Newton y Política: El problema de la derecha.
¿Newton y Política? ¿Se discutirá acaso de la validez legal de la física Newtoniana? ¿Se votará en el congreso un proyecto de ley que derogue las leyes que llevan su nombre? Evidentemente la respuesta a estas interrogantes es NO...
Entonces... ¿Qué significa el título?
Muy simple, hablar, en términos políticos de la acción y la reacción (3° ley de Newton), y a lo que se agregará la relación entre revolución y reacción, a partir de lo que se reflexionará sobre la naturaleza de la "derecha".
Los sectores políticamente conservadores de la sociedad, el "momiaje", "la derecha", recibe también, entre sus diversos nombres, el apelativo de "reacción". Esto es un efecto histórico y no es menor.
Los conservadores se oponen, en principio, al cambio no debidamente justificado, intentando "conservar", de ahí su nombre, el status quo del momento en que se produce dicha acción de cambio. Si bien, los conservadores auténticos -inmovilistas, cuya propuesta es el no cambio, y nada más que eso- escasean o no existen, al menos en Chile se identifica a quienes promueven los principios tradicionales y católicos sobre los que se forjó la nación, que, no obstante lo anterior, destacan más por obstruir cambios que por una propuesta positiva a la luz de los principios que sustentan.
Profundizando en esta imagen de inmovilismo, cuando la acción es más virulenta y se torna en revolución, o intento de revolución, los sectores conservadores no sólo se oponen a estos cambios, sino que además lo hacen tan drásticamente como los accionantes revolucionarios lo hacen. Ésta es la relación entre tales conceptos y la tercera ley de Newton, "la reacción es proporcional (equivalente) a la acción, en sentido inverso".
Pues bien, esta actitud reaccionaria tiene sus ventajas; se arriesga menos en el corto plazo, cuando se impone es aplastante y en cierta medida ayuda a mantener una paz social (mal entendida, pero paz social). Por el contrario, tiene defectos importantísimos, uno de los cuales es un gran peligro, y es aquel que, hábil y maliciosamente descubierto por Gramsci, les da una ventaja en el terreno de acción cultural y en el terreno largo placista a sectores de izquierda ("progres", revolucionarios, "de avanzada", etc...). Esta ventaja radical es la capacidad de imponer los términos de la discusión política, determinar "qué" es tema, mover la agenda social y mostrar los sueños sectoriales a la sociedad, todo con gran facilidad, contra la gran dificultad de los "conservadores".
Por el futuro de Chile esto debe cambiar.
Rompamos el papel que estamos jugando en esta ecuación; ¡accionemos!.
¡Que no se diga que "los nuestros sólo se mueven cuando les quitan los fundos!".
No es necesario mantenerse en la inacción -o en la imagen de inacción-, por el contrario, es menester ir a la lucha , imponer nuestra visión, mostrarle al chileno medio que los derechistas no somos "un grupo de cuiquitos* que usamos el nombre de Cristo en aras de cuidar nuestro bolsillo" .
Los pobres se asocian a la izquierda porque nosotros no hemos sabido entregar el mensaje cristiano, hemos sido incapaces de dar a conocer que realmente vemos a Cristo en los demás, que de verdad nos duele la pobreza.
Algo hacemos -de vez en cuando y tímidamente- en temas provida, en temas de la familia, es decir, en aquello que golpea espiritualmente a la nación y genera una pobreza más dura que la indigencia materia, pero -parece- se nos olvida que Cristo, al decir "no sólo de pan vive el hombre" admite que el hombre requiere pan para subsistir (algo evidente), y es común que queden de lado los temas económicos -en su orientación a los necesitados, sobre el modelo, macroeconomía y crecimiento, damos cátedra... o más bien una perorata- en nuestros discursos.
Lo anterior no apunta a hacer materialista nuestra contribución, todo lo contrario.
Mantener la piedra angular espiritual y valórica, pero agregarle elementos materiales. No sólo entregar doctrina, no sólo defender principios, sino hacerlos prácticos, operativos, y al alcance de quienes poseen menor formación académica.
