Así usaban los cirujanos de las legiones romanas su instrumental en España
Manuel P. Villatoro
La exposición «Sanidad militar española» ha recibido nueve piezas relacionadas con la medicina de esta época que se sumarán a las que ya alberga en Granada
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Tras los legionarios romanos estaban los «medicus», que velaban porque los ejércitos pudieran seguir combatiendo
Sangre, gladius y una valentía que, en ocasiones, hacía peligrar la misma vida. Así es como combatieron, hace más de 19 siglos, los soldados que llegaban desde Italia a la Península Ibérica. Y es que, ya fuera dándose de espadazos contra los cartagineses y sus elefantes de guerra, o achicharrándose dentro de sus armaduras mientras se enfrentaban a los íberos y a sus falcatas, lo cierto es que las legendarias legiones romanas lucharon hasta la extenuación por dominar esta pequeña porción de tierra que hoy llamamos España.
Sin embargo, detrás de estos valientes (o inconscientes, que dirían otros) legionarios, había también un cuerpo de médicos que, aunque no combatía espada en mano, si contaba con otro tipo de armas para «luchar» contra el enemigo: el instrumental quirúrgico formado, entre otras cosas, por bisturís, tijeras o sondas. Precisamente, nueve de estas piezas empleadas por los primeros sanitarios romanos han llegado esta semana a la exposición «Sanidad Militar Española: historia y aportación a la ciencia» (ubicada en Granada), donde han entrado a formar parte de la colección de instrumental médico utilizado en la Península en el Siglo I.
Las nuevas piezas de exposición (las cuales han sido cedidas por el Museo Arqueológico de Madrid) abarcan desde sondas hasta amuletos con supuestas propiedades mágicas. Sin embargo, a pesar de sus diferencias, todas tenían un mismo objetivo: salvar las vidas de aquellos que, embutidos en metal, combatían por Roma a miles de kilómetros de su hogar. «La visión de estas piezas se trata de una oportunidad única de conocer la labor desarrollada por los sanitarios militares desde hace más de 20 siglos, y la callada aportación a la ciencia universal realizada», afirma Manuel Guiote, general Jefe de la Brigada de Sanidad, y Comisario de la exposición.
Bisturí
Una de las piezas que ha llegado hasta esta exposición –la cual fue inaugurada el pasado verano- es un bisturí, el cual tenía varios elementos en aquella época. «El escalpelo romano constaba de tres partes: hoja cortante de acero o hierro acerado, empalme paralelepípedo con la hendidura (donde iba introducida la hoja) y dos ranuras horizontales (para recibir el cordel que fijaba la hoja para que ésta no bamboleara) y, finalmente, la hoja de olivo usada también como separador quirúrgico», explica Luis Monteagudo García, exdirector del Museo Arqueológico de la Coruña, en su dossier «La cirugía en el imperio romano».
Nuevos instrumentos utilizados por los cirujanos romanos en España
Además, y contrariamente a lo que se cree, el bisturí tenía más funcionas que la de rajar de arriba abajo al paciente. De hecho, existían más de ocho tipos dependiendo de su finalidad en el quirófano. Entre ellos, destacaba el curvado que, como señala el experto español, tenía un fin muy concreto: «Este tipo [de bisturí] lo recomienda Hipócrates para dar salida al pus en la operación de empyema (acumulación de pus en la cavidad pleural): “para que la salida del pus sea amplia hay que cortar la primera piel entre las costillas con un bisturí panzudo”». También es reseñable el «choenitium», el cual contaba con un filo dentado para cortar pequeños huesos o esquirlas.
Agujas y sondas
La segunda pieza que ha llegado hasta tierras andaluzas ha sido una aguja quirúrgica. Utilizada para coser a los legionarios tras la contienda, eran aparentemente similares a las que pueden emplear para coser, aunque contaba con varias diferencias. La primera es que era fina y de una extensión considerable. Además debía tener una forma curva para que, cuando se usara, pudiera salir fácilmente de la carne. Finalmente, también se buscaba que el hilo de sutura no tocara más de lo necesario la carne del paciente (algo que se consideraba muy dañino).
En el lote tampoco se echan en falta las sondas, cuya finalidad estaba relacionada con la exploración del paciente y no solían utilizarse en cirugía como tal. Un claro ejemplo de este tipo de instrumentos es la denominada «espátula sonda». «Era un trozo de madera ancho y plano para apretar tejidos. La oliva estaba indicada para observar y explorar la profundidad de una herida o fístula y para introducir en ella profundamente las pomadas», destaca Monteagudo García.
Tijeras
Al igual que en todo buen quirófano de la época, en el lote cedido por el Museo Arqueológico no han faltado las tijeras usadas por los «medicus» romanos. Estas servían tanto para esquilar ovejas como para cortar el pelo (algo que algunos expertos de la época consideraban incluso terapéutico) como para solventar cualquier problema médico. Un instrumento, sin duda, muy cotizado y que solía fabricarse en bronce o en hierro.
Uno de sus usos, de hecho, era el de la cirugía de cierto peso. «Celso, al tratar de la herida abdominal con salida de omento -tejido que une el estómago e intestinos a las paredes intestinales- dice: si el omento ya está negro y muerto hay que cortarlo con tijera; si se conserva en buen estado hay que volverlo a colocar suavemente sobre los intestino. En la operación de hernia, si es pequeña se desaconseja cortar el omento con tijera, y si es mayor puede producirse una hemorragia abundante porque el omento está conectado con venas mayores», añade Monteagudo.
Pinzas y cucharillas
Las pinzas eran otro de los objetos más utilizados por los cirujanos romanos. Sus funciones eran las que se pueden esperar de este instrumento: extraer esquirlas de las heridas, sacar pequeños trozos de hueso de la carne y limpiar la sangre producida en una lesión tras una dura contienda. Finalmente, y en determinados casos, también se usaban para sujetar el vello en una depilación y cortar éste luego con un bisturí cuando había riesgo de que este infectara una herida.
A su vez, también han llegado a la exposición cucharillas quirúrgicas. «La cucharilla raspante larga de extremo ancho es más ancha y profunda en el extremo, y servía para raspar concavidades enfermas, especialmente huesos», determina el experto español. Finalmente, y aunque de carácter menos médico, también han llegado hasta Granada varios amuletos que los soldados usaban para pedir a sus dioses la llegada de la sanación.
Si quieres conocer los secretos de la medicina romana puedes seguir el siguiente link: «Sangre y pilum; El instrumental que usaron los cirujanos de las legiones romanas en España»
La exposición
Inaugurada a principios de agosto, la exposición «Sanidad Militar Española: historia y aportación a la ciencia» se ubica en el Parque de las Ciencias de Granada. Entre sus objetivos, busca dar a conocer –a través de una sala de 2.500 metros cuadrados- la importancia que ha tenido la Sanidad Militar en la historia de nuestro país. El evento, que tendrá una duración de unos 12 meses (aproximadamente hasta el verano próximo), no tiene ningún coste para el visitante y cuenta con todo tipo de objetos curiosos y relacionados con el pasado, el presente y el futuro de la medicina bélica.
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