Reportaje al filósofo francés Philippe-Joseph Salazar en La Vanguardia de Barcelona:
Palabras para mil años del ISIS
- El filosofo francés Philippe Joseph Salazar analiza el fondo ideológico que inspira el mensaje del terrorismo islamista
El califato ha reintroducido en la política occidental la idea de la violencia como motor de la historia, dice Salazar (AP)
Eduardo Martín de Pozuelo, Barcelona
11/07/2016 01:42 | Actualizado a 11/07/2016 08:52
Hay dos ideas de profundo calado acerca del Estado Islámico (EI) que agarran sin soltar al lector de Palabras armadas (Anagrama), la última obra de Philippe-Joseph Salazar, el filosofo francés, nacido en Marruecos, discípulo de Louis Althusser y profesor en Ciudad del Cabo. La primera es que el califato o EI nunca desaparecerá pues nada de lo que está en internet se pierde. La otra es la excelencia, en forma y contenido, del mensaje del califato. Un pensamiento tan primorosamente elaborado que –para el autor de este sorprendente y necesario análisis*– perdurará mientras exista la red de redes. Se trata de un mensaje que, según Salazar, que ha pasado los dos últimos años repasando y estudiando la producción escrita y audiovisual del EI, conduce a la comprensión del fenómeno mediático que acompaña lo que nosotros calificamos de terrorismo global, pero que para la otra cara de la moneda es una necesidad ideológica, poderosa, atractiva, bella y estética, con la particularidad de producir una retórica que convierte en armas las palabras y las palabras en armas.
En poco más de 200 páginas el filosofo desmenuza un fondo ideológico que Occidente se limita a observar como propagandístico y que anima las acciones de los activistas de este califato que se origina en Siria e Iraq. Y la obra observa los hechos desde un ángulo inusual para nosotros como es el detalle de la proyección ideológica de los islamistas y su cuidadísima forma de expresióna destinada a las gentes que les comprenderán y no a nuestros telenoticiarios. Es decir, una retórica que se dirige hacia los que interpretan el gran movimiento islámico que surge a partir del verano del 2014 cuando Abu Bakr al Bagdadi entonó una homilía en la gran mezquita de Mosul y se convirtió en el califa Ibrahim. “Lejos de los estadios (en aquel tiempo Europa se volcaba en Winbledom, en el Tour o en el fútbol en Brasil) se hizo una coronación musulmana y abrió de par en par las nuevas puertas de la guerra”, afirma Salazar.
El analista evidencia que la insolencia intelectual conduce a la incomprensión de una idea de islam que se traduce en una transmisión periodística errónea de todo cuanto concierne al califato-Estado Islámico, incluido el aliento que impulsa sumarse a su guerra.
“El califato ha reintroducido en la política occidental, dominada por una ideología de consenso, diálogo y compromiso, algo que se creía desaparecido: que la violencia y el conflicto radical es el motor de la historia. Y que ese motor está alimentado por una llamada de gran contenido ideológico mientras que en nuestras sociedades la noción misma de ideal está desvalorizada y reducida al consumismo”, subraya Salazar a La Vanguardia.
Como derivada de lo anterior, un Salazar polémico argumenta una de las aportaciones centrales de su trabajo: “El poder de oratoria del califato, a través de lo que defino como una enorme biblioteca de textos, vídeos y documentos muy bien construidos, inteligentes, sin concesiones a la banalización de las ideas y obviamente basada en frecuentes citas académicas, nada tiene que ver con la estúpida cultura de internet que aplana el conocimiento histórico y se reduce a la cultura de cortar y pegar. En este sentido, el califato es la reaparición de una ideología global de la misma potencia que el antiguo marxismo”.
Philippe-Joseph Salazar (Gérard Cambon (Lemieux Éditeur / Anagrama)
Salazar habla de terrorismo, pero usa poco esa expresión. Estamos ante una obra francesa que nació en francés, y en el vecino país la expresión terror “es una palabra fuerte, casi noble” que nunca se aplicó ni a Robespierre en la revolucionaria etapa de La Terreur.
“¡Alahu Akbar!” (Dios es el más grande), gritan los terroristas cuando matan o mueren matando. Pero al hablar de ello Salazar nos conduce por un camino, casi no transitado, salvo por algunas excepciones entre las que se encuentra La Vanguardia. “Un soldado del califato no mata: practica un acto legal de castigo. Castiga a los malos musulmanes que ven fútbol, al infiel que persigue a los verdaderos creyentes, y ejecuta soldados enemigos”.
“Hay que dejar de usar el lenguaje falso y emocional para describir las acciones de los soldados y guerrilleros del califato y explicar a la ciudadanía los términos exactos del peligro del EI”, advierte el autor.
La mujer yihadista se libera en el ‘califato’
El repaso sistemático del mensaje del califato rompe mitos que pone sobre el tapete el autor de Palabras armadas. Observaciones de la retórica del Estado Islámico y que aunque inciten a la polémica no pueden obviarse. Por ejemplo. La posición de la mujer en un universo que rechazamos por machista. Pues bien, cuando se le plantea a Salazar si feminismo y califato es una contradicción en sus términos responde: “No, no. No lo es en absoluto. Para las mujeres yihadistas unirse a la tierra sagrada del califato es una liberación del materialismo que reduce a la mujer a un objeto de consumo”.
Otro mito. El del terrorista sin educación, estúpido y desarraigado. Salazar lo desmonta con nombres y apellidos que encontramos en los magazines del EI, Dabiq o Dar al Islam. Tampoco Mohamed Atta u Osama bin Laden eran incultos. Entonces, la cuestión surge sola. ¿Cree usted que el nivel cultural e intelectual de los yihadistas está infravalorado? “Sí, por supuesto –responde Salazar, que matiza–, porque sería demasiado asustar a la gente diciéndoles que el reclutamiento del califato se hace en las clases medias”.
Cuando se llevan leídas las primeras 50 páginas del libro, el lector ya se ha colocado ante un mundo desconocido. El autor admite la ignorancia occidental respecto al conocimiento de las religiones, especialmente la musulmana. “ En efecto, somos ignorantes. La Iglesia católica tiene la oportunidad de asumir la enseñanza basándose en su experiencia. Su área de especialización trata de la fe, los profetas, la religión... Pero no lo *hace”.
Para los que comparan el mensaje del EI con la propaganda nazi, Salazar ofrece un reflexión que marca diferencias: “El califa no es un líder carismático, y no hay culto a la personalidad. Al contrario, el califa, como ‘sombra de Dios’, se sitúa detrás de su proclamada misión. Por lo tanto, su maquinaria de propaganda es diferente por su propia naturaleza. Se trata de una propaganda que tiene múltiples ángulos de ataque, temas y personajes de referencia”.
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
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