HIPOTÉTICAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS INTERESES POLÍTICOS-HISTÓRICOS-EXTERIORES DEL HISPANISMO :
Decía Luis XIV : “ La grandeza de Francia sólo puede entenderse con la decadencia de España y viceversa “; una observación muy significativa del jefe de la amariconada corte versallesca. Decía Ramiro de Maeztu que durante siglos supimos mantener aislada a Francia, tanto por la Europa Central como por la Meridional, de Flandes a Sicilia; mientras ésta intentaba rapiñar nuestra genuina civilización, nuestra hermosa creación imperial, aliándose con los enemigos de la Cristiandad : Luteranos, calvinistas y musulmanes turcos, y encima, proclamarse como católica y latina….Se dirá que en un principio, puede parecer el inglés el enemigo más tenaz….Pues puede o no puede ser; no obstante al menos el inglés es claro en sus propósitos; Francia en cambio comete-por si fuera poco-el nefando pecado de la hipocresía; siempre lo hizo, acompañado de envidias varias. Cuando España supo estrangular a Francia ( Como dice el listillo de Jiménez Losantos, que aquí no le falta razón ) supuso su más dorada página de su libro de Historia, ¿ coincidencia ? No sé yo; la sacralización de la fortuna aun en la entrada del ruedo político puede ser maquiavélica, pero no hispanista o católica; nosotros siempre creímos en el trabajo y en la libertad por encima de dudosas ideas “ azarosas “; a Dios rogando y con el mazo dando, a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Nuestro aragonés rey Fernando el Católico fue el ejemplo del mejor gobernante de su época, el que forjó las bases sólidas de la Reunificación Hispánica y nuestro poderío imperial romano-germánico. Con Francia igual se nos presenta un dilema serio : Que sí existe una Francia Tradicional, más bien paralela, desde Clodoveo hasta el mismísimo Lefevbre; en cambio, a duras penas podremos hablar de una “ Inglaterra Tradicional “ a pesar de la buena voluntad de la gente de la Tercera Posición; ya que ni ellos mismos creen en el “ Reino Unido “. No obstante, desde siglos, tanto una como otra, no han hecho sino intentar recoger las migajas que se iban despedazando de la grandeza hispánica. Resulta que los hijos de la Gran Bretaña nos robaron Gibraltar; pero resulta que fue tras la complicidad de una invasión francesa ( Nada que envidiar a Napoleón ); y que Francia nos robó la Occitania e Iparralde; amén de rapiñarnos muchos territorios en las Américas, más aún que el imperio británico ( Fundación judía ) Su envidia siempre les ha hecho mirarse en nuestro espejo, siempre intentándonos apartar y quitar nuestra importancia; y la Historia nos dice que jamás pudieron. No obstante, lo han intentado, pues nosotros, los españoles, somos grandes por naturaleza, mientras que ellos han de recurrir a las malas artes, a los artificios, a las carroñerías, y a la introducción de ideologías venidas de los hijos de Judea en suelo ajeno. Ellos han tenido que intentar ser grandes mirándose en nuestro espejo, como no podía ser de otro modo. Se dice, y con harta frecuencia, que el anglosajón es más “ racista “. Claro que depende de lo que se entienda por “ racismo “…..O “ racialismo “….El español siempre fue consciente de su nobleza de sangre, refrendada en sus tradicionales leyes; no obstante supo ser guía de civilización de otros pueblos, y con todos los errores, nunca programar el exterminio, al admirar la obra natural de Dios de la diversidad de los seres humanos. Cierto es que muchos hispanos se mezclaron con mujeres de otras razas en las Américas o en las Filipinas, lo cual no es ni malo ni bueno, sino unas circunstancias históricas que difícilmente podrían explicar los actuales “ bachilleratos “; el español iba a un Nuevo Mundo desconocido, con una misión de rescatar y evangelizar, sin un futuro muy bien definido, por lo cual las mujeres de su raza no empezaron a penetrar en cantidades considerables hasta bien entrados los siglos XVI y XVII; por la contra, los pueblos germánicos arribados a las Islas Británicas no dudaron en intentar exterminarse entre ellos, para