Serie Sionismo
Parte II : SIONISMO Y CAPITALISMO.
LOS FUNDAMENTOS DEL CAPITALISMO.
¿Qué se entiende por CAPITALISMO?
Hay un sinnúmero de definiciones que resaltan unas características u otras del sistema que la han tipificado según los autores o escuelas.
Entre otras:
- producir libremente, en menor tiempo y con menor coste, obteniendo las mayores utilidades.
- ahorrar e invertir para obtener más lucro.
- comercio libre, libertad de mercado y de empresa teniendo el lucro como objetivo fundamental.
- libre concurrencia de la economía de mercado.
- venta libre de la fuerza de trabajo.
- herederar, acrecentar y poseer la propiedad privada, usando y disponiendo libremente, en todos los ámbitos para formar un patrimono particular y privativo.
Bajo el término genérico de CAPITALISMO se engloba una función que, frecuentemente, desprestigia al término y que tiene unas peculiaridades especiales.
En cuanto la finalidad de la actividad económica normal, necesaria y deseable desborda los límites sanos comienza a convertirse en un mal. Deja de ser un uso para convertirse en un abuso.
Ya un profeta del Antiguo Testamento, unos 800 aC, Amós, recriminaba a los judíos “Disminuís las medidas, aumentáis los precios, alteráis las balanzas, obligáis a los pobres a venderse, por un par de sandalias los compráis y hasta vendéis el salvado como trigo” (Libro del Profeta Amós: 8,4-6, 9-12).
Los usureros natos, los judíos, han ido a lo largo de la historia formando dinastías que perfeccionaron sus métodos y transmitieron a fieles continuadores, quienes, con particular devoción, no despilfarraban sus fortunas, sino que las acrecentaban. Se extendieron por todos los confines de Europa y el resto del mundo.
Con la Revolución de la Reforma Protestante, teóricos como Saumaise publicaban libros como “De Usuris” para reiterar y demostrar que, en cuestiones económicas y financieras, la moral no tenía cabida. Opiniones reforzadas por otros autores como los sefarditas José de la Vega y Jesef de Pinto, y así, prácticas que habían sido condenadas y marginadas como inmorales e ilegales fueron quedando justificadas con argumentos que acallaban las conciencias.
Los judíos lograban que entreverar mercancías de menor calidad (camelote) y venderlas al precio de la mejor, hacer mermas deliberadas en el peso, inventaron el dumping (vender por debajo del coste para hundir la competencia y quedarse en monopolio), normalizaron la venta a plazos y crédito con elevados intereses, etc. se generalizaran como prácticas “inteligentes” no como maniobras ilícitas.
Estas prácticas y otras quedaban acalladas en la conciencia de este pueblo “elegido”, el único con derecho a las riquezas del mundo, justificándose en el Deuteromonio que les autoriza a especular “cuando de otro (gentil) se trate ...no de tu hermano (judío)” o en el Levítico que no les permite agraviar a un hermano pero “sí al extraño” vendiéndole a un precio más caro, etc.
El afán de acumular dinero y riqueza, por cualquier medio, de los judíos, está movido por una fuerte avaricia pero, más aún y sobre todo, por una idea trascendente, de mística invertida en la que la riqueza es el medio, la palanca, para adquirir poder político que usarán para lograr su auténtico fin: la hegemonía universal, el requisito fundamental para que se cumplan sus escrituras: la llegada del “verdadero Mesías”.
Así buscaban, y buscan, el poder económico y riqueza sin los tradiconales frenos morales o religiosos, para poder llegar al fin último de dominación mundial.
No debe olvidarse que la función económica es sana y deseable. El que invierte para producir asumiendo riesgos presta un servicio a la colectividad por lo que obtiene una ganancia. Pero quien invierte para especular (sin producir nada) no aporta ningún beneficio a la colectividad y es un parásito estafador.
En el acontecer económico los judíos han introducido lo inmoral y niegan lugar a la moral. Alegan que lo económico está por encima de esos conceptos y usan tecnicismos oscuros y variables que dificultan o impiden comprender los procesos de los que pretenden hacer coto cerrado.
