Las páginas de la revista La Actualidad Española del 21 de Febrero de 1977 que recogen la entrevista pueden verse en el siguiente documento PDF.


Entrevista Sixto La Actualidad Española 1977.pdf

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(Fuente: La Actualidad Española, Número 1312, 21 – 27 de Febrero de 1977, Páginas 20 -25).


ENVIADOS ESPECIALES

Montejurra 76 todavía está muy cerca. La sangre de dos hombres asesinados junto al monasterio de Irache sigue exigiendo una respuesta. ¿Quiénes son los responsables? Algunas personas fueron detenidas y posteriormente puestas en libertad. De repente, Montejurra había dejado de ser la cita respetuosa y tranquila del carlismo y por doquier diversas organizaciones trataban de violentar las normas habituales. Sonaron disparos y se escuchó la Internacional. Pero quizá no fueron precisamente los hombres que cantaron la Internacional quienes apretaron el gatillo. Montejurra 77 se está gestando. ¿Qué va a suceder? ¿Tratarán los requetés de rechazar violentamente cualquier atentado perpetrado desde el exterior? Nadie mejor que Don Sixto Enrique de Borbón, que fue puesto en la frontera española a raíz de aquellos acontecimientos, para hablar de este tema y otros muchos relacionados con el carlismo. Para ello, nuestros redactores Santiago Peláez y Rogelio Leal, se desplazaron a París a entrevistarle.


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«No. No quiero hacer ningún tipo de declaración hoy –dice don Sixto, como disculpándose–. Y mucho menos con el magnetófono de por medio. Sería mejor que tuviéramos una toma de contacto. Podemos aprovechar para hacer las fotografías, para conocernos mejor… y mañana contestaré a las cuestiones que me han planteado en su cuestionario».

Pide «champagne» para celebrar nuestro encuentro y nos traen, efectivamente, una reserva especial de la casa. Luego nos invita a sentarnos para conversar, pero cuando estamos a punto de hacerlo se abre la puerta y aparecen ante nuestra sorpresa don Javier de Borbón y su esposa. Desean saludarnos amablemente y hablar de España. Además, parece previsto que quieren posar junto a su hijo don Sixto para nuestra revista. ¿Se trata de una fotografía histórica? Todo parece indicar que tiene un contenido especial, un significado claro, concreto. ¿Se pretende mostrar a través de esta fotografía lo que no estaría nunca dispuesto a declarar el jefe de la familia Borbón-Parma? ¿Acaso se halla don Javier, contra las opiniones que se han vertido en el tema, mucho más cerca de su hijo don Sixto que de su hijo don Carlos Hugo? ¿Son ciertos los rumores que se han producido respecto a una profunda escisión ideológica, aunque no familiar, en el seno de los Borbón-Parma? ¿Tal vez hay que pensar que no es don Sixto, sino más bien don Carlos Hugo, quien se halla verdaderamente marginado en estos momentos de la familia? Todo parece indicar que así es…

Don Sixto aclara que su hermana, la princesa de Lobkowicz, se encuentra lejos de Francia, y aunque había intentado tomar un avión para estar presente en el momento de ser tomada la fotografía familiar, le había resultado imposible. Pero estará al día siguiente ya en París por lo que la entrevista se deberá desarrollar en su casa, para que también pueda posar para nuestro fotógrafo. Mientras tanto, allí está su marido, el príncipe Lobkowicz, un hombre al que, según sus propias palabras, le gustan mucho más los negocios que la política…


El autógrafo de don Sixto

Efectivamente, un día después la princesa ya ha llegado a su domicilio en París, situado en otro magnífico palacete de la avenida Marceau. Nos recibe un criado de color que nos hace pasar a un salón mucho más luminoso que el del día anterior. En seguida aparece la princesa, agradable, sonriente. Nos habla de sus cuatro hijos y de la afición de su marido por la fotografía. Luego se disculpa y sale. Al instante llega su marido, que ya había dicho el día anterior que la prensa española es la peor informada del mundo. El príncipe nos pregunta que de quién estamos más cerca, si de Don Sixto o de don Carlos Hugo, y, ante una respuesta muy vaga, desaparece pidiendo mil disculpas. Media hora más tarde llega don Sixto, con prisas y con el extraño dinamismo que le caracteriza. La frente todavía mojada por un precipitado peinado. Don Sixto dice que ha llegado algo tarde porque deseaba puntualizar a fondo todas las cuestiones que le habíamos planteado. Ya tiene escritas sus respuestas. Nos pide que firmemos todas las páginas del cuestionario. Él también lo hará y se quedará el original. No dice que de esa forma tendrá asegurado que nadie vaya a tergiversar sus contestaciones, sino que lo hace por norma. Es un puro formulismo que mantiene con todos los periodistas. Pero con nosotros está dispuesto a comentar algunos de los apartados de sus contestaciones. Aunque estos apartados serán puros comentarios, no contestaciones oficiales.

