REIVINDICACIÓN DEL PENSAMIENTO DE JUAN VALLET DE GOYTISOLO
El filósofo italiano Michele Federico Sciacca
EN TORNO AL DERECHO NATURAL (I parte)
Hay autores que no tienen la celebridad que debieran en proporción a su sabiduría y méritos. Uno de estos hombres es Juan Vallet de Goytisolo, a no confundir con ninguno de los famosos “Goytisolo” –ni Juan ni José Agustín. Varias son las obras que leo y releo de este maestro del pensamiento jurídico y de la Filosofía del Derecho: “Tres ensayos: Cuerpos intermedios. Representación política. Principio de subsidiaridad” (Speiro, 1981) y “En torno al Derecho Natural” (Organización Sala Editorial). No son libros fácilmente asequibles, a no ser que se acuda a los diligentes servicios de esas “librerías de viejo” que tanto ama el lector disidente que pasa mucho –sin aversión alguna, eso sí- de Ruiz Zafón, Pérez Reverto o de los que están en el candelero.
Tuve ayer uno de esos felices reencuentros con un libro de Vallet de Goytisolo que leí, me entusiasmó y tiempo llevaba entre los demás libros, enterrado bajo papeles viejos y nuevos: “En torno al Derecho Natural”. No he terminado su actual lectura, pero valgan aquí algunos pasajes, para abrir el apetito del lector de Libro de Horas.
Sobre la contradicción del marxismo:
Según Marx afirma en el Prólogo de su primera edición de El Capital: “Quien como yo concibe el desarrollo de la formación económica de la sociedad como un proceso histórico natural, no puede hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de las que él es solamente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas”.
Vallet de Goytisolo: “¿Para qué, pues –se han preguntado algunos autores-, ese esfuerzo revolucionario en transformar un sistema que por sí solo será superado en el proceso histórico y que, por otra parte, no puede ser calificado ética ni jurídicamente, puesto que es un mero proceso material? Por eso, Stamler señaló que si estas calificaciones fuesen acertadas, el partido comunista sería algo así como una sociedad de cooperación a los eclipses de luna.”
Sobre el despropósito del liberalismo:
“Los mundos artificiales que desde hace tiempo el hombre, usando erróneamente de su libertad, ha pretendido construir nos han llevado a resultados contradictorios con la meta prometida.
“El liberalismo entronizó paradójicamente, en detrimento de la libertad, la ley política de la omnipotencia de la mayoría y la ley económica de la oferta y la demanda, que, al fin, una y otra, han terminado sometiendo la mayoría a la servidumbre de las propagandas política y económica, respectivamente, siendo sus frutos las teledirigidas sociedad de masas y sociedad de consumo –en la que es preciso consumir cada vez más; para conseguirlo, ganar más dinero, y para obtenerlo, trabajar más horas extra.”
El origen de todas estas aberraciones, la filosofía moderna. Vallet de Goytisolo reproduce un pasaje elocuente de Marcel de Corte: “…si el desarraigo del hombre en el mundo no se produce por culpa del propio hombre por su negativa a adoptar una actitud humana frente al mundo, al romper por su libre voluntad sus recíprocas relaciones…”. En el fondo, lo que está en cuestión es que el hombre se ha enclaustrado por propia voluntad en su subjetivismo, de su mente cree poder deducir la verdad, sin tener en cuenta para nada la realidad.
Añoranza es lo que produce esta descripción que De Corte da de nuestros antepasados:
“Semejantes a árboles vigorosos, prolongaban sus raíces en la tierra fecunda de lo real, donde buscaban su alimento… Un pacto tácito nupcial se había sellado entre el hombre y el universo.”
El pacto ha sido roto por el hombre moderno: “Nuestra sociedad –indica Vallet de Goytisolo- ha olvidado la pauta que el orden natural le ofrece, y así nuestra libertad ha perdido el sentido del límite, de la medida, de las justas dimensiones. Se está repitiendo el mito de Ícaro”. Y uno piensa en todos esos que, para justificar sus perversiones sexuales, diseñan argumentarios que pretenden instalarse en la Educación para la Ciudadanía. Como nos recuerda Vallet de Goytisolo: “Por no contemplar el orden natural en su totalidad, el pensamiento occidental moderno ha caído –como dice Sciacca- en la estupidez, consistente en contemplar sólo una parte de la realidad. La religión sin Dios, el progresismo católico, el economismo, la tecnocracia, no son sino diversas muestras de esta visión corta, es decir, de la actual estupidez”.
¿Solución?
Recuperar el auténtico sentido y significado del Derecho Natural, purgado de las gangas, pues aunque ha cundido el desprestigio sobre el Derecho Natural, desde las filas de la canalla revolucionaria, acusándolo de generar inseguridad jurídica, arbitrariedad en las aplicaciones y negándole incluso su concepto, “a nadie se le ha ocurrido –dice Vallet de Goytisolo- negar la existencia de los metales, o desistir de su búsqueda, por el hecho de que se hallen mezclados con la ganga o porque estén ocultos y resulte problemático su hallazgo.”
Vallet apunta que la nueva visión del universo que aporta la física cuántica confirma la visión clásica del universo. El hombre no puede ser examinado aisladamente, “sino formando parte de las sociedades en las que naturalmente se halla inserto y de aquellas otras en las que espontáneamente se une”.
“Es la organización defendida por los foralistas y los tradicionalistas; es el pluralismo de órdenes sociales que Brunner ha denominado estructura federal y que Torras y Bages llamó forma regional. Sistema de cuerpos intermedios que se desarrolla de abajo arriba, como las plantas, que es presidido por el principio de subsidiariedad, a través del cual se armoniza lo múltiple con lo uno, en su realidad concreta, multiforme y dinámico, aquél, y, éste, en su universalidad”.
Creemos con Vallet de Goytisolo que “ésta es la única organización que puede sostener y desarrollar la actividad social de un pueblo vivo que participe políticamente en sus respectivas competencias.”
Esto es, creemos justo en todo lo contrario de esta pseudo-democracia plutocrática y partitocrática que por no representar, no representa ni a su cornudo padre Rousseau.
Como el lector habrá comprobado, el pensamiento jurídico de Juan Vallet de Goytisolo es tan fecundo que, seguiremos leyéndolo, y ofreciendo en sucesivas entregas, los pensamientos que más nos han despertado el ansia de aprender mucho de este eminente pensador, por desgracia, menos celebrado que el otro Juan Goytisolo, ya saben ustedes a quién me refiero.
Publicado por Maestro Gelimer
http://librodehorasyhoradelibros.blogspot.com/
Marcadores