"En Francia había un pueblo, ahora hay dos".-El filósofo Renaud Camus sostiene que lo que Bertolt Brecht dijo en broma -“Si el gobierno no está contento con el pueblo, que elija otro”- está efectivamente sucediendo en su país. Lo llama el “Gran Reemplazo”.-
Por: Claudia Peiró 21 de Abril del 2.017.-cpeiro@infobae.com
Renaud Camus habla de un “cambio de pueblo” en Francia.-
Se trata, dice Renaud Camus, del "fenómeno histórico más importante y más dramático que le haya sucedido a nuestro país y a nuestro pueblo en el curso de su historia", es decir, "a lo largo de unos quince siglos". Lo describe como un "cambio de pueblo", acompañado del "cambio de civilización que implica necesariamente".
"¿Qué es el Gran Reemplazo? -pregunta, y responde-: es el simple hecho de que sobre un territorio dado había un pueblo, un pueblo simple, bien mezclado por los siglos, bien unido por su sentimiento de pertenencia, su cultura, su arte de vivir y su larga historia compartida; y que en una generación apenas sobre el mismo territorio hay dos pueblos, si no más, que comparten (ese territorio) más o menos armoniosamente; más bien menos que más".
Como es lógico, este escritor y ensayista francés fue inmediatamente tildado de islamófobo por muchos intelectuales que lo acusan, entre otras cosas, de haberse convertido en "el principal propagandista de la nueva ideología racista". Así lo califica, por ejemplo, Edwy Plenel, ex director del diario Le Monde.
Pero, llamativamente, acaba de publicarse un libro-entrevista con Renaud Camus, 2017, dernière chance avant le Grand Remplacement? (2017, ¿última chance antes del Gran Reemplazo?) cuyo autor es Philippe Karsenty, judío sefaradí, alcalde adjunto del elegante distrito de Neuilly (en las afueras de París), que se dijo convencido de la necesidad de dar a conocer la obra de Camus a gente que, con frecuencia, sólo había oído hablar de él a través de las polémicas que suscita. Karsenty es candidato a diputado en esta elección por la derecha tradicional -los franceses dicen centroderecha- cuyo referente es François Fillon.
El libro entrevista a Renaud Camus, “2017, ¿última chance antes del Gran Reemplazo? ¿Cambiar de pueblo o cambiar de política?”.-
Que un político así se interese por el pensamiento de Camus no debe sorprender: es síntoma del malestar de una Francia a la que, frente a los problemas que plantea una inmigración mal integrada, en un contexto además de crisis económica y elevado desempleo, sus políticos no le dan respuesta, ignoran el problema o apelan a ideologías que los dividen todavía más. Un malestar que explica el relativo empate "técnico" que hoy se produce entre los dos extremos del arco ideológico: la ultra derecha del Frente Nacional y la ultra izquierda del socialista rebelde Jean-Luc Mélenchon. Dos versiones del populismo, si se quiere. Dicho sea de paso, sus programas se parecen (tal vez por eso de que los extremos se tocan): ambos son anti Unión Europea, culpan a la globalización por los males de Francia y sostienen un discurso populista (el pueblo contra la élite o el pueblo contra la oligarquía).
Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen, dos extremos que coinciden en el antieuropeísmo.-
El periplo ideológico de Renaud Camus es torcido, pero muy habitual, especialmente en la Francia de las últimas tres largas décadas. Autor de novelas de tipo intimista e introspectivo y de ensayos de muy amplia temática -de las artes a la política-, Renaud Camus (70 años) fue miembro del Partido Socialista en los años 1970-80, para convertirse en el último tramo de su vida en un personaje influyente en la corriente de extrema derecha llegando incluso en ocasiones a apoyar electoralmente al Frente Nacional de los Le Pen.
Planteos como el de Camus, o el crecimiento de las opciones antisistema, no son causas sino consecuencias, síntomas de una nación -una Europa incluso- que hace tiempo parece no tener rumbo. Ni hablar de los liderazgos. La última camada de líderes a la altura de la circunstancia y los desafíos históricos -los Kohl, los Felipe González, los Mitterrand- está muy lejana en el tiempo.
En el año 2015, el escritor francés Michel Houellebecq escandalizaba con una novela -"Sumisión"- en la cual imaginaba -en un futuro para nada lejano- una Francia musulmana. Era la parábola de una Europa que, de tanto renegar de su pasado y de sus valores tradicionales –recordemos el debate por la no mención de las raíces cristianas de Europa en su Constitución-, acababa sometida a una nueva creencia. Una Europa cansada que, incapaz de responder a las tensiones sociales y políticas que la atraviesan e incluso la fragmentan, se "entregaba" a una corriente de pensamiento unos siglos más "nueva" y ciertamente más dinámica: el islamismo.
