Nada que celebrar
6 de diciembre de 2018
Los pueblos de España tienen su constitución interna. Navarra tenía su constitución histórica e interna, sus Fueros, ya el Fuero privado -reformado en 1973- ya el Fuero público que se basaba en aquel, y que fueron dinamitados por el "cambio-ruptura" que se hizo allá por 1978. El parlamento de Navarra, muy "constitucionalista" él, ha ideo dinamitando una a una todas las leyes importantes del Fuero privado navarro.
La Consitución liberal-socialista de 1978 tiene grandes errores y desaciertos. No hablaremos aquí de sus aciertos que se corresponden con la configuración propia de la sociedad en general y española en particular, quizás lo que no pudieron poner el entredicho. Hasta estos últimos aciertos pueden ser ahogados por los errores primeros.
El mayor error -llega hasta la apostasía de lo siempre mantenido- fue expulsar a Dios y a Cristo de la Constitución y leyes, lo que ha conllevado el relativismo "legal" que cada vez se ha hecho mayor, hasta ser abismal. Seamos aquí muy claros: en estos puntos, el Maritain más conocido -tan traído y llevado por ciertos meapilas, con perdón- no tenía razón aunque no queramos darle más importancia de la que el personaje tenía. Es más, la democracia cristiana se ha suicidado a sí misma, en Italia -¡oh seguidismo de los españoles acomplejados!-, en España, y en ese Occidente engatusado y engañado.
La Constitución de 1978 es confesional del laicismo y la "voluntad general" -lo que ésta dé de sí-, prácticamente la que sea. Todos los políticos y partidos políticos divorcistas, abortistas y amorales (homonomio, ideología de género...), han querido gobernar y gobernado con ella, la han utilizado, lo que implica que dicha Constitución es, además, un engaño.
No, no somos constitucionalistas de 1978 para mantener lo bueno de nuestra sociedad. Todo lo contrario; si queremos mantener lo bueno tenemos que ser contrarios al espíritu esencial de esta Constitución, con el que se ha dinamitado el Art. 15 sobre la vida humana -ya en su origen, como defendieron los del PSOE en los debates-, el Art. 27 sobre la educación , el Art. 32 sobre el matrimonio, el Art. 33 y un largo etc.) . Cuando se votó el texto, no obtuvo tanto respaldo -ni mucho menos- como se cacarea, a pesar de la propaganda del Estado, la oposición nacional, la opinión de las élites internacionales, de cierta secta etc.
Nosotros queremos otra constitución política, que responda a lo que España debe ser, sigue siendo y siempre fue. Que de a Dios el culto y tributo debido, y respete los diez mandamientos del Sinaí para todos porque son de ley natural así como la ley de la Iglesia para los católicos. Que devuelva a la sociedad lo que el Estado pre totalitario le sustrae (estatismo convertido en ciertas leyes en totalitarismo constitucional). Que reconozca la unidad de España en su variedad foral -no los estatutos de autonomía que son delegación del poder omnímodo del Estado-. Que permita y estimule -y no impida- una verdadera representación social en vez de hacer posible y acelerar su paulatina corrupción. Que reconozca que se es rey porque éste gobierna y defiende a los más débiles como los aún no nacidos...
¡Qué fácil es a los líderes dejarse llevar por el Mundo y el mundanal ruido...! Queremos unas leyes que impidan la manipulación de la sociedad por los medios de comunicación y las élites de conquista del poder para que ésta diga lo que se ellas quieren que consienta y diga...
Necesitamos y queremos otra cosa.
El observador
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