeta, el Libro Santo, que desciende del cielo, escrito por Dios en lengua árabe. Muhammad es el transmisor de la revelación divina. La sabiduría de Dios es el verdadero cálamo que escribe el texto sobre la tablilla".

Después de esta presentación, tendremos que pensar que Trías se ha convertido al islam o bien pensaremos que toda la puesta en escena de esta pomposa presentación del islam no es otra cosa que vana retórica con alharacas. Si alguien habla así del islam y así alaba a aquel a quien llama "Testigo Profético" (esto es: Mahoma) no entendemos a qué espera para profesar la religión mahometana. Pero, independientemente de eso, vayamos al párrafo de marras del filósofo que fabla pomposo de la "Pompeu Fabra", el que hemos reproducido.

Lo que nos está diciendo Trías es que frente al cristianismo (considerado por el filósofo barcelonés como una "impostura trinitaria") se alza el profeta del Alcorán. Y otra vez, como le pasó con Odoacro (véase más arriba), Trías patina: nos pinta con tonos de epopeya a un Mahoma "con los brazos levantados, con el oído atento y con el cálamo y la tablilla preparada, el oidor, el memorialista, el gran Testigo Profético". Como si Trías hubiera estado allí, o quisiera que nos imagináramos al receptor del Corán. Pero, en honor a la verdad, por lo que se sabe de las circunstancias de Mahoma habría que tener en cuenta que, de imaginárnoslo, tendríamos que pensar que en todo caso Mahoma se quedaría con los brazos levantados y no con el cálamo y la tablilla, dado que Mahoma era analfabeto.
"Mahoma era analfabeto, de forma que repetía cada revelación después de haberla recibido. Algunas de ellas se escribían en lo que más a mano hubiera, fuese pergamino u hojas de palmera o huesos de animales, pero en su mayor parte, conforme a la tradición de la época, se aprendían de memoria".
("¿Qué es el islam?", Chris Horrie y Peter Chippindale, Alianza Editorial, Madrid, 1990, pág. 29).

Así que, Don Eugenio Trías... Menos lobos. Puede usted, Don Eugenio, sosegarse y moderarse en su adoración por Mahoma que, todo sea dicho, no escribió el Corán... Lo recitaba de memoria y otros, aquellos que lo secundaron, vinieron a registrar el Alcorán después. Pero no puede ser, Don Eugenio se ha embalado y su devoción musulmana le lleva a afirmar:

"Y entre Dios y el profeta, el Libro Santo, que desciende del cielo, escrito por Dios en lengua árabe. Muhammad es el transmisor de la revelación divina. La sabiduría de Dios es el verdadero cálamo que escribe el texto sobre la tablilla".

No podemos confirmar su pertenencia al islam, pero dicho lo de ahí arriba hemos de preguntarnos otra vez: ¿Es Eugenio Trías musulmán, cripto-musulmán o... simplemente actúa como un actor, interpreta como un histrión cuando gasta ese fervorín por Alá, el Corán y Mahoma?

Decir eso que dice Trías es, con más florituras y en castellano, hacer lo que llaman los musulmanes la "Shahada" que se recita en árabe y constituye el Credo islámico: "No hay más Dios que Alá; y Mahoma es su profeta". Y, analizando ese párrafo, Trías ha declarado haberse convertido al islam... O es que nos está tomando el pelo. Trías ha realizado, en esas páginas de "La edad del espíritu" su Shahada, sin que le falte nada: lo que de la "Shahada" se hace llamar la "kalima" [No hay más Dios que Alá] que es la profesión de la unidad divina (sin "imposturas trinitarias": "En él sólo subsiste el Dios Uno y Único, sin asociación, sin imposturas trinitarias, sin hipóstasis", escribía Trías). Y lo que de la "Shahada" se viene a llamar la "risalla" [y Mahoma es su profeta]: la aceptación de Mahoma como profeta. Así dice Trías, volvemos a repetirlo: "Y entre Dios y el profeta, el Libro Santo, que desciende del cielo, escrito por Dios en lengua árabe. Muhammad es el transmisor de la revelación divina. La sabiduría de Dios es el verdadero cálamo que escribe el texto sobre la tablilla".

Volvemos a repetir: ignoramos si Trías se ha convertido al islam, pues de quien fue del Opus Dei y luego del PCE podemos esperarlo. Tampoco nos quita el sueño que lo haya hecho. Pero sin que tenga que importarnos mucho la cuestión: que Trías haga lo que quiera con su fe -si es que la tiene... Lo que nos importa a nosotros es algo de otra índole, de índole intelectual:

¿Qué es lo que ha llevado a Eugenio Trías a emitir estas alabanzas para el islam y Mahoma? Creemos que, siguiendo las pesquisas filosóficas que hemos hecho, podemos decir que Trías ha llegado a esa concepción tan benevolente del islam, siguiendo la misma vía que todos los gnósticos del siglo XIX y XX: el francés René Guénon (convertido al islam con el nombre de Abd al-Wâhid Yahyâ) o el suizo Frithjof Schuon (convertido al islam con el de Sheikh Issa Nureddin Ahmad al-Shadhili al-Darqawi al-Alawi al- Maryami)son ejemplos de lo que decimos. Es la gnosis -el supuesto conocimiento secreto y oculto- la que lleva a Trías a ese paroxismo que acaba convirtiendo al islam en la religión más perfecta de todas, pretendiéndose superación de todas las revelaciones anteriores a la de Mahoma (con el consecuente rebajamiento del cristianismo, la negación de la divinidad de Cristo y la fundación divina de la Iglesia). Fue la gnosis la que condujo a la mezquita a Guénon y a Schuon.

Hasta donde nosotros sabemos, a Eugenio Trías la gnosis no lo lleva a otra parte que al aulario de la Pompeu Fabra, para que sus alumnos le escuchen estas profesiones de fe coránica que tan desgraciados pueden hacernos.

Maestro Gelimer


LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS: INTELECTUALES ESPAÑOLES, APOLOGISTAS DEL ISLAM