Como punto de ejemplo, tómese la materia de vivienda:
Lo anterior se resume, en dos palabras, en CONSTRUIR HOGARES. No más "Techos para Chile"**, ¡NO MÁS! , pero a la vez, no más apatía, no más letargo social, no más "sean felices de su pobreza", no más desdén hacia el pobre honrado. Entreguemos a Cristo, pero entreguémoslo de una forma que permita su recepción, que permita que esa entrega fructifique y no se esfume a los pocos días por la carencia de un mínimo indispensable de bienes materiales.
Llevemos REAL desarrollo, valórico, material y espiritual a las villas y poblaciones.
Además, NO TENGAMOS MIEDO DE HABLAR GOLPEADO, DE PONER LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES, DE DECIR LAS COSAS COMO SON, "PAN PAN, VINO VINO", y no estemos prestos a confundir nuestro discurso con el de la izquierda para sonar "simpáticos", como suele hacerse en cada período electoral.
Mostremos nuestros sueños, hagamos que la gente conozca éstos tal cuales son, y hagamos evidente a esa mayoría absoluta y abismante de chilenos que se declaran católicos, que ellos no están en un "error político" al sentirse católicos, que tienen políticos que actúan consecuentemente a tal mirada de la sociedad -no sólo cuando conviene o los fundos son amenazados-, y que sólo allí donde Cristo reine, reflejado en cada uno de los integrantes de la comunidad nacional, habrá paz y progreso verdaderos, habrá superación de todo tipo de pobreza, habrá lo que los clásicos llamaran "bien común". Eso sí, para que Cristo reine en la sociedad, hay que estar dispuesto a dejarlo reinar en nuestros corazones. Pero sin peros ni medias tintas.
Es evidente que no seremos capaces de crear el reino de los Cielos en la tierra, pero sólo actuando podemos acercarnos. Reaccionando podemos, tal vez, evitar que lleguen infiernos marxistas a nuestra patria, pero no generaremos aquellos cambios que limiten el mal presente en nuestra sociedad y fomenten el bien, sólo posibles por la acción.
Acciones, llevemos nuestros sueños a la gente, mostremos lo que de verdad somos, para romper con la caricatura que la izquierda muestra de nosotros. Construyamos una sociedad cristiana, y hagamos a Cristo el rey en nuestras vidas, el motivo para ayudar de verdad a los demás.
Sólo así la derecha vencerá cuando correspondan las elecciones, mostrando un proyecto propio llamativo, valiente, que desafíe la opinión mayoritaria que nos hace creer que Nietzsche venció a Cristo en la política, y que hablar de Dios es perder votos.
Seamos consecuentes y al final obtendremos resultados, seamos "numerarios opus que firman piernas" y sólo lograremos conducirnos hasta un obtuso oportunismo que atenta contra aquello que decimos defender, y que por añadidura, trae el fracaso en el proyecto intentado.
Ese es el problema de la derecha. No encanta porque no acciona.
Se queda en "no moverse de los principios" (lo que está muy bien), pero rara vez se mueve para llevar a cabo las implicancias de esos principios, sobre todo en materia económico-social.
Este es el momento de dar el salto, de accionar.
De renovar la derecha.
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* Cuico: Término popular y despectivo hacia la "clase alta" (que en realidad, se usa contra cualquiera que tenga más dinero que el que lo dice).
** Un Techo para Chile: Campaña de acción social, nacida de la preocupación por la extrema pobreza, y que en algún momento tuvo un sello católico. Hoy el enfoque es eminentemente materialista -diríamos que construyen casas, no hogares-, y se corre la voz de extendidas prácticas sexuales entre sus voluntarios (demás está decir que me refiero a parejas, no a matrimonios).
En general, lo que se dice de Chile es válido para España y Expaña (no para el PP, en todo caso), y para cualquier país occidental donde el catolicismo sea parte del mensaje asociado a los conservadores.
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