10 cosas que nuestros políticos tendrían que aprender de los romanos
BEATRIZ DE ZÚÑIGA | LAS PROVINCIAS 27/02/2015
Democracia, que bonita palabra. A nuestros políticos se les llena la boca utilizándola, sólo había que ver el martes el debate sobre el estado de la nación. Incluso al diputado Baldoví, le cogió algún que otro ‘caloret‘ de escuchar tantas veces el término mal empleado. ¿Tenemos realmente lo que se conocía en Grecia por Democracia? Este vocablo de origen griego y que etimológicamente podría significar algo así como “el poder del pueblo” (demos: pueblo y krátos: poder), tal y como definió Abraham Lincoln es “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Fin de la cita.
Pero no nos engañemos, formas de gobierno absolutamente distintas se han calificado a sí mismas de demócratas, parafraseando a Hobbes, podemos decir que llamamos Democracia a lo que nos gusta. Como los memes, que nos cautivan hasta tal punto que se ha acuñado el término Memecracia , palabra que por cierto, igual define un poco mejor a nuestra forma de organización del Estado, “el poder de los memes“, que no memos.
Lo sé, no podemos comparar a nuestros políticos con lo que en la república romana se conocían como magistrados. Ellos eran mejores. Estos 10 puntos te demostrarán por qué antaño se podía hablar de la “erótica del poder”, mientras que en la actualidad la mayoría de nosotros no se acercaría ni con un palo. Antes contaban con auctoritas, la legitimación social, y ahora sólo tienen potestas, el poder, el ‘decretazo’, el ‘mando y ordeno’:
1 Los mandatarios romanos eran elegidos por los ciudadanos, ten en cuenta que el término ciudadano era mucho más restrictivo que en la actualidad, puesto que existía la esclavitud y el machismo. Pero eso sí, nada de herencias ni ‘dedazos’, aunque también es cierto que las puertas giratorias y automáticas en aquella época todavía no se habían inventado.
2 Los cargos públicos eran gratuitos. Por amor al arte, no como ahora que cobran y mucho. En la república romana nunca se plantearon pagar a sus políticos ni por ir a las asambleas ni por ejercer sus funciones. Por hacer una malvada comparación, sólo hay que ver la que se montó hace escasos días cuando el Consell Jurídic Consultiu invitó a los parlamentarios de Les Corts a que se bajasen el sueldo.
3 Desempeñar el gobierno de las magistraturas era concebido como un honor dispensado por el populus romanus a sus elegidos. Su sueldo consistía en el reconocimiento social. Y nosotros con Rajoy que sólo como Presidente ronda los 6.000€ mensuales y que a duras penas alcanza el 3 sobre 10 en el barómetro del CIS, o Pedro Sánchez que tampoco consigue ni un 4.
4 Además, en el sistema republicano existían limitaciones mercantiles para los miembros del conocido Senado (encargados de votar las leyes), todos los negocios privados estaban controlados. Igualito que ahora. Los romanos no crearon los paraísos fiscales, pero vamos, tampoco imagino que hubieran podido salir libremente de Andorra con un millón de quilos de trigo sin que Júpiter (para ti que te gustan más los griegos, Zeus) les hubiese mandado unos cuantos rayos.
5 Nada de heredar cargos, ni de entrar en el despacho del Congreso como si fuese su casa. Estaba prohibida la elección sucesiva e incluso, en algunos casos, tenían que transcurrir 10 años para volver a optar a la misma magistratura. Además, en el caso de los censores, que entre otras cosas se encargaban de supervisar la moralidad pública, ni siquiera podían ser reelegidos. De la misma forma ocurría en Grecia, en la democracia ateniense, los que gobernaban un país sólo podían hacerlo una vez en la vida. A más de uno en España se le iba a acabar el chollo.
6 Es más, no se permitía acumular magistraturas. Ahora, por el contrario, cuentan con más cargos que nombres tiene el Rey. Y para llegar a los altos cometidos primero tenían que haber ocupado todos los menores, era lo que se conocía como Cursus Honorum.
7 Las magistraturas eran colegiadas y sus miembros tenían la facultad recíproca de veto (intercessio). Debían actuar conjuntamente, ponerse todos de acuerdo en lo que iba a ser aprobado. ¿Te imaginas el Congreso con el panel repleto de votos verdes? Pues ha pasado, tal y como te he recordado en el punto dos, la totalidad de los grupos con representación en Les Corts, rechazaron la propuesta del CJC sobre bajarse el sueldo. Para una vez que se ponen de acuerdo…
8 Además, como habían prestado juramento ante el pueblo de gestionar conforme a la legalidad, se les podía exigir responsabilidad penal y civil por sus actos, así como también, por los abusos cometidos en el ejercicio de sus funciones. Nosotros, por el contrario, tenemos este maravilloso artículo en nuestra Constitución: “los Diputados y Senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones”.
9 Las asambleas del pueblo o comicios incluían a todos los ciudadanos. Los magistrados gobernaban, pero las decisiones importantes las tomaba el pueblo.
10 Ahora que estamos en campaña, les recuerdo a nuestros políticos que en Roma la petición del voto era considerado poco digno. Las dimensiones de la comunidad permitía conocer al candidato e incluso se creaba un consenso previo para elegir a los mejores. Ni ‘amiguismos’ ni populistas, sólo llegaban al poder los más válidos. ¡Viva Grecia!, ay perdón, ¡Viva Roma!
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