Los judíos son maestros en usar el crédito astutamente, como un instrumento que beneficia a unos y perjudica a muchos. Conceder créditos abundantes para luego de cierto tiempo cerrar súbitamente su concesión permitiendo a ciertos especuladores hacer bajar los precios de las mercancías y/o acciones, comprar a la baja (con la información privilegiada) para revender al alza con sobreprecios y beneficios astronómicos. Enriqueciendo unos pocos a costa de la gran mayoría de perdedores engañados.
Estas y otras maniobras para especular, aprovechar abusivamente el trabajo de otros, seducir engañando al consumidor, alterar la oferta y demanda en beneficio propio y acumular riquezas por la forma que sea no son inventos del XVIII pese a que lo que suele denominarse Capitalismo Moderno se perfiló en la Inglaterra de ese siglo.
Estos “hábiles negociantes” del liberalismo político desenvolvieron el liberalismo económico, desligando la economía de la moral y humanismo. Para ellos la economía es una ciencia complicadísima, con sus propias leyes, incomprensibles para todos los humanos, excepto, claro está, para el pueblo elegido. Este fue el pecado original del capitalismo moderno.
Pero bajo el término CAPITALISMO han venido actuando dos tendencias con características y principios básicos diferentes:
1ª.- libre producción, distribución y venta para obtener beneficios sin abusar ni perjudicar a terceros.
2ª.- la cerrada actividad especulativa (no siempre productiva) para obtener lucro a costa de los que sea.
Esta segunda forma ha dado origen al CAPITALISMO JUDÍO MODERNO, un grupo minoritario de super magnates archiricos, con influencia política, financiera, ideológica y hasta filosófica.
LA TENAZA CAPITALISTA JUDÍA EN EEUU.
La Guerra de Independencia Americana fue alentada por los señores del Dinero que intuían que les sería más fácil controlar una Colonia y fue la primera excepción a la tradicional alianza entre el Imperialismo “Británico” y la Finanza Internacional (aunque en realidad debería decirse Imperialismo de The City a la que hace siglos está subyugada la política y Corona británica).
En 1791, bajo auspicios de Rothschild de Londres se fundaba el primer Banco de los EEUU (pese a su nombre era de propiedad privada y capital privado) con el fervoroso apoyo de Alexander Hamilton (Padre Fundador EEUU, hijo de judía que falsificó en el registro civil su declaración, haciéndolo constar como hijo de un marino escocés, y no de su esposo judío danés, pues aunque podían circular libremente, los judíos no podían nacionalizarse americanos en esa época) así Hamilton fue el primer judío que obtuvo nacionalidad americana aunque de forma fraudulenta.
Entre los primeros colonos “ingleses” que pasaron a América del Norte iban muchos judíos, el primer “blanco” nacido en Georgia fue un judío: Isaac Minis.
La explotación de la colonia inglesa de Virginia se produjo gracias a los banqueros judíos de Londres que aportaron el capital para la “The Virginia Company of London” que ya funcionaba en 1619.
En la época de George Washington ya había unos 4.000 judíos en las colonias del Norte de América. El 16 de diciembre 1773, en Boston se originaron graves tumultos por querer la Corona británica extender el impueto del té a las remesas pertenecientes a la compañía judía de las “Indias Orientales”.
El “pueblo” de dicha ciudad se reunió bajo la presidencia del judío Samuel Adams, agitador que había hecho que de noche una banda de individuos, disfrazados de pieles rojas, arrojaron el te de la compañía al agua. Este pretexto sirivó para iniciar la Guerra de Independencia de los EEUU.
Los judíos obtuvieron pingües beneficos del “negocio” del tráfico de esclavos negros que acaparon a partir de 1619 en monopolio. Comercio que heredaría la Royal African Compani of England en 1764 donde Benjamín Wright, Jacobo Rodríguez y Abraham Pereira operaron llamándolo “madera de ébano” y con el que surtían al Nuevo Continente. Hubo años en que vendieron más de 70.000 esclavos (entre 18 y 30 libras por cabeza).
Otra penetración importante en el comercio y finanzas la consiguieron hacer los judíos mediante el control que tenían sobre la Compañía “Neerlandesa” de las Indias Orientales de Holanda y el gobernador hubo de aceptar los hechos consumados de la presencia de la comunidad judía que comerciaba con los indios a los que proveía de alcohol y armas pese a las severas prohibiciones al respecto que les brindaba cuantiosos beneficios, también hacían préstamos a los colonos holandeses.