luego acabar casi exterminando a los celtas. Al menos Francia tuvo un pueblo germánico principal que supo contemplar la Lux Romana, como en la Vieja Hispania; sea como fuere, se podrá decir que son fundaciones patrióticas germánicas…Sí y no; el germánico acaba fundiéndose en Francia con el galorromano y en España con el hispanorromano, recogiendo su saber imperial y su esencia, aportando también su pujanza militar en el momento. En cambio, el anglosajón no tuvo tapujos en acoger al judío en masa, ni ser la cuna máxima de Europa en la masonería, tanto con protestantes con sus fuertes aliados judíos; en Francia pasó más de lo mismo, aunque siempre encontró mayor resistencia, todo hay que decirlo. El anglosajón llegó a las Américas sabiendo que iba a tierras despobladas, con civilizaciones no tan brillantes como lo fueron mayas, aztecas, incas o mochicas; y no dudó en exterminar a multitud de tribus amerindias a conciencia; cosa que el español, con todos los errores que pudiera cometer, no hizo así. Los pueblos germánicos no se han comportado precisamente como sus homónimos a lo largo de la Historia en la Britania, realizando el fiasco genocida del “ Reino Unido “; sin empresas nacionales naturales conjuntas, sin concilios, sin reconquistas, sin repoblaciones, sin ideales imperiales comunes alejados del centralismo…..Aquellos que desde sus “ libertades de cátedra “ intoxican con sus leyendas negras del hebreo Las Casas ( Su máximo servidor ) durante siglos hasta penetrar en el mismo ser del español. España fue fuerte en su alianza con la Europa Central; rescatando su testigo imperial, y exportándolo a nuevos mundos. España no puede olvidar su herencia histórica con los pueblos de la Germanidad ( Salvando el lumpen que fue a parar a la Pérfida Albión ) : Austria, Alemania, Borgoña, Flandes, Walonia….A pesar de los pesares; tanta lucha por la Verdad nos hizo libres, pero nos hizo derramar mucha sangre, demasiado generosa….No obstante, igual se puede confiar que en aquellas tierras queden gentes conscientes de su Historia, y por ende, de lo que significó y debe significar la Hispanidad.
España tiene una asignatura pendiente que se hace eterna en su política exterior : El África. Sebastián de Portugal, Isabel la Católica, o el Cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros, ( aquel que decía aquello de “ El olor de la pólvora contra los infieles es más dulce que el del incienso “ ) -con ajedrezado y rojigualdo pendón-así lo entendieron y lo intentaron, con los magníficos Austrias Mayores al frente; España como Luz Tridentina, Paladín de la Cristiandad, ejemplo de heroísmo, fidelidad, santidad hecha realidad. El mismo rey de los carlistas, Carlos de Borbón y Austria-Este, también lo entendió así. Una España hasta el Atlas. Los antiguos bereberes sucumbieron ante el poderío militar venido de Arabia bajo la salvaje cosmovisión mahometana; no sólo espiritualmente ( Ahí tenemos al mismísimo San Agustín de Hipona, que era un natural númida ) sino también racialmente, bajo la llegada masiva de semitas de toda clase y negroides. A día de hoy, el África del Norte es tierra de nadie; en verdad lo es desde hace mucho tiempo. El español se entretuvo mucho en las labores imperiales romano-germánicas por preservar la unidad religiosa ante el preliberalismo que amenazaba con la alianza con la usura judaica; con honor mantuvimos nuestra fe, pero descuidamos nuestra natural continuación de la Reconquista, que sería hasta los lindes del antaño también cristiano y helenizante Egipto; nuestro Gran Oranesado; aunque algunos sigan hablando de la “ Argelia Francesa “ o del “ Marruecos Francés “. Es normal que, si no tenemos amor propio para con nosotros mismos, ¿ cómo podemos ser conscientes de la naturaleza de lo que pudiera ser nuestra política exterior ? España, por tiempo y/o por circunstancias, no logró poblar ni realizar apostolado suficiente en el Sáhara; como resultado: lo que hoy vemos. En el futuro, si cumplimos nuestra tan añorada empresa, será utilizando cabeza y corazón, sin olvidar nuestro cometido.
