SOBRE EL OSTRACISMO
EL OSTRACISMO TAMBIÉN ES TUYO, DEMOCRACIA
Con frecuencia, los demócratas -así tienen el gusto de llamarse algunos- nos recuerdan que en Grecia nació la democracia. Lo que no nos recuerdan son los abusos de la democracia griega: el sicofantismo y el ostracismo, pongo por ejemplos. El sicofantismo es el chivatazo institucionalizado, el correveidile a sueldo, el miserable que sería capaz de acusar a su padre por unas monedas.
OSTRACISMO
Como el sicofantismo, otro de los más inveterados usos de la democracia ateniense fue el "ostracismo".
Aristóteles atribuye a Clístenes la primera ley sobre ostracismo, aunque puede remontarse al año 488 a. C. El ostracismo se decidía por votación popular. Cada ciudadano empleaba un pedazo de vasija rota, tejo ("óstraka", en griego) donde escribía el nombre del ciudadano al que creía que había que desterrar de la ciudad-estado. Los dirigentes de la ciudad (llamados "arcontes") hacían un cómputo y, en caso de contarse 6.000 tejos, se procedía a separar los nombres y aquel ciudadano cuyo nombre se repitiera más, se le desterraba por diez años tras publicarlo.
El procedimiento del "ostracismo" griego era consustancial a la democracia, pues no se toleraba que nadie destacara de entre la masa ciudadana. Aristóteles nos lo explica, como es costumbre suya, con una magnífica precisión:
"Por esta causa precisamente las ciudades democráticas establecen el ostracismo. Éstas, en efecto, parecen perseguir la igualdad por encima de todo; de modo que a los que parecían sobresalir en poder por su riqueza o por sus muchas relaciones o por cualquier otra fuerza política los ostraquizaban y los desterraban de la ciudad por un tiempo determinado."Para el Estagirita, el ostracismo "tiene en cierto modo la misma eficacia, por eliminar y desterrar a los que sobresalen." Piensa también Aristóteles que todos los tipos de gobierno pueden emplear el "ostracismo"... Y, en efecto, aunque fue descubierto por la democracia, hemos de decir que, convenientemente reformando el sistema por el cual se ha de declarar en ostracismo a alguien, el ostracismo es muy conveniente para impedir que, por ejemplo, los enemigos ocupen una posición directiva en la opinión pública (p. ej. a través de un Consejo Responsable de "ostraquizar").
Lo que llama la atención es que el ostracismo forma parte del patrimonio más antiguo de este sistema democrático que tanto presume de libertades y tanto se pregona a sí mismo como portador de todos los valores positivos. Pero de esta herencia a los demócratas (aunque la emplean a diestra y siniestra) no les agrada hablar.
Nadie -con un mínimo de inteligencia- puede dudar que el ostracismo haya pasado de moda, pues desde los antiguos griegos a hoy no ha dejado de funcionar. De un modo más sutil, el ostracismo sigue estando entre nosotros, cuando se silencia la labor intelectual, científica, artística (en definitiva, cultural) de cualquier persona "non grata" a los grupos de poder. Como no vivimos en una democracia auténtica, sino en una oligarquía oculta de signo plutocrático, el ostracismo se hace bajo otras formas (ya no se emplean las tejas), pero sí que es archisabido que a los personajes incómodos -inconvenientes por lo que pueden escribir o decir- se les niega el paso a los circuitos editoriales, a los periódicos o a los grandes medios de comunicación (intoxicación) de masas. Lo sabemos de buena tinta.
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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