Pese a no poder echarlos intentó controlarlos y mandó que vivieran separados de los colonos e indios, confiando su residencia a la isla de Manhattan y ordenó construir un muro para separar las casas judías. De ahí surgió la calle denominada de la pared, es decir, Wall Street, donde surgiría el mayor emporio judaico financiero jamás conocido, hasta el punto que el Presidente Jefferson dijo que la alta finanza se estaba tornando peligrosa pues “había constituido una aristocracia que desafiaba al Gobierno”.
Los judíos John Pierpont Morgan, Cornelius Vanderbilt, etc. consiguieron levantar dinastías e imperios a base de influencia política, concesiones, truts y monopolios.
En el río revuelto de la Guerra de Secesión (1861-1865) los judíos acrecentaron, aún más, sus archifortunas mientras Gobiernos y pueblo estaban empeñados en la sangrienta contienda.
Lincoln precisaba financiación para sus campañas, acudió a Wall Street pero el interés del 36% que le pedían los judíos le pareció excesivo y emitió sus “billetes verdes”, pero finalmente hubo de claudicar ante los financieros y aceptar el 36%. Proyectó una serie de controles financieros para establecerlos cuando finalizara la guerra, pero en vísperas de lograrlo sería asesinado. Su asesino, John Wilkes Booth fue asesinado a su vez, antes de prestar declaración, y el judío inductor del magnicidio, Judah F. Benjamín, huyó a Inlaterra.
Los monopolios judíos frustraban la ley de oferta y demanda provocando artificiales bajas de precios como el viernes negro de Wall Street en que los grupos de Gould, de Fisk, de Varderbilt, etc. realizaron fabulosas jugadas haciendo caer la Bolsa, arruinando a miles de familias ahorradoras en beneficio de los especuladores.
La dinastía Seligman también hizo grandes “negocios” durante la Guerra y el “crack” ficticio de la Bolsa. Sus consorcios fueron uno de los patrocionadores de Ulises S. Grant, francmasón del rito escocés, para que alcanzara la Presidencia de EEUU de 1869-1877.
Abraham Kuhn y su socio Salomín Loeb fundaron, en New York, una casa bancaria para operar con las constructoras ferroviarias, luego extendieron sus actividades a la “American Semelthing and Refining Association”, a la “Westinghouse Electric”, a la “Western Union Telegraph” y compañías de seguros. Se reforzaron con un nuevo socio: Jacob Schiff.
John Davidson Rockefeller levantó el trust de la Standard Oils, luego el de minas y fundiciones. El juez Landis (Chicago) le impuso una multa de 29 millones $ por sus innumerables delitos financieros, pero ya poseía suficiente poder e influencia política para esquivar la justicia. En 1870 la Standard Oil tenía el monopolio casi total del refino del petróleo EEUU.
Las dinastías Morgan y Rockefeller se acoplaron para reforzarse más, para hacerse más discretos bifurcaron sus canales financieros y camuflaron muchas de sus actividades con filiales, testaferros, fideicomisos, etc.
Los Rockefeller son los creadores y financiadores de la OSS (embrión de espías del que surgiría la CIA).
El genial Henry Ford, creador de la dinastía de automoción, estudió la realidad social y económica de los EEUU, descubrió como la economía norteamericana estaba asfixiada por la tenaza judaica y escribió un valiente y documentado libro titulado “El Judío Internacional” todo un clásico, y como suele ocurrir con esta clase de libros “desaparecen” misteriosamente de librerias, bibliotecas, Universidades e incluso es difícil encontrar reseñas sobre ellos unos años después.
Entre sus párrafos leemos: “excepción hecha de un gran bazar y algunas tiendas insignificantes, todos los comercios están en manos judías. Confecciones de caballero y señora, ropas hechas, peletería, y todo el tráfico de víveres, forman el gigantesco monopolio judío …
En Wall Street donde está situada la Bolsa de New York, el elemento judío es numeroso y predominante …
En el terreno financiero neoyorkino destaca la finanza judía … y el comercio financiero judío se diferencia radicalmente del no-judío en que los banqueros judíos son preferentemente prestamistas y es raro que el judío tenga un interés permanente en las empresas productivas, que apoya con dinero ...
