Modas liberales (I)
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Decía un correligionario en este cuaderno de bitácora del carlismo andaluz que Blas Infante y su esperpéntica “doctrina” no debería ser objeto de nuestra atención. Vive Dios que tiene razón. Mas así como es cierto que muy poco ha calado, también es cierto que si día de hoy uno muestra lógica repugnancia frente al trapo de regusto islamista con el ridículo escudo del domador que pisotea el blasón gaditano, automáticamente es tachado de “antiandaluz” por tirios y troyanos. Y un servidor, por cuyas venas fluye sangre del Aljarafe, la Campiña y la Sierra Sur desde sus más remotos tatarabuelos, está ya hasta allí donde dijimos de eso.
Pulula por los liberales una moda, sobre todo de algunos que escriben en “ABC”: Balbucear que Blas Infante fue un “hombre bueno”, algo muy en boga de Manuel Pimentel, el ex ministro de Aznar. Curioso es que el pueblo andaluz en su día no se diera cuenta de la unánime bondad del susodicho, pues nuestro paisanaje jamás le mostró ni la más mínima adhesión. ¡Cosas de la memoria histórica! No son malos escritores, pero caen en estultas modas profiriendo consignas huecas sin la más mínima reflexión.
Un hombre que mentía sobre la gloriosa y libertadora Reconquista, echándole nada más y nada menos que la culpa del latifundio -olvidando la brutal desamortización, otra cosa de liberales- no fue un hombre bueno. Un hombre que mentía sobre los orígenes de Andalucía, queriéndonos esclavos de un despotismo mahomético, mientras nunca defendió nuestro papel y ligazón hacia Canarias y América, no fue un hombre bueno. Cuando España se desangraba en las peñas del Rif, allá que iba a congraciarse con los descendientes del tirano Al Mutamid, tirano que fue finiquitado por sus propios correligionarios en las cárceles de Marrakech. En todo caso abanderó una mediocre y pedante “mitificación”, politiqueando un romanticismo extranjero de cuentos exóticos que nunca conoció de veras nuestra tierra. En muchos países que los liberales dicen adorar hubiera sido considerado como traidor a la patria (y recuerdo que este “hombre bueno” fue el que hablaba de entregarnos a Marruecos), acá nos lo convierten en padrecito, sin que protesten por tal exabrupto totalitario.
Entérense de una vez, liberales: Si los musulmanes reivindican con tanto ardor a Infante y Pérez de Vargas (Sí, dejen de mutilarle a lo freudiano su reconquistador apellido) no es porque fuera “útil”, sino porque era miembro de la umma. Blas Infante apostató de la fe católica para convertirse al islam, habiendo también pululado por la masonería. ¿Un hombre bueno? ¡Válgame Dios! Dejen de ideologizar en el salón con witizianismos de opereta, buenismos de Rousseau y utopías de autonosuyas pejigueras y acudan a la verdad. O si no, luego déjense de farisaicas quejaderas, caramba.
Marquês de Almedina
Etiquetas: andalucismo, Blas Infante, liberales, Pimentel
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