Re: Control social
Estimado Tropo, tal como señala Ennego Ximenis dicha cultura claro que surge de esa red de interrelaciones en todos los aspectos socio-económicos y culturales. El problema está más en la velocidad en la que se autorrecicla continuamente y que en tiempo de Marcuse era mucho más lenta y, por ello, más controlable. Pero antes que H. Marcuse elaborase sus ensayos, Ortega y Gasset ya trataba el problema en La rebelión de las masas -con diferentes prólogos, según el país al que se tradujese-, así como su ensayo España Invertebrada, en la que se destacan los problemas que hoy, ya noventa años después, nos siguen afectando irremediable y, al parecer, irresolublemente. El primer culpable, o el primer responsable, de aceptar acríticamente aquello que le cuentan como verdadero y que lo ata, es el propio sujeto que se deja llevar. El problema, en términos orteguianos, es que el "hombre-masa" es aquel que "está satisfecho", "se encuentra a gusto" con lo que puede lograr y le dan. Bajo semejante premisa es imposible esperar cualquier reacción, cualquier conato de rebeldía, porque está satisfecho con lo que hay. O dicho de otro modo, le importa un comino lo que digan Ortega, Marcuse, Prada o todos nosotros juntos.
El primer problema del hombre actual es que se encuentra esclavo de sí mismo y eso le parece bien. Por tanto significa que es esclavo por libre elección. En diversas ocasiones y sitios yo he definido la esclavitud como "la privación del ser social de un individuo, o de un grupo, por otro individuo u otro grupo de la misma especie." Pero esta definición sólo está dirigida para explicar lo que significa una institución de máximo control social llevado al extremo y aplicada a las sociedades antiguas y esclavistas. En sus términos no está incluido el concepto de esclavitud voluntariamente aceptada a cambio de un "estado o situación de bienestar y seguridad", ni las ideas de esclavitud moral o espiritual, que son las formas modernas.
La esclavitud que nuestras sociedades sufren hoy en día es limitación a cambio de materialidad; alienación por "justiprecio" de esa limitación a cambio de la materialidad de la vida; disminución del sujeto a la hora de buscar y encontrar respuestas, porque no interesa plantearlas y aún menos saber cuales pueden ser esas respuestas; minimalización porque el individuo es menos que el grupo y la célula esencial de la sociedad es la familia, por lo que si se disloca al individuo de su familia ésta se desestructura y cae en la disolución, por eso el individualismo es otra forma de control social.
Las consecuencias inmediatas son ignorancia, por desconocimiento y por ausencia de referentes; pasión, al ceder la razón a los sentidos y éstos conducir los actos de un modo desordenado e irreflexivo; olvido de la procedencia de la sociedad, de su fundamento primero y último; pérdida, que provoca un continuo anhelo de buscar una felicidad imposible que conduce a los peores excesos. Hoy nuestras sociedades están drogadas y alienadas, porque las condiciones en las que se mueven son un círculo irrompible que se autorreproduce continuamente.
Así pues, todas esas fantasías de reptilianos y otras historias para no dormir, no son más que excentricidades de ignorantes, absurdeces delirantes propias de ese hombrecillo-masificado que de algún modo intuye, o ha leído aquí o allá, que algo pasa y es incapaz de creer que no hacen falta alienígenas para encontrar monstruos en nuestro alrededor más inmediato. Hoy la situación se ha agravado, porque se ha acelerado el proceso en progresión geométrica debido a las nuevas tecnologías y las aplicaciones informáticas -intencionadamente mal aplicadas, sea dicho de paso-, en las que el discurso de los derechos a todo conduce precisamente a todo lo contrario.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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