La casa de banca predominante en Wall Street es la de Kuhn-Loeb and Co. Jefe principal fue Jacob Schiff, siendo consocios su hijo Mortimer, Otto H. Kahn, Paul M. Warburg y otros que participan predominantemetne en las grandes empresas financieras de EEUU.
Otras casas de banca judía en EEUU son: Speyer y Cía, J. y W. Seligman y Cía, Lazard Hermanos, Landenburg, Thalman y Cía, Hallgarten y Cía, Knaudt, Nachod y Kühne, Goldman Sachs y Cía, y otras muchas de menor entidad.
El poder financiero ejercido por los judíos desde Wall Street, ejerce influencia preponderante sobre la industria, ocupando, en muchos mercados metalúrgicos, una posición de monopolio. Grandes y florecientes agencias de estos bancos judíos se encuentran por todos lados. Cuanto más se avanza hacia empresas puramente especulativas, tanto más se acusa el elemento judío, especialmente en empresas societarias y en el negocio de valores petroleros y mineros.
No cabe duda de que hay relaciones íntimas entre la Alta Finanza Internacional Judía … esas relaciones internacionales no tienden solo al predominio del mercado puramente financiero, sino que se apoderan, también, de ciertas ramas industriales ligadas estrechamente con transacciones financieras. Usualmente conseguido el predominio se eliminan, brutalmente, los demás intervinientes.
La propia Enciclopedia Judía, escribe al respecto: “raramente se han ligado intereses financieros judíos con intereses industriales, excepción hecha de la industria de metales y piedras preciosas.
Así, los Rothschild son los amos del mercado del mercurio. Los hermanos Barnato y los Werner, Beit y Cía, en diamantes. Los hermanos Lewinsohn y los hijos de Guggenheim del cobre y tienen bastante dominio de la plata.
Los judíos, así mismo, controlan los teatros, el cine, la prensa, las agencias de noticias, y otros sectores”.
La Enciclopedia Judía también prosigue: “ha existido efectivamente un predominio judío en el terreno de Deudas de Estado, a favor de las íntimas relaciones internacionales entre las diferentes familias judías de mayor importancia”.
LA CONQUISTA DE EEUU.
El 22 de noviembre de 1910, un grupo de financieros judíos se reunían en la Isla de Jeckyl, (New Jersey). Entre ellos estaban:
· Senador Nelson Aldrich, del trust del caucho y del tabaco.
· Abraham Piatt Andrew, economista ayudante del Secretario del Tesoro de los EEUU.
· Frank Vanderlip, Presidente del National City Bank de New York.
· Henry P. Davidson, alto dirigente de la banca “John Pierpont Morgan”.
· Charles D. Norton, Presidente del “First National City Bank” del trust Morgan.
· Benjamín Stron, lugarteniente de Morgan.
· Paul Moritz Warburg, asociado de la banca neoyorkina Kun Loeb adn Co.
Estos archimillonarios redactaron el proyecto de un “Banco de la Reserva Federal”, un cártel bancario PRIVADO (pese a su nombre aparentemente oficial de FED).
Meses después, el 21 de diciembre de 1913, cuando la mayoría de los miembros del Congreso estaban pasando las vacaciones de Navidad se hizo votar, de manera subrepticia, la ley “Federal Reserve, Act.” que correspondía al borrador redactado por los personajes citados.
La ley autorizaba el establecimiento de una Corporación de la Reserva Federal, entidad Privada, con fondos Privados, dirigida por un Consejo de Directores privados, el Federal Reserve Board.
La ley arrebataba al Congreso (a los representantes del Pueblo Soberano) el derecho a la creación y control del dinero y crédito que se concedía al Federal Reserve Corporation.
El pretexto era separar la política del dinero, pero en realidad se daba el mayor poder del Estado a una entidad PRIVADA.
Además la ley era anticonstitucional, inicua e ILEGAL pues se aprobó sin el quórum legal establecido. Pese a todo siguió adelante.
El resultado es que en una gran “democracia” que suele presentarse como el prototipo ideal de esa forma de gobierno, el poder de crear y emitir el dinero y el crédito le fue arrebatado a los “representantes del Pueblo Soberano” para concedérselo a una empresa privada, propiedad de judíos.
Y no es exagerado decir que una empresa privada, por definición, buscará su propio beneficio en detrimento del interés general.
