Los dos cimientos de la sociedad líquida (I)
Composición editorial a partir de Commons, J. C. Hidalgo y D. A. Rincón.
PUBLICADO POR: CIRCULO HISPALENSE - SEVILLA ABRIL 15, 2021
«Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena», Lucas, 6. 46-49 y Mateo, 7. 24-27.
La sociedad moderna es aquella sociedad insensata que edifica su casa sobre la arena, sobre lo líquido, sobre lo efímero, sobre la nada.Esta sociedad líquida otorga a la flexibilidad, la fluidez, el hedonismo y el adanismo la condición de virtud y conquista.La conquista de poder ser hedonista, la conquista de la autocomplacencia y del olvido adanista. La conquista del compromiso flexible y contractual frente al compromiso incondicional legitimado sobre el deber y el amor, la conquista de la búsqueda de la vida volátil y de la culpa ajena. En definitiva, la sociedad moderna premia y otorga carácter prioritario a lo líquido y volátil sobre lo sólido y estable.
Pero, frente a esta realidad, nos deberíamos preguntar acerca de las estructuras institucionales o, mejor dicho, cimientos arenosos, que incentivan la germinación y reproducción de esta sociedad líquida. Bajo una insuficiente y superficial, pero útil división analítica, estos cimientos podrían dividirse en dos partes:
Una, el individualismo-estatista encajado en la democracia liberal degenerada inexcusablemente en partitocracia (quizá, siempre lo ha sido). Otra, la economía liberal configurada por la creación destructiva y tecnológica schumpeteriana, y dirigida por el individualismo metodológico.
El primer cimiento nos ha empujado a la absoluta disolución de la única y verdadera comunidad política. Nos ha traído la pérdida de vínculos comunitarios y destrucción de la sociedad orgánica y cuerpos intermedios. Mientras tanto, ha logrado engatusar momentáneamente la necesidad y pulsión humana de agrupación y sociabilidad, mediante la representación de grupos ideológicos artificiales. El segundo, promueve la incansable e incesante mentalidad de mercado encarnada en la búsqueda debeneficio como único factor legitimador de la iniciativa empresarial. Así mismo, contribuye a la reproducción de las llamadas estructuras de pecado de que hablaba Juan Pablo II.
Por lo tanto, de la necesaria simbiosis de estos dos cimientos arenosos, es fácil inferir la dinámica intrínseca de la sociedad líquida-liberal. Ésta se puede explicar como un proceso constante y de difícil reversión de emancipación del individuo respecto de algo o de alguien.Un proceso de afirmación de la individualidad humana frente a algo o alguien. Frente a la familia, a la religión, a su comunidad, a su deber, a su fin, a sí mismo, a su naturaleza, y, por último, frente a la Verdad y a Dios. Esta sociedad nos permite ser lo que deseemos ser, siempre y cuando no seamos lo que realmente somos. Creación de Dios.
Manuel Yáñez Domínguez, Círculo Hispalense
https://periodicolaesperanza.com/archivos/4805
Los dos cimientos de la sociedad líquida (II)
MADRID, 06/12/2020.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participa en la celebración del cuadragésimo segundo aniversario de la Constitución este domingo en la escalinata del Congreso de los Diputados en Madrid. EFE/Ballesteros
PUBLICADO POR: CIRCULO HISPALENSE - SEVILLA ABRIL 24, 2021
Como indicábamos en el anterior artículo, la sociedad líquida se puede explicar como un proceso constante y de difícil reversión de emancipación del individuo respecto de algo o de alguien. Un proceso de afirmación de la individualidad humana frente a algo o alguien. Creación de Dios.
Así, esta sociedad dificulta la tarea necesaria de cada uno de nosotros que tiene como objetivo la realización de nuestra naturaleza humana y perfeccionamiento. Esto es, el trabajo de santificación diario de cada uno.
Sin embargo, siendo testigos de esta breve descripción y análisis de la realidad que nos envuelve, la palabra de nuestro Señor nos da esperanza. Nos exhorta a edificar en roca, para poder aguantar las embestidas del mundo. Nos exhorta a defender la libertad concreta y arraigada frente a la libertad abstracta y el libertinaje, al hombre creado a imagen y semejanza de Dios frente al hombre abstracto. Nos exhorta a recuperar la sensatez mediante el uso y enseñanza de conceptos clave como origen, función, orden y finalidad para poder restaurar instituciones fundadas en verdades morales y objetivos virtuosos.
Por esta razón, aquello que es sólido sólo puede emanar de Dios y de su enseñanza depositada en la Iglesia Católica y su magisterio. La deconstrucción de la modernidad y sociedad líquida-destructora, se debe plantear por desgaste propio, más que por enfrentamiento directo. Han sembrado las semillas de su propia destrucción, y mientras tanto, debemos edificar nuestra casa en roca, para que cuando la naturaleza golpee la insensatez moderna, aquellos que busquen refugio lo obtengan. El eje de solidez de nuestra casa se ha de encuadrar en el Verbo encarnado, y en la propia posibilidad de salvación, de la cual se derivan, como diría Vázquez de Mella, las posibilidades de perfeccionamiento y progreso real.
«Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa». Grande será la ruina de aquella casa, pero cuando llegue la ruina, más nos vale estar edificados sobre roca, y no sobre arena.
Manuel Yáñez Domínguez, Círculo Hispalense
https://periodicolaesperanza.com/archivos/4807
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