De esta forma comienza la entrevista que hoy ofrecemos con carácter de exclusiva a nuestros lectores, no sin antes haber explicado los sustanciosos prolegómenos de la misma…


Montejurra 76

– Tras las abdicaciones de don Javier, que fue quien decidió la colaboración de los carlistas en la cruzada, don Carlos Hugo no quiso jurar los fundamentos históricos e ideológicos del carlismo. Don Sixto Enrique restauró entonces, en el otoño de mil novecientos setenta y cinco, la Unión Tradicionalista-Carlista. Montejurra de mil novecientos setenta y seis era la cita obligada para una nueva etapa. ¿Cómo se gestó el Montejurra setenta y seis y cuál eran sus pretensiones?

– Montejurra setenta y seis se gestó hace muchos años por el pueblo carlista en su deseo de honrar a sus muertos con un vía crucis en donde se reza por los requetés muertos en el año treinta y seis, frente a la República, el marxismo y el separatismo. En las cruces figuran los nombres de nuestros tercios. El Montejurra setenta y seis se ha distinguido de los anteriores porque justamente este año el carlismo fue provocado violentamente por una numerosa conjunción de organizaciones republicanas, separatistas y marxistas, como ellos mismos han declarado. ¿Qué hacían estas organizaciones en Montejurra? Nosotros no agredimos [Nota mía. Debe tratarse de una errata. El sentido de la frase conviene al término “acudimos” más bien que “agredimos”] «disfrazados» al Congreso del Partido Socialista Obrero Español. No iríamos tampoco a cantar el «Oriamendi» sobre la tumba de Pablo Iglesias, cuando ellos fueron a cantar la «Internacional» frente a las cruces de nuestros mártires de la cruzada.

(Preguntado acerca de la posibilidad de que los sucesos de Montejurra hubieran podido estar instigados por la extrema derecha, don Sixto indicó que esto no podía haber ocurrido de ninguna forma. Aceptó que se hubiera hablado ampliamente de este asunto en la prensa española, pero precisó que también se habían achacado los secuestros de los señores Oriol y Villaescusa a la extrema derecha en algunos medios de información y después se pudo comprobar que el GRAPO no tenía nada que ver con la extrema derecha, sino todo lo contrario. Al menos ésta es la versión que le había llegado a él a través de lo referido en la rueda de prensa que el ministro de la Gobernación organizó tras la liberación de Oriol y Villaescusa.)


– Don Sixto de Borbón fue expulsado del territorio nacional tras los sucesos de Montejurra, prejuzgando arbitrariamente el resultado de las investigaciones judiciales. Pero… ¿qué pasó realmente en Montejurra? ¿Fue utilizada la Comunión Tradicionalista para unos fines determinados? ¿Cuáles pudieron ser esos fines?

– Como usted muy bien dice, fui expulsado de España, prejuzgando arbitrariamente el resultado de las investigaciones judiciales.

» ¿Qué pasó en Montejurra? Nos enfrentamos a una agresión y tuvimos que responder. La justicia dirá la última palabra, pero niego rotundamente que la Comunión Tradicionalista fuera utilizada para ningún fin.


– ¿Cómo ve don Sixto de Borbón la Comunión Tradicionalista en el momento presente? ¿Ha pensado algo con relación a Montejurra setenta y siete?

– Pienso que la Comunión Tradicionalista puede y debe polarizar a muchos españoles que quieren vivir una evolución dentro de los marcos de la tradición española, evitando así en caer víctimas de dictaduras o de la opresión del capitalismo liberal multinacional al que usted aludía antes. No dejaremos de ir a Montejurra para seguir rezando por los requetés, y esperamos que este año no nos provoquen y nos dejen tranquilos. Cada cual en su sitio.

(Aquí don Sixto hizo una consideración importante. Señaló que para que no vuelva a ocurrir nada en Montejurra 77 deberá ser respetado el orden público. «Y nosotros todavía no lo tenemos en nuestras manos».)



¿Partido político?

