La derecha es el fracaso

**Juan del Águila** · 20/08/2008

El fracaso de la derecha

AFIRMÁBAMOS en un artículo anterior que la derecha desempeña en las sociedades democráticas, y muy concretamente en la española, un papel ridículo, cual es el de jugar una partida en la que el adversario elige campo y determina las reglas del juego. Esta afirmación no creo que admita controversia: cada día vemos a los políticos de derechas esforzándose penosamente por evitar que su adscripción resulte notoria, inventándose chorradas semánticas del tipo «centro reformista», rehuyendo la confrontación o adoptando posturas tibias en asuntos medulares en los que su adversario ha sentado cátedra, aceptando compungidamente la superioridad cultural de la izquierda, etcétera. De este modo, la derecha sólo puede aspirar a las migajillas de ganar unas elecciones de vez en cuando, un «de vez en cuando» que a medida que pase el tiempo exigirá el concurso de circunstancias más excepcionales (caos administrativo, corrupción generalizada, crisis económicas feroces, etcétera). Si la derecha no se conformase con estas migajillas, propondría una revisión a fondo del orden en el que las ideas de la izquierda han encontrado arraigo; pero esta revisión radical —que exigiría una refutación de las mentiras sobre las que se ha ido sedimentando la roña progre a lo largo de las décadas— no parece al alcance de la derecha que hoy padecemos.

En realidad, a la derecha le ocurre lo mismo que al rey don Rodrigo en aquel romance célebre, que la izquierda la come «por do más pecado había». Y el origen de ese pecado se remonta a épocas ya remotas, cuando la derecha, tras el cambio de orden establecido por la Revolución, por temor a ser tildada de «reaccionaria», se presentó como la opción ideológica capaz de conciliar «la libertad y el orden», frente a una izquierda que propendía al desorden, en su apetito desaforado de libertad.

Tal conciliación hubiese sido fructífera, si la derecha hubiese propuesto un orden propio; pero se conformó con conservar la libertad del liberalismo y el orden revolucionario, dando por buenos e inatacables los principios que los alentaban. Aceptar tales principios fue su pecado original; y de aquellos polvos vinieron estos lodos.

Cuando aceptas unos principios que no son los tuyos como premisas del funcionamiento político, es natural que las consecuencias de tales principios siempre actúen en tu contra. Y así le ocurrió a la derecha, que a cambio de unas pocas transacciones en el orden económico (respeto a la propiedad privada, etcétera), hubo de transigir con el orden social y cultural que propugnaba la izquierda. Y, desenvolviéndose en un orden social y cultural adverso, no tuvo otro remedio que ir aceptando las sucesivas «conquistas» de dicho orden, para evitar que se la calificase de enemiga del progreso. Así, cada vez que la derecha conseguía acceder al poder, se limitaba a «conservar» las «conquistas» que previamente la izquierda había logrado; y, poco a poco, la derecha fue convirtiéndose en una especie de lacayo o «ancilla» de la izquierda, encargada de mantener intacto el orden establecido cada vez que la izquierda abandonaba el poder, para que luego, una vez recuperado, la izquierda pudiera seguir obrando a placer. Fue entonces cuando la derecha, abochornada de su papel lacayuno, se inventó esa paparrucha del «centro»; centro que, por supuesto, es movible, y cuya localización es inevitablemente determinada por la acción de la izquierda. Y puesto que la izquierda no renuncia jamás a sus «conquistas», tal centro se sitúa cada vez más lejos de los principios originarios de la derecha, esos principios a los que la de derecha renunció para que no se la tildase de reaccionaria.

Renunciando a sus principios y aceptando el orden establecido por la izquierda, a la derecha sólo le resta actuar como fregona de los estropicios y desaguisados que la izquierda provoca. Como le ocurre a los falsos devotos, que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena, la «ciudadanía» (esto es, el pueblo reducido a comparsa del orden establecido por la izquierda) sólo vota a la derecha cuando le ve las orejas al lobo. Y, pasado el peligro, vuelve a votar a quien encarna con mayor autenticidad los principios que se presentan como buenos e inatacables. A fin de cuentas, ¿por qué habría de votar a esa panda de fracasados que los encarnan en su versión descafeinada?

www.juanmanueldeprada.com

**sincomplejos** · 21/08/2008

Aún a riesgo de parecer prepotente y de querer contradecir a De Prada, cosa que esta lejos de mi intención, creo que el título del artículo es erroneo: la izquierda es el fracaso, porque la derecha es sencillamente una estupidez. Inutil, acomplejada y menguada culturalmente al tamaño de una nuez sobrevive "por ahi" desdibujada entre varios partiduchos politicos.

La izquierda representa el fracaso porque no somos pocos los que de jovenes quisimos formar parte de la izquierda, debido al triunfo cultural de la misma, o a otra derrota de la derecha, deseabamos formar parte de la misma para librar al mundo de la lacra y luchar por la justicia social. ¿La derecha? la derecha no gusta ni siquiera a los que teorícamente deberían de formar parte de ella ya que no debemos olvidar, o mejor dicho deberíamos de conocer el pasado izquierdista de seguro muchos de ellos en plena época franquista.

