Iniciado por
raolbo
Quizá otro forista sepa más del asunto, pero dicha obra creo que la escribió de Prada en su juventud (leo por ahí que es un libro de poesías que escribió en 1994), antes de aproximarse (o aproximarse más) al catolicismo. De todos modos no la he leído.
Hay una entrada en Papel en Blanco sobre el asunto:
‘Coños’, de Juan Manuel de Prada
Años ha, cuando de Prada aún no era el famoso ganador del premio Planeta, apareció casi clandestinamente un librito, una pieza casi insólita, en las galeradas de Ediciones Virtuales (Salamanca, 1994). Una edición no venal de la cual se efectuaron tres reimpresiones más a lo largo de ese año, todas ellas de 50 ejemplares, excepto la última, de 69. Pero el boca a boca hizo su trabajo y, a través de fotocopias, reseñas en periódicos y revistas y comentarios en tertulias y radios, se elevó Coños a la categoría de objeto de culto.
No es de extrañar. Ambas cosas.
La primera, que se editara clandestinamente, porque es un libro de capítulos cortos, y en cada capítulo se describe pormenorizadamente el coño, vagina, vulva o cloaca (como queramos llamarlo) de una mujer diferente. El coño de una momia, el coño de una adúltera, el coño de una trapecista, el coño de una virgen, el coño de una viuda, el coño de una puta, el coño de una desconocida, el coño de una batutsi, el coño de una siberiana y así hasta medio centenar de coños.
La segunda cosa que no es de extrañar es que finalmente se reeditara, hasta conformar la edición definitiva, la que nos ocupa, de la mano de Valdemar. Y es que hay mucho rijoso suelto por el mundo que seguro que se solazará con estas lecturas pseudopornográficas. De hecho, fue Umbral, padrino de de Prada, el que elogió tanto el libro en la Feria del Libro de Madrid que acabó siendo uno de los ejemplares más vendidos. Leo del prólogo:
A pesar de tratarse de una edición casera y muy restringida, desde entonces ha circulado de mano en mano y de boca en boca, en original o en fotocopia, por diferentes lugares de esta y otras geografías. Reseñado en periódicos y revistas, comentado en tertulias y radios libres, glosado por entusiastas y anónimos lectores, y apreciado por poetas, escritores y especialistas en literatura erótica (Rafael Alberti, Luís García-Berlanga, Luís Alberto de Cuenca, Abelardo Linares, Gonzalo Santonja, Víctor Infantes…), Coños ha llegado a convertirse en objeto de devoción y culto entre unos pocos iniciados en los misterios gozosos del coño.
Pues eso, no hay mucho más en este ejercicio lúdico. Descripciones casi poéticas, también paródicas, supernumerarias de adjetivos y metáforas, basculando entre la orfebrería lingüística y la pura humorada, en un claro homenaje a Ramón Gómez de la Serna y su Senos (o hasta Las cien mil vergas, de Apollinaire). Un libro primerizo que ya dejaba paladina constancia de que Juan Manuel de Prada se sabía el diccionario de memoria. Pero, no por ello,Coños es un libro que hay que dejar escapar, al menos para echar unas risas mientras se disfruta del excelente manejo retórico del autor. Es el propio Gómez de la Serna opina en Coños:
En libros como éste, todo se inicia sinceramente, sin abrumar a mis lectores, pues yo repudio los lectores que necesitan encontrar llena de cilicios y penitencias la lectura; ésos, para ciertos escritores, para los de fama antipática, para los que son adversos al género humano y a la amenidad, y que así es como, sin embargo, avasallan al lector.
Juan Manuel de Prada fue considerado en su día como uno de los mejores escritores europeos menores de treinta años, aunque siempre ha contado con seguidores y detractores a partes iguales; los primeros admirando su barroquismo al escribir y hasta sus ideas expresadas en el ABC, los segundos rechazándole precisamente por lo mismo. No seré yo quien le considere un autor fácil (y pocas veces estoy de acuerdo con sus opiniones), sin embargo ha de reconocerse que Coños es gamberro, original y, pese al exceso de adjetivos cultos, está escrito por un brillante observador liberado de los diques de la corrección política.
Un libro para paladear lentamente, y para gozar o reír, según el fragmento:
El coño de mi novia es un coño violento, de una zoología más crustácea que molusco (y los gourmets me entienden), aunque a ella le desagrada que de tantos detalles, por si alguien la fuese a identificar (¿quién, me pregunto, si yo he sido su primer novio?).
Editorial Valdemar. Colección Planeta Maldito 155 páginas
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