EL REY DON SEBASTIAN. - I,
(Anónimo.)
Una bella lusitana, Dama ilustre y de valía ,
Haciendo sus ojos fuentes, Con llanto extiende la vista
A la poderosa armada, Que de Lisboa salía,
La vuelta el mar de Levante, Por Sebastiano regida.
Y como sido que el norte Sopla furioso y aprisa,
Dijo con un ¡ay! del alma, Triste, turbada, afligida :
« Que no hay quien baste Contra gallardo rey, mozo, arrogante.»
Está mirando por tierra La mucha gente lucida,
Diferenciados en traje Y en diferentes divisas,
Porque aunque de Cristo llevan La cruz en medio tendida,
El galan y enamorado Conforme á su intento pinta;
Pero la afligida dama, Que vido una roja insignia
En una alta popa puesta, Desde un balcon que partia,
Dijo : «No hay quien baste Contra un gallardo rey, mozo, arrogante.»
Mira las lucidas armas Que lleva la fidalguía,
Y de telas de oro y plata . Costosas ropas vestidas;
Y las medallas compuestas De muy rica pedrería,
Cadenas de oro pendientes, Tantas, que la vista admiran;
Considerando de muchos La dolorosa partida,
Y que va entre los que parten El bien de su alma y vida,
Dijo : -« No hay quien baste Contra un gallardo rey, mozo, arrogante.»
Tocan las trompas á leva, Y las cajas resonantes
Con los pífanos parleros Dicen que todos se embarquen.
Los marineros dan voces Para que el ferro se alce,
Y los lijeros grumetes Al viento velas esparcen,
Cuando la dama hermosa Procurando consolarse,
Dice :- Plega Dios que vuelvas Victorioso y muy pujante,
« Y habrá quien baste Contra un gallardo rey, mozo, arrogante.»
(Romancero general.)
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