De esta forma, desde esa fecha y hasta hoy, cuando el Gobierno de EEUU precisa acometer obras públicas, una guerra, o un gasto o inversión que no puede cubrir con los ingresos ordinarios (impuestos) ha de recurrir al Federal Reserve y solicitarle un préstamo A INTERÉS.
Si el Federal Reserve da el visto bueno al préstamo el Congreso autroizará al Departamento del Tesoro para que imprima los Bonos de los EEUU por esa cantidad. Los Bonos se entregan al Federal Reserve como garantía del préstamo (e intereses), luego pagará los ridículos gastos de impresion (tinta y papel) y entrega los dólares al Gobierno.
Además el Federal puede contabilizar esos Bonos (la garantía del préstamo) como un activo y emitir nuevos préstamos con esa base. Y como la ley de EEUU (como en Europa) permite que los bancos puedan emitir nuevos préstamos con unas reservas del 5% (varía la legislación entre 5 y 10%) pueden poner en el mercado una cantidad 20 veces mayor que la nominal de los Bonos.
Es decir, en esta increíble transacción los “financieros” del Federal Reserve CREAN DE LA NADA un dinero que no existía (20 veces la cantidad del nominal de los Bonos) del que cobran un interés, además, naturalmente tambien los intereses pactados por el nominal y a cambio de … nada.
Como transacciones de esta índole se llevan produciendo desde hace más de un siglo el resultado es que los sucesivos Gobiernos de EEUU han endeudado al Pueblo Soberano (sin consultarle, naturalmente) en cifras con tantos ceros que son difícilmente reproducibles, por supuesto, a interés compuesto hasta su reintegro.
Es decir, el Pueblo Soberano de EEUU está endeudado con “SU” Federal Reserve en unas cantidades tan monumentales que superan toda la riqueza del país.
A día de hoy si EEUU vendiera su territorio, sus patentes, know-how, armas, buques, edificios, cosechas, empresas, maquinaria, infraestructuras, … etc. no podría pagar ni los intereses de tan colosal deuda.
Como dinero = poder, y más en épocas tan materialistas como las que vivimos, poco importa quien sea el inquilino de la Casa Blanca, pues la mano que da siempre está por encima de la que recibe.
Y los costosísimos circos electorales sólo pueden sufragarlos ciertas fortunas, siendo notorio que los archirricos apoyan a ambos candidatos, republicano y demócrata.
Gane el que gane, estará enfeudado con el AUTÉNTICO PODER DE LA ALTA FINANZA.
Gracias al poder e influencia del Federal Reserve la Alta Finanza pudo realizar el mayor robo de los siglos, la mal denominada “Crisis de 1929”. En que millones de familias del “Pueblo Soberano” fueron arruinados y expoliados, legalmente, por supuesto, por unas pocas familias que habían preparado y ejecutado de forma deliberada el mayor golpe hasta la época.
Por supuesto se generaron millones de parados y miles de muertes por hambre, y se “perdieron” unos 30.000 millones de $ de riqueza. Bueno, exactamente, no se perdieron, simplemente cambiaron de muchas manos a unas pocas.
EL CASO BRITÁNICO.
Lo que asombra de la política y economía británica a quien estudia un poco sobre ella es la presión que ejercen sobre ellas unos pocos banqueros y una veintena de grandes trusts.
¿Cuántos saben, por ejemplo, que en Inglaterra, el comercio de exportación está dominado y financiado por la Hambros Bank, los Baring Brothers, Kleenwory, Rothschild, y los Lazard Brothers?
La City controla el 70% del mercado mundial del oro y solamente hay 6 casas “londinenses” habilitadas para efectuar operaciones: Samuel Montagu; Mocatta Goldsmith; Pixley&Abell; Shaps&Wilkins; Johnson Matthey; y, por supuesto, Rothschild.
Acertaba M. Wirsing cuando escribía que: “los banqueros son los verdaderos dueños de Inglaterra”
En la cumbre de la colosal pirámide del supracapitalismo “británico” volvemos a hallar, naturalmente, a algunos de los banqueros internacionales.
No faltan, por supuesto, el pese a su nombre PRIVADO: “Banco de Inglaterra” y los cinco bancos de depósito más importantes de la Gran Bretaña.