“Sumisión”, el libro de Houellebecq que imagina una Francia musulmana.-
Houellebecq, como Renaud Camus pero en otro registro, como ensayo futurista, no como programa, encaraba temas que atraviesan a la sociedad francesa, pero que no siempre son abordados abiertamente –a veces ni siquiera enunciados, en aras de la corrección política.
Esto, que pudo ser recibido como una provocación -una más- de este escritor, podía ser también una oportunidad para hablar de lo que hay que hablar. Como dice Karsenty a propósito de Camus y su "Gran Reemplazo", "algunos quieren censurar antes de pensar".
Según el análisis de Renaud Camus, pueden distinguirse actualmente en Francia cuatro categorías de protagonistas del "cambio" que él percibe:
"-los reemplazados recalcitrantes, es decir los aborígenes que, como yo, no desean para nada ser objeto de una colonización;
– los reemplazados anuentes, que no ven dónde está el problema;
– los reemplacistas, que organizan o dejan hacer el cambio de pueblo y que están aún en el poder. [N.de la R.: Renaud culpa esencialmente al socialismo y al comunismo, a la izquierda tradicional, de fomentar este "reemplazo"]
– y por último los reemplazantes, los nuevos o futuros dueños, también llamados, según los sub-períodos, una oportunidad para Francia o 'sensibles' (porque viven y animan los 'barrios sensibles')".
Una calle de un suburbio de París de los llamados “sensibles” . ¿Una imagen del “gran reemplazo”?.-
Camus señala luego la incongruencia de muchos, sobre todo de los más jóvenes, que a la vez que alardean de ser reemplazantes, no son para nada reemplacistas. "Por el contrario -sostiene-, son feroces identitarios: están orgullosos de su herencia étnica y cultural, de sus tradiciones, de su religión, de su visión del mundo. Nuestros identitarios y ellos se enfrentan, pero al menos se comprenden perfectamente. Comparten la misma idea de pertenencia, que por otra parte fue por largo tiempo la única vigente, para todo el mundo".
Nótese que toma distancia en este párrafo del nacionalismo que se reconoce en el partido de Marine Le Pen. En una entrevista sostiene incluso que se puede ser francés por herencia o por deseo, pero esto implica conocer y amar su cultura. "Dos elementos crean franceses y pueden seguir creándolos: la herencia (el nacimiento, la etnia, la raza, los ancestros, la pertenencia hereditaria) y el deseo (la voluntad, la elección particular, el amor por una cultura, una civilización, una lengua, una literatura, costumbres y paisajes)", dijo en una entrevista reciente.
Otra imagen de un suburbio parisino que causó polémica.-
Su crítica va dirigida a la ausencia de una política de integración y a la fragmentación o "guetoízación" que, al amparo de la desidia oficial o bien en nombre de una tolerancia mal entendida, se va produciendo en muchas zonas, especialmente suburbanas.
Una preocupación que también es compartida por algunos notorios intelectuales de izquierda, como Alain Badiou, muy crítico del "proceso de fragmentación en identidades cerradas, y la ideología culturalista y relativista que acompaña esta fragmentación". El filósofo denuncia una "lógica identitaria o minoritaria"que lleva a planteos tales como que "sólo un homosexual puede entender lo que es un homosexual, un árabe lo que es un árabe", etcétera.
Los barrios sensibles. Uno de los escenarios de los “abigarramientos comunitarios” que cuestiona Alain Badiou.-
En consecuencia, también Badiou comparte la preocupación ante lo que llama "abigarramientos comunitaristas". Y cabe aclarar aquí que cuando hablan de comunitarismo, los europeos se refieren a la tendencia actual de llevar el respeto a la diversidad al extremo de subdividir a la sociedad en categorías tabicadas entre sí, algo que en definitiva contraría la idea de igualdad. Y, al revés de lo que proclama, pone en peligro la convivencia y, en consecuencia, la tolerancia.
Si se piensa que, en París y alrededores, existen hoy barrios convertidos en verdaderos guetos -que el eufemismo llama "sensibles"-, que los "blancos" no pueden pisar sin ser agredidos", es más fácil entender el crecimiento de las posiciones extremistas que se expanden en el vacío de ideales y de liderazgo que hace tiempo padece la sociedad francesa.
Un joven dirigente francés, Mohamed Chirani, musulmán e hijo de inmigrantes argelinos, denunciaba, ya en 2015, que no se estaba "haciendo gran cosa desde el Estado para instalar un discurso que pueda frenar al otro, al del extremismo". "El Gobierno -decía Chirani por aquel entonces, en diálogo con Infobae– recién tomó conciencia en enero de 2015 [matanza en el semanario Charlie Hebdo] y hubo un principio de asunción de esto que llamamos contra discurso radical, pero no está aún suficientemente desarrollado, entre otras cosas porque tenemos 10 años de retraso".