Hace poco, entiendase esto como hace un mes o por ahi, el periodico Alba publicaba un artículo de opinión con el que concuerdo plenamente donde dejaba claro que la derecha no existia al no existir un partido político, bueno si que existe pero no quería hacer publicidad ni yo tampoco, que defendiese la vida, la familia, el trabajo honrado, etc.. cosas con sentido que son las que al fin y al cabo a la gente le gusta tener presente.

**Tarsis** · 22/08/2008

Es una pena, aunque no ocurre solo en España, en la que los que tienen derecho a votar solo tengan dos opciones. Bueno a veces alguna más.
¿Por que no hay otra opción?, será que tantos pensamientos filosóficos nos han distraido del verdadero camino. ¿Cual es el verdadero camino?.
Yo también estoy de acuerdo contigo, la izquierda es el fracaso, por que apoya no la libertad, sino el libertinaje.

**Lycos** · 22/08/2008

Como diría Leo Strauss.

¿Cómo conciliar un orden que no sea opresión con una libertad que no sea licencia?

**Tarsis** · 22/08/2008

Iniciado por Lycos

Como diría Leo Strauss.

¿Cómo conciliar un orden que no sea opresión con una libertad que no sea licencia?

Podría preguntarte cual es tu respuesta a esta pregunta. Pero es que está muy clara, y quien sabe bien responder es nuestro actual gobierno, con su nueva asignatura de educación para a ciudadanía, pero aquí está otro de sus fracasos. Yo al menos no comulgo con ellos.
A través de la educación quieren imponer un pensamiento donde se excluye a Dios y con ello la tradición católica en nuestra patria.

**Yzurdiaga** · 22/08/2008

No deseo enmendarle la plana a nadie y menos por un título erróneo pero creo que el Liberalismo es el fracaso. Entrar a dilucidar si es más ridícula la derecha que la izquierda, o más maliciosa es esteril.

**Hyeronimus** · 22/08/2008

Izquierda, derecha, arriba o abajo no hace mucha diferencia, si acaso cuantitiva pero no cualitativamente. Esas definiciones espaciales en política crean falsos maniqueísmos cuando en el fondo todo tiene el mismo origen liberal iluminista.

**Tarsis** · 22/08/2008

Iniciado por Hyeronimus

Izquierda, derecha, arriba o abajo no hace mucha diferencia, si acaso cuantitiva pero no cualitativamente. Esas definiciones espaciales en política crean falsos maniqueísmos cuando en el fondo todo tiene el mismo origen liberal iluminista.

Todo tiene un origen, pero no el mismo fin

**Nova_Hespaña** · 22/08/2008

Iniciado por Tarsis

Todo tiene un origen, pero no el mismo fin

¿Seguro?

" No somos ni de derechas ni de izquierdas; pero si resulta absolutamente preciso situarnos en
términos parlamentarios repetimos que nos encontramos a medio camino entre la extremaderecha
y la extrema-izquierda, por detrás del presidente, dando la espalda a la Asamblea. "

Arnaud Dandieu

Al margen de lo que se pueda opinar de este autor, encuentro la cita muy ilustradora.

**sincomplejos** · 22/08/2008

Iniciado por Tarsis

Todo tiene un origen, pero no el mismo fin

Debo de opinar contrariamente a ti, la derecha y la izquierda actual nacen de ideas contrarias a Dios y al sentido natural del hombre por lo que independientemente de la finalidad o de como "se quiera maquillar" están equivocados de principios a fin.

**Juan del Águila** · 22/08/2008

Iniciado por Nova_Hespaña

¿Seguro?

" No somos ni de derechas ni de izquierdas; pero si resulta absolutamente preciso situarnos en
términos parlamentarios repetimos que nos encontramos a medio camino entre la extremaderecha
y la extrema-izquierda, por detrás del presidente, dando la espalda a la Asamblea. "

Arnaud Dandieu

Al margen de lo que se pueda opinar de este autor, encuentro la cita muy ilustradora.

Y tanto, como que te la voy a robar para mi firma.

**Nova_Hespaña** · 23/08/2008

Iniciado por Juan del Águila

Y tanto, como que te la voy a robar para mi firma.

Como ya la tuve en la mía no me importa...

Un saludo.

**sincomplejos** · 23/08/2008

Iniciado por Nova_Hespaña

¿Seguro?

" No somos ni de derechas ni de izquierdas; pero si resulta absolutamente preciso situarnos en
términos parlamentarios repetimos que nos encontramos a medio camino entre la extremaderecha
y la extrema-izquierda, por detrás del presidente, dando la espalda a la Asamblea. "

Arnaud Dandieu

Al margen de lo que se pueda opinar de este autor, encuentro la cita muy ilustradora.

Muy buena cita, alguién me puede decir ¿donde hayar algo más de tal autor?

**Nova_Hespaña** · 23/08/2008

A ver, quizás me he expresado más pues la verdad es que no sé si Dandieu tiene obras. Hasta donde yo sé Dandieu fue uno de los primeros integrantes del movimiento francés Ordre Nouveau. La cita la saqué de un libro sobre el arte relacionado con los distintos movimientos fascistas europeos, por lo que no te podré ayudar.

Por otra parte, no te voy a decir que leer literatura fascista esté mal, pero hay que utilizar la inteligencia y saber discriminar cuando lees, como con todo.

Un saludo en Xto. Rey.