La Westminster Bank fue fundada en 1836 por el economista James William Gilbart y por Samuel Jones Loyd (futuro Lord Overstone), con sus cosanguíneos judíos Walter Leaf y David Salomón (administrador de la banca, Diputado del Parlamento y el primer Lord-alcalde israelita de Londres).
Los otros cinco grandes: la National Provincial Bank; la Lloyd Bank; la Barclays Bank, y la Midland Bank, todas gobernadas y propiedad de judíos.
Compañías petroleras: la Shell fue fundada por el israelita Marcus Samuel. Sostuvo una dura lucha por la conquista de los mercados chino y japonés, con su competidor hebreo Rockefeller, obstinado y falto de escrúpulos. Pero Marcus no era menos implacable y astuto. Para luchar victoriosamente contra la Standard Oil la Shell hizo construir buques cisternas, que, a su regreso, pudieran transportar mercancías del país donde desembarcaban el crudo.
Sus descendientes y los de su hermano, y asociado, Samuel Samuel, dirigen la banca Samuel&Cº Ltd., asociada a la Shell. Sería el tercer vizconde de Bearsted, Marcus Richard Samuel, quien presidiría los destinos de la banca familiara en calidad de Presidente. También era dirigente de la Aliance Assurance Cº (feudo Rothschild) y de la Perham Investment Trust, y Presidente de la Anglo Jewis Association.
Peter Montefiore Samuel, representaba a la familia en el Consejo de la Shell, y administrador de British Fiel Products y Mayborn Products así como tesorero del Jewis Orphanage.
Hasta su nacionalización el Banco de Inglaterra estaba administrado por un Consejo de 24 miembros elegidos por acuerdo en el seno de las grandes familias financieras: los Baring, los Grenfeell, los Schroeder, los Hambros, los Lazard, los Rothschild, etc. casi exclusivamente judíos.
La banca Lazard Brothers está ligada al trust petrolero Shell-Royal Dutch y a la Banca Lazard Freres et Cie, de París.
La banca Baring está asociada a los Rothschild.
La Hambros Bank está asociada, en el continente, con el grupo bancario de Schneider.
La banca S. Japhet&Co fundada por Saemy Japhet.
La banca Warburg, dirigida por Sigmund George Warburg, Presidente del COMET.
La banca Rothschild son los banqueros oficiales de su graciosa Majestad desde la época del judío Disraeli. Es notorio que los vrones de la dinastía Rothschild no contraen matrimonio más que con jóvenes israelitas, en cambio, sus hermanas se unen gustosamente con miembros de la más alta aristocracia europea. Algo que no debe extrañar pues su “religión” no se opone a ello, pues, según la ley judía (aún vigente y observada oficialmente en Israel) se consideran judíos a los nacidos de madre judía, cualquiera que sea el origen o religión del padre.
Hay bastante Lores de origen judío, entre otros: Lord Reading (Rufus Isaac); Lord Samuel; Lord Melchet; Lord Burham; Lord Northscliffe (Stern); Lord Beaverbrook (Max Aitkens) …
Puede afirmarse, sin mucho margen para el error, que la política y economía “inglesa” son 100% hebraicas.
LA ORGÍA SUPRACAPITALISTA.
El núcleo supra capitalista de EEUU operaba por el denominado “Eastern Establishment” o simplemente “Estabilshment” que agrupa a unos cientos de individuos con una influencia incalculable en las finanzas, política, mass media, universidades, círculos intelectuales.
En 1919 el Eastern Estabilshment se transformó en el CFR (Consejo de Relaciones Exteriores) con omnímodos poderes, a grandes rasgos:
1.- grandes trusts disfrazados que aportan sumas enormes para activiades políticas.
2.- dominio de los medios de comunicación que influyen en la “Opinión Pública” y les protege.
3.- fundaciones aparentemente altruistas que les permiten ahorrar impuestos y adquirir influencias en Universidades, Hospitales, etc.
4.- grandes donaciones para financiar a los partidos políticos, independientemente de la tendencia.
5.- financian la carrera de jueces, diputados, senadores, gobernadores, y … PRESIDENTES.
6.- controlan el Departamento de Estado de EEUU independientemente del inquilino de la Casa Blanca.
Etc.