– ¿Piensa volver la Comunión Tradicionalista al «Status» de partido perdido en mil novecientos treinta y siete con la unificación franquista que el carlismo rechazó aun a costa del destierro del príncipe regente?

– La Comunión Tradicionalista acata la legalidad vigente, independientemente de lo que piensa sobre el sistema liberal de partidos. Por lo tanto, como en otros momentos de su historia, podría, si lo estima conveniente, actuar como partido.

(Precisamente, «Comunión Tradicionalista Carlista» fue reconocida como partido hace algunos días, según señala don Sixto Enrique de Borbón. Que el partido funcione ahora como tal, depende directamente de la decisión de los altos cargos de la Comunión. Decisión que será tratada en varias juntas.)


– Don Sixto de Borbón…¿Cómo se presentaría ahora a la opinión pública española? ¿Qué ideario, qué programa encabezaría?

– Como abanderado de la Comunión Tradicionalista, que encarna las esencias españolas contenidas en nuestros principios: Dios, Patria, fueros y Rey, inspiradores de nuestra acción política concreta en cada momento histórico.


– ¿Cómo vive el príncipe la situación española?

– Como español que ama profundamente a su Patria, soy consciente de la gravedad del momento actual y su trascendencia. Creo que la política española está determinada por una enorme presión exterior, que todo el mundo puede sentir, y corremos el riesgo de que nuestro pueblo, tal vez no suficientemente formado, sea casi un espectador en los acontecimientos de su futuro inmediato. Será más instrumento que autor. En relación con la formación de partidos políticos, los admito como un cauce más de representación, pero no como grupos de presión y asalto al poder.



Hablando de Juan Carlos I

– ¿Cómo contempla don Sixto Enrique de Borbón los pasos dados por don Juan Carlos I?

– (…)

No hay respuesta oficial. Pero pudimos saber que don Sixto siente demasiado respeto por el hombre, por don Juan Carlos I, como para inmiscuirse en asuntos que traspasan su responsabilidad y de los que tal vez no posea todos los conocimientos adecuados. Sobre este asunto, don Sixto, aludiendo a una frase del ex presidente portugués Salazar, dijo: «El que cree, acaba por crear». «Yo espero que la tradición monárquica se mantenga en España por mucho tiempo –aunque no precisó que tipo de monarquía–. Pero debe seguir existiendo principio monárquico».


– ¿Conoce personalmente a don Juan Carlos?

(Esta pregunta, cuarta del cuestionario, parece que en principio ni iba a tener contestación. Sin embargo la tuvo, aunque fuera casi al final del mismo. Justamente es la penúltima contestación. La respuesta es ésta):

– Nos encontramos en algunas ocasiones.


– ¿Qué papel le corresponde desarrollar al carlismo en el momento presente? ¿Cabría una superación de la actual división existente en el carlismo?

– Como siempre, de servicio a los supremos intereses de España, de salvaguardia de los grandes principios que le son consustanciales. De ahí nuestra diferencia con los partidos clásicos liberales, puramente pragmáticos, desligados de todo principio trascendente y, por lo tanto, coyunturales.

» En cuanto a lo que usted habla de una supuesta división en el carlismo, no hay tal división. Simplemente se es carlista o se es socialista. Pero no se pueden ser las dos cosas. Si bien es cierto que ha habido gentes, no muchas afortunadamente, que habiendo sido carlistas en un momento se han ido al marxismo o al llamado socialismo autogestionario. Aunque entonces, automáticamente, han dejado de ser carlistas.

» Por defender a España del marxismo murieron nuestros requetés en la guerra del treinta y seis. No hay, pues, tal división dentro del carlismo…



– ¿Don Sixto de Borbón puede ofrecer una solución superadora?

– No puede haber solución superadora si no hay tal división.



La vigencia del carlismo

– ¿Hasta qué punto el cuatrilema Dios, Patria, fueros, Rey, tiene vigencia hoy?

– Yo me atrevería a decirle que más vigencia que nunca. En un mundo positivista y materialista, se echan de menos los valores espirituales; se echa de menos a Dios. Por eso, ante cualquier coyuntura de orden político y social que pueda presentarse, la Comunión Tradicionalista no ofrecerá solución alguna que se separe de los principios del derecho público cristiano. La Patria es un concepto entrañable, legado de la historia y patrimonio, no tanto de las generaciones presentes cuanto de las pasadas y futuras. Aquéllas imprimen una dirección. Éstas tienen derecho a recibir una herencia. La Comunión Tradicionalista rechaza la consideración de la Patria como mera manifestación externa de la estructura jurídica que el Estado supone. El fuero responde a la idea de derecho inmanente a la persona o al ente colectivo y, como tal, inviolable. Supone una esfera de libertad para ambos frente al aparato, cada vez más prepotente, de un estado actual. En cuanto a la monarquía, si la soberanía social se concreta en las Cortes, la soberanía política del Estado se concreta en la persona del Rey, en cuanto representa la legitimidad en el acceso y ejercicio de la autoridad pública. La monarquía representa la unidad, continuidad e independencia que, como atributos esenciales, deben concurrir en el poder político supremo.