Francia en alerta tras los atentados sufridos en los últimos años.-
Chirani sabe de lo que habla ya que de 2009 a 2013 fue delegado departamental para los barrios sensibles en el distrito de Seine-Saint-Denis, uno de los más problemáticos.
"El problema es que tenemos que vérnosla con una ideología radical, salafista, yihadista, que ha prosperado en el terreno, en los barrios que llamamos 'sensibles', habitados mayoritariamente por inmigrantes. Y enfrente tenemos al islam de Francia, tradicional, un islam antiguo, sobrepasado, que es el de nuestros padres, y que ya no tiene influencia o control sobre esos jóvenes. Jóvenes que, para escapar de sus padres, del Estado, del control social o de la religión tradicional que ya no los contiene, han caído en las redes de las ideas más radicales, de la ideología del odio extremo. De hecho hay un vacío y ese vacío es ocupado por ellos", decía Chirani.
Su temor era que Francia tuviera que llegar a un punto crítico antes de decidirse a tomar iniciativas fuertes, como sucedió durante la guerra de Argelia. "Hoy, 60 años después de Argelia, nos encontramos ante otra crisis que nos pone frente al desafío de saber si nuestra sociedad tiene la suficiente resiliencia para superarla y salir adelante". Esto lo decía Chirani hace un año y medio.
De izquierda a derecha : Fillon, Le Pen, Macron, Mélenchon, la oferta electoral para la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia (A.F.P.).-
El panorama electoral demuestra que no se han tomado esas "iniciativas fuertes" para cerrar las muchas grietas que fragmentan a la sociedad francesa hoy. Resta saber si los resultados de estos comicios serán ese punto crítico que puede darle a Francia el impulso para superar sus desafíos.-
9 comentarios
Juaquin Lemoine · Trabaja en Independiente
Defender la sociedad multicultural ese anacronismo y farsa del progresismo les ha llevado a ese extremo. Francia merece desaparecer como pueblo. Le Pen tiene razon primero debe estar la identidad nacional
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Patricio AmenabarSon dos pueblos, los franceses y los musulmanes. Los zurdos son invertebrados que se arrastran con los Musulmanes buscando una oportunidad politica.
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Gerardo Mefina · La Matanza
El discurso de tolerancia y librepensamiento muestra su talón de aquí les...por ser tan abiertos, tolerantes terminan perdiendo su propia identidad...
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Jose Luis Perezustedes querian colonizar el mundo arabe pero el mundo arabe los esta colonizadno ustedes jejeje
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Moloch FemtoLa ultra izquierda ya no existe (excepto corea del norte), los que hoy en dia se llaman izquierda, no son mas que una caricatura de lo que alguna vez fue la verdadera izquierda. La "lucha idoelogica" de la derecha vs la izquierda progre es un juego creado por eeuu y sus amigos, porque tanto la derecha y la izquierda progre, incluso los islamistas fanaticos son serviles a eeuu.
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Diamantina Aruguete · Trabaja en Jubilado(a)
los unicos culpables de esta debacle son los
europeos que fueron tan permisivos
los delumbro los petrodolares ahora estan
pagando las consecuencias
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Roberto Gonzalez Oliveira · IUNA
El gran problema que hay en todo esto es el ISLAM. Sin diferenciación ni pelaje de ninguna clase. Por una sencilla razón, el islamita no emigra, invade y mientras occidente no logre entender esto Francia en pocos años será un estado islamita como ya casi lo es casi todo el resto de Europa.
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Gabriel Umanskyjodanse. Aproyaron por siempre a los árabes...jodanse. Ya están grandecitos para hacerse cargo de las decisiones y posiciones que uno toma
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Elias Natan · Haifa
Preguntele a la izquierda, que es la que negocia con el odio de los extremistas islamicos. Llamese idealistas o simplementes anarquistas sin escrupulos ni identidad de izquierda.
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Adrian DegaulleY no conforme con los estragos que causaron en Francia, idiotas utiles en estados unidos y varios paises mas pidiendo que los franceses voten a la ultra izquierda en estas elecciones. Es un disparate!
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Moloch FemtoEl que mas a negociado con extremistas islamicos es eeuu y sus amigos, lo han hecho en afganistan, siria, libia, chechenia, yemen, etc. Los que hablan de izquierda y derecha son los mas grandes mentirosos de este mundo.
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Moloch FemtoAdrian Degaulle La ultra izquierda ya no existe (excepto corea del norte), los que hoy en dia se llaman izquierda, no son mas que una caricatura de lo que alguna vez fue la verdadera izquierda. La "lucha idoelogica" de la derecha vs la izquierda progre es un juego creado por eeuu y sus amigos, porque tanto la derecha y la izquierda progre, incluso los islamistas fanaticos son serviles a eeuu.
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