Dam Smoot, ex adjunto de Edgar Hoover en el FBI, denominó al CRF el “Gobierno Invisible”. Y es este Gobierno Invisible el que ha impulsado organismos como el BANCO MUNDIAL, o el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL, controlados por eminientes judíos del “Consejo”.
Es conocida la sentencia del Senador judío James Paul Warburg cuando el 17 de febrero de 1950 retó a los senadores que formaban la comisión de Asuntos Exteriores del Senado de EEUU con estas palabras: “tendremos un Gobierno Mundial, les guste o no, solo queda saber si será aceptado o impuesto por la fuerza”.
Hay que admitir la estrecha relación entre DINERO y PODER. Y como la finanza es esencialmente INTERNACIONAL el poder que persigue es igualmente INTERNACIONAL.
El mundo está gobernado, hoy, política y financieramente, por hombres que sirven a determinadas fuerzas. Son hombres aupados a puestos clave aunque muchas veces sin preeminencia oficial (y por supuesto nunca se han presentado a una elección.
Resulta curioso observar como los Presidentes de EEUU (espejo de Democracias) elegidos electoralmente parecen ser incapaces de tomar decisión alguna sin consultar previamente con unos individuos elegidos a “dedo”.
Nixon tenía al judío Kissinger (banca Goldmann Sachs&Co)
Johnson y Eisenhower tenían al judío Sidney Weinberg (misma banca y ligado a Rockefeller)
Kennedy, Truman, y Roosvelt tenían al judío Bernard Mannes Baruch y Félix Frankfurter.
Como decía Celones “Democracia es Plutocracia”. Ya se sabe que quien paga manda.
En Inglaterra, otra democracia refulgente, es público y notorio que cuando gobiernan los conservadores las eminencias grises son Charles Clore y Jack Cotton, dos superfinancieros judíos de la City.
Si gobiernan los laboristas aparece otro grupo financiero judío: Wolfson, Bernstein, Cohen, Zuckerman y Maxwell, todos ligados íntimamente a la poderosísima banca Lazard.
En Francia la mayoría de figuras políticas de alguna significación están ligadas a los Lazard y Rothschild, independientemente que su etiqueta sea de izquierda, derecha o centro.
Y por encima de los hombres auténticamente poderosos, los que “aconsejan” a Presidentes y les sobreviven políticamente, como el Secretario de Estado de EEUU, el Presidente del Banco de Estado de la URSS (Viktor Aschberg) y muchos otros personajes importantes pero de menor relevancia funciona una especie de “supergobierno mundial”, paralelo al Gobierno Mundial Oficial, o la nefasta ONU, y que por el lugar de su constitución (Bilderberg, en Holanda) recibe el nombre de Grupo Bilderberg.
Es una asociación de individuos poderosísimos que influye en los gobiernos de todo el mundo de forma más o menos velada.
El anfitrión y que puso en contacto a los que constituyeron el Grupo Bilderberg fue el judío Retinger, de nacionalidad polaca (Cracovia 1888) de acaudalada familia y afiliado a la masonería iluminista de los maestros de la sabiduría, además de fundadores del CRF, y miembros de la Round Table, los Bilderberg son una especie de mafia política integrada por financieros y políticos internacionales.
Los organismos de la ONU también están dominados por estos “grandes” como:
· la FAO y su retoño el Consjeo Mundial de Alimentación, dirigidos por el judío John Hanah, del grupo de Nelson Rockefeller.
· OMS, Benedict, Welfish, Alpenfels, Powdermaker, Klineberg, Montagu, Hiss, etc. que marcan (e imponen) corrientes médicas y psicológica muy “especiales”.
· UNESCO, con el profesor Benjamín Cohen que elaboró un plan de desnacionalización de la rama educativa.
La ONU recibe cuantiosas sumas de sus “padrinos” con lo que aseguran el control de sus directrices y organanizaciones. Es sintomático que a los dos meses de su fundación la ONU ya contaba con su propio banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, dirigido por el judío Jacobson.
Desde 1973 funciona otro organismo judío del supra gobierno mundial de control de la humanidad, la Comisión Trilateral, fundada por el israelita Zbigniew Brzezinki, oriundo de Polonia, y protegido de los Rockefeller. Se denomina Trilateral por contar con lo más granado de los magantes de EEUU, Europa y Japón.
En 1973 la integraban 273 individuos.
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