«La sierra del Teleno dio a Roma más oro que las Médulas: 10 toneladas»

El leonés Javier Fernández Lozano publica en la revista ‘Journal of Archaeological Science’ su análisis de la zona mediante láser.



Vista de canales en el monte Teleno. Y debajo a la derecha, parte de la comarca una vez ‘radiografiada’ a través del láser. – j. f. l.


Fuente: E. GANCEDO > León | Diario de León 20/01/2016

De la cima del monte Teleno a la villa de Castrocontrigo se extienden crestas rocosas, valles quebrados, mares de pinos y, ya al final, suaves colinas. Pero debajo de todo ello reposan las huellas de uno de los trabajos mineros más intensos y sorprendentes del Imperio Romano. De hecho, el mayor de todos. Así lo mantienen el investigador leonés Javier Fernández Lozano y el cántabro Gabriel Gutiérrez Alonso, quienes acaban de publicar un estudio sobre las explotaciones auríferas en el valle del Eria en la prestigiosa revista internacional Journal of Archaeological Science Reports.

Y esos restos resultaban invisibles hasta que ambos profesionales ‘barrieron’ el área con la tecnología LiDAR, novedoso sistema de teledetección con láser aerotransportado capaz de fotografiar, bajo la vegetación y los cultivos, un entramado minero creado hace dos mil años. De esta manera, y siguiendo a la empresa Siemcalsa, transmiten que Roma llegó a extraer de la cuenca del río Eria 2,5 toneladas de oro y de la sierra del Teleno, 7,2 toneladas, todo lo cual supera la cantidad de metal obtenido en las famosas Médulas, calculada por Francisco Javier Sánchez Palencia entre 3,5 y 5 toneladas. Aparte, la inmediata cuenca del río Valduerna aportó también otra ingente cantidad: 10,6 toneladas de oro.




La principal novedad del trabajo de Fernández Lozano y Gutiérrez Alonso podría sintetizarse en la expresión «hacer visible lo invisible». Y así, en el artículo ahora publicado muestran cómo su nueva metodología, que combina tecnología láser y fotogrametría mediante drones, «permite cartografiar en mayor detalle y con más resolución los restos de minería aurífera romana presentes en estas comarcas», según explicó Javier Fernández a este periódico. Unas herramientas que, además, posibilitan el diseño «de modelos en tres dimensiones para visualizar mejor las explotaciones y canales, algo especialmente útil en el caso de identificar labores localizadas en zonas de difícil acceso o muy montañosas». Modelos también valiosos para que el público general pueda acercarse a estos importantes restos y que estarán incluidos en el proyecto del Geoparque Valle del Eria, plan para hacer de la zona un museo al aire libre, aún en su fase inicial, en el que trabajan Fernández Lozano y Gutiérrez Alonso.

En Journal of Archaeological Science Reports, la conclusión de ambos expertos en geología y arqueología, después de varios años de intenso trabajo, es meridiana: «El valle del Eria representa la mayor mina romana de oro del Imperio, con más de 13.000 hectáreas de tierra removidas entre el Teleno y Castrocontrigo». Otro de los hallazgos que revela su trabajo viene a confirmar que las explotaciones más altas son las más recientes. «Gracias a los drones y a los modelos digitales realizados —detalla— hemos podido observar cómo las minas más altas están cortando las más bajas. Esto indica una relación espacio-temporal, de tal forma que las más bajas fueron explotadas primero y posteriormente destruidas por la apertura de otras, río arriba».


Ingenieros del Sur



A juicio de Javier Fernández Lozano, experto en sistemas de geolocalización, «esto avala la hipótesis expuesta por otros investigadores en los años ochenta, viniendo a reforzar lo sistemático y elaborado del método extractivo que desarrollaron los romanos». Asimismo, las conclusiones plasmadas en el estudio destacan que en la minería aurífera romana de León «debió de existir un importante número de personas cualificadas trabajando (ingenieros, agrimensores, etcétera), pues la compleja organización y el intenso método de explotación que mantuvieron en la zona requería de una mano de obra muy capacitada para llevar a cabo semejante ‘obra de gigantes’».

«Hoy sabemos, gracias a los textos antiguos, que los destacamentos de ingenieros que trabajaron en las minas leonesas procedían de otros complejos mineros del Sur —concluyó—, lo cual es significativo de que existió un gran interés por parte del Imperio Romano de hacerse con el oro leonés».

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