La cuestión dinástica no es accidental




El Carlismo es mas trascendental, va mas allá de la defensa de una cuestión dinástica, ni aun siquiera una defensa de una forma de gobierno; es una defensa religiosa y social; en una palabra, las bases de la sociedad española.


¿Pero significa eso que las conexiones del Carlismo con su monarquía son cosa accidental, adjetiva, circunstancial o simbólica? No. Lo circunstancial no está adherido a la sustancia, no es esencial, ni estable, ni duradero. Si la cuestión dinástica no afectara a la esencia del Carlismo, entonces se afirmaría que éste persevera y se mantiene en su ser propio, aun cuando se descarte de su monarquía y de aquella persona en la cual tiene esta monarquía su natural y legítima representación. Y eso es un absurdo. La hora en que dejásemos a un lado nuestra monarquía, no seríamos carlistas.

No deja de ser el Carlismo cuestión dinástica jamás, aunque recoja y condense en sí, delante de todo el mundo los fundamentales principios de la única política salvadora. El reconocimiento del poder de los principios católicos que dan firmeza a la Causa, no impide que al propio tiempo reconozcamos aquellas relaciones que ha puesto la Providencia entre el Carlismo y su monarquía, y que estimemos asimismo esas relaciones en lo que valen, aseverando resueltamente y de nuevo, que tocan a la esencia de la comunión monárquico-religiosa.

Un requeté (1886)

EL BANDIDO REALISTA