Pero es que esas directrices de la ONU, que se expresan a la luz del día mediante documentos a los que todo el mundo puede acceder, no entrarían dentro de lo que se conoce como conspiraciones, ya que no hay secretismo. Así por ejemplo, todo el rollo ese de los "derechos sexuales y reproductivos". Son políticas asquerosas que van aprobando los diferentes gobiernos a plena luz del día y que cuentan con el respaldo de buena parte de la población occidental. Por tanto, más que de conspiraciones yo hablaría de políticas oficiales respaldadas por el populacho.
En lo que comenta Martin de Ant de la campaña que hubo cuando se levantaron las excomuniones a los obispos de la HSSPX sí me parece que hay razones para hablar de conspiración. No sabemos quién instigó esa campaña, si elementos judíos, másonicos, ateos o progres, pero lo cierto es que hubo una campaña muy malintencionada. Ahora bien, creo que esa conspiración no es omnipotente ni invencible. Y ése es un punto en el que nos deberíamos separar del pensamiento conspirativo típico. El conspiracionista cree que, se haga lo que se haga, todo forma parte de una conspiración y es inútil resistirse. El conspiracionista cree que ese levantamiento de las excomuniones formaría parte de la conspiración y que Benedicto XVI, junto con el resto de papas de la Iglesia, son de la sociedad secreta de los illuminati.
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