– ¿El carlismo puede aceptar el método de análisis marxista?

– En absoluto, ya que le es esencial e históricamente antitético.

(En este sentido, don Sixto opina que es necesario aclarar la gran diferencia que existe entre una libertad individual y una libertad de masas. Según él, una cosa y la otra no tienen nada que ver.)



Escisión ideológica

– ¿Tiene el carlismo tradicionalista, en su lucha contra el capitalismo liberal y multinacional, alguna bandera que levantar frente a la autogestión o, por el contrario, le puede ser consustancial?

– Nos basta nuestra propia bandera. No tenemos por qué robar a los socialistas la bandera de la autogestión global. Tampoco creo que haya derecho a querer engañar a la gente, encubriendo con la palabra carlista un «socialismo autogestionario» que confiesa aceptar el análisis marxista de la historia. ¿Qué dirían los marxistas si unos grupos se autodenominaran comunistas para encubrir una política de derechas…?

(A propósito de la escisión ideológica surgida en el seno de la familia entre las formas de concebir el carlismo de don Carlos Hugo y de don Sixto, quisimos preguntar a este último si las diferentes alternativas mantenidas por uno y otro habían podido quebrar los lazos familiares que han unido siempre a los Borbón-Parma. A esta pregunta, don Sixto prefirió no dar ninguna contestación. Pero señaló que, aunque entre su hermano y él existe un gran respeto familiar, ignora el llamado partido carlista. Eso será socialismo. Ya inadmisible.)



– ¿El federalismo cabe en la concepción política de la Comunión Tradicionalista?

– Nosotros no creemos en la solución federalista, porque siempre defendimos el respeto a las libertades regionales reconocidas en los fueros. El valor político del fuero, como fórmula natural, hace posible la variedad de las regiones dentro de la unidad superior que es España.

(Don Sixto de Borbón ha puntualizado que Comunión Tradicionalista sería entonces el partido carlista, pero dentro de la filiación con la que fue conocido antes del 36. «Somos carlistas y no reconocemos otro partido carlista que éste». En efecto, Comunión Tradicionalista Carlista presentó su solicitud en el Ministerio de la Gobernación para su legalización como partido hace aproximadamente quince días.)


– El general Franco expulsó de España en mil novecientos sesenta y ocho a la familia Borbón-Parma, indicando que no era española y negándole todos los derechos…; pero, ¿cuál es la legitimidad de la familia Borbón-Parma y quiénes han querido ir contra ella?

– La expulsión de mi familia de España por parte del general Franco obedeció a razones de una política que yo no conozco; pero nunca mi familia ha sido discutida como abanderados del tradicionalismo carlista. Prueba de ello es que en el año mil novecientos treinta y seis el pacto entre el Ejército (Sanjurjo-Mola) y el carlismo se efectuó a través de mi padre.


– ¿Cuándo va a regresar don Sixto a España y en qué condiciones?

– Yo, para volver a mi Patria, cuya bandera he jurado, no pongo condiciones.

(Finalmente, y al margen del cuestionario, don Sixto nos hizo notar que el carlismo que se dice de izquierdas, resulta tan ridículo como aquel que preconiza ser de derechas. No al capitalismo, ni al marxismo, ni al carlismo lateral. Sí, rotundo, al carlismo auténtico. También hizo notar que, de cara a la nueva generación española, la prensa debe apoyar al carlismo para que éste sea verdaderamente conocido de todos los españoles. Sobre su posible vuelta a España declaró que cuando se tiene una modesta responsabilidad es una obligación volver para mantener un contacto directo y permanente con los españoles. Finalmente, hablando de la Monarquía, aseguró que era el mejor sistema para evitar una dictadura y también para evitar que algunos grupos de presión se impongan. «Hay que evitar caer en la trampa». «La tradición española debe mantener su idealismo social siempre»…)



Textos: SANTIAGO PELÁEZ
Fotos: ROGELIO LEAL