Asimismo, España no debe dejar de recordar que ha de redefinir su papel imperial para con los pueblos hispanoamericanos, aguillotinados como nosotros mismos por la masonería angloamericana. España no puede olvidarse de su vocación imperial, porque sería olvidarse de su Historia y de su Destino. No puede entenderse una América sin España y viceversa; no hablo de neocolonialismos; el mismo término “ colonialismo “ en el Imperio Hispánico es una introducción más bien borbónica, al calor afrancesado más rancio. España ha de rescatar el concepto Imperial puro, alejado de la farsa supuestamente analista del judío Lenin. El criollo de hoy se siente más identificado con las barras y con las estrellas que con la Borgoñona Cruz de San Andrés de su Madre Patria; y de ello mucha culpa la tenemos nosotros; pues eso mismo ocurre en nuestro mismo suelo.
Jamás el hispanismo podrá olvidar la causa irlandesa. Nuestro magnífico Emperador Felipe de Habsburgo así lo entendió, mandando tropas por la libertad y la unidad de una patria hermana; aunque desgraciadamente nunca pudiéramos dar el suficiente abasto. A día de hoy, el IRA y su Sinn Fein han traicionado a la causa tradicional irlandesa, absorbidos por el marxismo, y aliados de las peores alimañas narcoterroristas. Nosotros no los queremos ni los necesitamos; abogamos por lo que históricamente nos parece justo, y por lo que pide la misma Tercera Posición; por la abolición de todo lo que representa la masónica Union Jack, y por la libertad de Inglaterra, Escocia, Gales, y por supuesto, la de la sufrida Irlanda, la que sufrió hambre, robos y genocidios por parte de la puritanería cromwelliana. Irlanda debe ser consciente de que sólo ella misma podrá salvarse; pero España debe estar ahí para presenciarlo, y en lo que pueda, ayudar, aunque reitero que sin amor propio pues….A buen entendedor, pocas palabras bastan.
España tiene en sus aliados naturales a la frontera eurasiática que lleva sufriendo las barbaries asianizantes de turcos islámicos y marxistas. La antigüedad íbera tiene una herencia étnica en el Cáucaso, y en estos tiempos, ante la invasión que se nos avecina ya caído el comunismo, y nosotros ante la ardiente morisma, no podemos sino encontrar a nuestros aliados en la Cristiandad que aplastar intentaron el turco y el soviet; igual solos no podremos….Al menos en la gran dureza que se nos avecina.
Como máxima expresión de Cruzada que fuimos, jamás podremos olvidar a los cristianos del Oriente, de la Mesopotamia, del Irán, de la Tierra Santa, de Egipto, y sobre todo, el dolor libanés….Ellos son el más vivo ejemplo, como nosotros lo fuimos, de la feroz y tenaz lucha contra las embestidas de mosaicos y musulmanes.
España no puede olvidar el ideal antiguo de Latinidad, de Romanidad si se quiere, que tanto ha pervertido la infame Francia. España tiene una misión como Espada de Roma, y una especial conexión étnica, histórica, cultural y religiosa con los pueblos itálicos, en especial, con Nápoles, Sicilia, Córcega y Cerdeña; antaño orgullosos vástagos del Reino Aragonés.
Con todo, aunque dedique estos humildes escritos a ciertas consideraciones que a día de hoy puedan parecer baladíes, quiero hacer saber que quiero decir que, España ha de ser eso mismo, España. No más extranjerismos, no más complejos, no más cabezas agachadas, no más confusiones; el camino de España no tiene pérdida posible : Radica en su Tradición.
Los españoles tenemos una Misión Conquistadora que cumplir, que en su día se resquebrajó. Los españoles tenemos una herencia de raza y espíritu que hemos sabido forjar a partir de Lisboa al Alguer, de Montpellier a Tarifa y de Lasparren a Gibraltar; y que supo plasmar José Enrique Rodó en el sur americano…..Hacer Hispanidad es hacer Humanidad.
Desperta Ferro !
Jaungoikoa Eta Lege Zaharra !
¡ Santiago Y Cierra España !
¡ Servicio, Jerarquía y Hermandad !
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