Re: El culto al cuerpo
Me encanta el gato, el otro es repulsivo y todo lo que le sobra en musculación a base de estrógenos, le falta en neuronas y sinapsis. En mi opinión en el artículo con ser muy acertado, falta algo, que es el afán de consumir por consumir. Da la sensación de que se trata de una nueva patología equivalente a la cleptomanía, pero sin la carga de la conciencia porque si se paga por el objeto. Para el sujeto es posible que el interés esté en lograr la posesión, no en el disfrute o aprovechamiento del objeto. Una vez logrado deja de interesar, o pasa a formar parte de una acumulación innecesaria que se justificaría como coleccionismo, algo muy común hoy en día. Evidentemente, esto no es ajeno al sistema productivo masivo que precisa estar elaborando y vendiendo contínuamente. Y, en ese contexto, también está el culto al cuerpo: balnearios, playas, gimnasios, cremas, pastillas estimulantes, viajes o desplazamientos, aparatos UVA o de musculación, ropa deportiva, deportes elitistas, máquinas de gimnasio que hoy se pueden tener en casa..., cualquier clase de objeto y algo muy importante, en términos de Tolkien: "las huídas". Todo ha de ser joven, siempre joven, se intenta detener el tiempo (como los elfos en la mitología tolkeiniana), huyendo de la decadencia que es la vejez y de la muerte, como si ésta fuese evitable. Y todo por lo mismo con lo que acaba el artículo: no se cree en Dios y tampoco en la vida futura.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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