Iniciado por
Valmadian
El que vota a otras opciones, sean las que sean, pero que ni siquiera se llegan a contabilizar, son votos residuales que pasan a engrosar los resultados finales de los partidos ganadores en cada circunspcripción. O sea, yo voto carlista, lo hago en Madrid y mi voto residual se contabiliza para el PP. Si alguien como yo vota en Barcelona, por ejemplo, su voto carlista va como voto residual al PSC. O sea, o lo que es lo mismo: es como si mi correligionario hubiese votado directamente socialista, y es como si yo hubiese depositado una papeleta del PP. ¿Entonces para qué votar?
Pues si nos abstenemos volvemos a la primera de las cuestiones: no existimos y además, no nos podemos quejar porque no hemos votado.
Queda el voto en blanco: no es abstención, sino presencia activa y directa. Y es una afirmación: ¡No! ¡no me valeis ninguno! ¿Qué pasaría si hubiese 9 ó 10 millones de votos en blanco? Lo mínimo que se plantearía encima de las mesas de los despachos de los partidos es la gran interrogante: ¿qué hacemos? Más aún, ¿cómo se vería un resultado así fuera de nuestras fronteras? y ¿qué pasaría si en vez de esos 9 ó 10 millones fuesen 15 ó 20 millones? Pues que el sistema se vendría abajo.
Y es que nos pogamos como nos pongamos, el sistema nos envuelve por todas partes, no podemos eludirlo, no podemos escapar a no ser que nos vayamos de España, y es que se trata de un sistema totalitario, y da igual si hay diez, veinte o un partido único. Sencillamente, es totalitario porque no se puede salir de él y se perpetúa y afecta a todas las esferas de la vida pública y privada. Y como tampoco podemos actuar de otro modo, habrá que nadar a favor de la corriente y buscar el modo de horadarlo. Desde mi punto de vista, tenemos dos alternativas para el futuro: o se logra una unificación nacional de las fuerzas españolas dispersas en ochenta capillitas, grupos ailados, e individualidades bienintencionadas encerradas en la propia torre (el aspecto más similar a mi propio caso), o nos hacemos los dueños del "voto en blanco". En cualquier caso hay que elegir y pronto, porque las elecciones generales acaban de comenzar de nuevo y es que esta legislatura, de acuerdo en buena medida con el análisis del artículo colgado por Arnau Jara, tiene todas las papeletas para durar de dos años y medio a tres.
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