Re: Mayo del 68 o el triunfo del Ego
¡Malvados judíos de la satánica Escuela de Frankfurt!
¡Cómo detesto esa inmundicia del mayo del 68, como detesto a los hippies, a la droga, al feminismo, al homosexualismo, a la revolución sexual y al pacifismo político!
...la emotividad tomó el poder y asistimos al desarrollo de corrientes de pensamiento puramente delirantes…que a día de hoy rigen las corrientes generales.
Otra cosa que detesto es el sentimentalismo barato y la sensiblería. Lamentablemente hoy está repleto de "cristianos" súper-sensibles, amariconados, políticamente correctos, pacifistas...
Ahora, el problema no empezó en el mayo del 68; los padres de esos jóvenes eran muy blandos y no supieron criar a sus hijos con firmeza. Hoy está repleto de padres blandos que dejan hacer a sus hijos todo lo que quieran. No quieren ejercer la autoridad.
Yo cuando tenga mi propia familia, mi mujer e hijos, no dudaré en ejercer mi legítima autoridad, poniendo límites, para que mis hijos no se conviertan en izquierdistas drogados y maricones.
Está bien ser pacífico, yo soy pacífico, pero NO pacifista. Por eso mi estilo de escritura es agresivo; a mí me gusta un cristianismo “agresivo”, frontal, polemista, que diga la verdad sin titubear, que verdaderamente defienda a Cristo y su Iglesia. Los pseudo-cristianos (protestantes y muchos católicos modernistas) son muy tolerantes, democráticos, no discriminadores, pacifistas y con eso creen erróneamente que sirven a Cristo, pero NO es así. Dios no necesita maricones que quieran quedar bien con el mundo, sino soldados que estén dispuestos al sacrificio por la Causa; por eso hay que incentivar una nueva juventud tradicionalista, jóvenes que no los importe tres pepinos contentar al mundo, sino simplemente servir a Dios. Los jóvenes tienen que alejarse de la droga, de las apuestas, del vicio sexual, del libertinaje, del marxismo cultural, de las "músicas" modernas y sus "bailes" degenerados; tienen que alejarse del hedonismo, tienen que dejar de creer que la juventud sirve para divertirse. ¡No!, la juventud no es para divertirse, sino para cometer actos extremistas de heroicidad y sólo los héroes extremistas están dispuestos al sacrificio por la Causa.
Los muchachos del 68, no se daban cuenta de que "luchaban" por destruir lo poco que iba quedando en pie de la Civilización Cristiana; lo que ellos hicieron es algo terrible y por eso ahora el mundo necesita de una nueva generación de jóvenes, que regeneren a la sociedad contemporánea. Yo espero que las próximas generaciones sean jóvenes más católicos, más diestros, más extremistas, más espirituales y que estén dispuestos a dejar de lado sus intereses mundanos de diversión, para dedicarse a una Causa superior. De lo que depende de mí, yo he dado ese paso; yo nunca caí en la droga ni en la inmundicia de la degeneración sexual; es verdad, que por un tiempo dejé de practicar la religión (durante la secundaria), aunque nunca dejé de creer ni de orar, pero yo quiero dedicar mi vida a luchar por la Iglesia, no siendo cura (porque no tengo vocación para eso, que es algo que respeto muchísimo), como algunos piensan, sino que desde mi posición de fiel laico, dedique todas mis buenas acciones para la mayor gloria de Dios.
A mí no me gusta la violencia y siempre he sido pacífico, pero si es necesario usar la violencia para defender al bien, lo haré. ¡Vivan las Cruzadas! ¡Viva la Santa Violencia!
Última edición por Nicus; 16/08/2011 a las 06:21
Razón: Agrandar letra
“Es ésta nuestra finalidad, nuestro gran ideal. Caminamos para la civilización católica que podrá nacer de los escombros del mundo de hoy, como de los escombros del mundo romano nació la civilización medieval. Caminamos para la conquista de este ideal, con el coraje, la perseverancia, la resolución de enfrentar y vencer todos los obstáculos, con que los Cruzados marcharon sobre Jerusalén. Porque si nuestros mayores supieron morir para reconquistar el Sepulcro de Cristo, ¿cómo no vamos a querer nosotros —hijos de la Iglesia como ellos— luchar y morir para restaurar algo que vale infinitamente más que el preciosísimo Sepulcro del Salvador, es decir, su reinado sobre las almas y sobre la sociedad, que Él creó y salvó para amarlo eternamente?”.
Plinio Corrêa de Oliveira.
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