Jasarhez, lejos de mí querer buscar enfrentamiento gratuito, pero considero que los debates pueden ser buenos para encontrar verdades que podían habérsenos escapado o en las que no habíamos caído en la cuenta. Más tratándose de un tema que, por la trascendental importancia que tiene para la Contrarrevolución como es el tema económico-financiero (es decir, la generalización de una estabilidad económica en la población), merece que sea tratado sin miramientos y haciendo abstracción de las personas implicadas.
Digo esto porque, efectivamente, estamos todos de acuerdo en que el principal problema que se planteaba era el de la llamada
cuestión social, esto es, la situación que la Revolución liberal española (haciendo uso de la más terrible de sus armas: el control financiero de la comunidad, al lado de la cual armas revolucionarias como la huelga, el anarcosindicalismo y cualquiera de las otras medidas de los revolucionarios comunistas son un chiste) había provocado deliberadamente la desestabilización de la comunidad política para poder consolidar y asegurar su toma del poder a lo largo de los siglos XIX y primer tercio del XX (desamortizaciones de Mendizábal y Madoz; creación de la Ley Hipotecaria; reformas del C.Comercio y C.C.; centralización de la emisión de moneda y billetes en la entidad privada del Banco de España, etc...), todo ello, por supuesto, bajo la aquiescencia y control de la Finanza Internacional, es decir, del agente principal de la Revolución.
Ahora bien, no podemos confundirnos acerca de las decisiones económicas que se tomaron desde la Cruzada por el Régimen franquista, porque si bien es obvio que el Comunismo no triunfó en nuestro territorio ni Franco quiso en teoría implantar ningun sistema que intentara calcar el de la Unión Soviética, sin embargo en la práctica se implantó un sistema tendentemente totalitario (o simplemente totalitario). No quiero personalizar en este asunto; quiero decir, hago la descripción del sistema económico implantado haciendo abstracción de la figura de Franco: el sistema era (y es) objetivamente totalitario y lo mismo seguiría sosteniendo yo aunque el Rey Javier I hubiera accedido al poder y fuera él mismo el que lo hubiera implantado.
Mientras no se toque el punto fundamental para la solución real del problema social, (esto es, el sistema financiero) todas las medidas que se adopten no dejaran de ser unos meros parches, por bien remendados que estén, los cuales tarde o temprano (más bien temprano) se romperán.
Y bien, ¿por qué digo todo esto? Porque lo único que se hizo fue integrar a los españoles, a lo largo de la década de los ´50, una vez levantado el bloqueo de la ONU, en los Organismos Internacionales mundialistas (por no decir anticristianos, que sería el adjetivo más correcto); entre estos Organismos estan el FMI y el Banco Internacional de Recontrucción y Desarrollo, creados en 1944 en la conferencia de Bretton Woods, con el firme propósito de llevar adelante en todos los países occidentales una misma política económica formulada por Keynes conocida como
pump-priming, consistente en el desarrollo continuo de obras públicas por parte de los Estados con el fin de sumistrar poder adquisitivo a los ciudadanos para poder comprar una pequeña porción de su producción actual-potencial de bienes y servicios, pero al precio de una concentración-centralización bestial de todas las actividades económicas (y no económicas) de los ciudadanos y de generar una Deuda terrible en todos esos países, que los dejaría siempre en manos de los acreedores de la Finanza Internacional.
Esta política objetivamente comunista-totalitaria se reliazó en todos los países del llamado Mundo Occidental simultáneamente. Franco lo que hizo fue "homologarnos con los países de nuestro entorno" en esta misma política de control, una vez que la integración en los Organismos Internacionales quedó completada con el ingreso en 1958 en la FMI y el BIRD antes mencionados. A continuación, comenzó a fluir el crédito proveniente de estas Organizaciones (y del sistema bancario subordinado a ellas), y bajo la dirección de las mismas se llevaron a cabo los consecuentes Planes de Estabilización y los 3 Planes de Desarrollo, ejecutados por personas revolucionarias de la más absoluta confianza para la realización de estas planificaciones, esto es, los famosos tecnócratas. Es dentro de estos Planes en donde se va a desarrollar toda esa política económica del segundo franquismo, incluido el levantamiento de toda la macroestructura de la Seguridad Social.
No voy a explicar aquí los motivos, pero ciertamente la política keynesiana de
pump-priming genera temporalmente un estímulo a toda la actividad económica, permitiendo cierto desarrollo y estabilidad momentánea a la comunidad política (
para más información veáse el testimonio de C.H.Douglas ante el Comité MacMillan), lo cual explicaría esos "logros" del sistema de la seguridad social y, en general, de toda la actividad económica de la comunidad. Pero, y esto es lo que quiero subrayar otra vez, no soluciona el problema fundamental que subyace a la llamada cuestión social, sino que establece un parche provisional que permite que ese problema no emerga temporalmente. Dicho con otras palabras, no es la cura para la enfermedad sino que es un mero paliativo que, ciertamente, hace desaparecer los síntomas de la enfermedad provisionalmente, pero no la cura de raíz. Y todo esto, por supuesto, haciendo abstracción de la finalidad de control centralizador que, a fin de cuentas, está detrás de la consecución de toda esta política económica.
Esto no sólo lo criticaron los tradicionalistas legitimistas de entonces (es decir, los javieristas), sino también los tradicionalistas no legitimistas, como la Revista Verbo, fundada por Eugenio Vegas Latapie y Juan Vallet de Goytisolo (de este último son famosos también sus ensayos acerca de la falsa solución social de la tecnocracia y la planificación, como agentes totalizadores de la sociedad, por ejemplo,
Sociedad de masas y derecho). También son importantes las críticas hechas en los otros países occidentales, que desarrollaban la misma política económica que se seguía en nuestro territorio (el movimiento de La Ciudad Católica en los países francófonos, el movimiento del Crédito Social en los países anglófonos, etc...)
Mientras no se vaya a la raíz de la cuestión social -esto es, el reconocimiento de la existencia en la contabilidad nacional de un beneficio y la capacidad y potestad para monetizarlo en forma de dividendo social para todos y cada uno de los miembros de la comunidad política- no se solucionará el problema y seguiremos siendo pastos del control totalitario de la Finanza Internacional por medio de la llamada Deuda nacional y por medio de todos estos mecanismos centralizadores, innecesarios para solucionar el problema social (como, por ejemplo, toda macroestructura de la Seguridad Social) que se crearon para un mayor control de la sociedad.
Las pseudosoluciones son eso mismo: pseudosoluciones. No debemos dejarnos engañar porque temporalmente hagan desaparecer los efectos perniciosos inherentes al sistema capitalista. Y, repito, esto lo digo con independencia de quién aplicara esa política. Si en lugar de Franco la hubiera implantado el Rey Javier I, la crítica sería la misma (es una cuestión meramente técnica-matemática, con independencia del dirigente que la aplique).
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