Los principales yacimientos arqueológicos de Sevilla que se descubrieron por casualidad
El hallazgo de Tomares es un nuevo exponente del valioso patrimonio que atesora la provincia para su preservación
Ánforas halladas en unas obras en Tomares - EFE
Median cincuenta y ocho años entre el hallazgo casual que, en el término municipal de Camas, protagonizaron unos obreros que sacaron a la luz el preciado tesoro del Carambolo y el descubrimiento numismático, también inesperado, que otros operarios realizaron el pasado miércoles en Tomares en el transcurso de unas obras en el parque Olivar de Zaudín. Una vez más, las entrañas de la provincia han revelado vestigios de un pasado del que se conservan exponentes de incalculable valor histórico. De eso sabe bastante Fernando Amores, profesor de Arqueología de la Hispalense con una dilatada trayectoria docente e investigadora y de trabajos para la Administración.
El Carambolo constituye, precisamente, una de esas joyas que sigue manteniendo la importancia y el interés que suscitó desde su aparición. «Supuso la materialidad de la idea de Tartessos, que era todo un mito, y su tesoro sigue conservando el carácter enigmático sobre la forma y su sentido». Pero si existe un enclave emblemático por su monumentalidad y el legado arqueológico que entraña ese es, sin duda, Itálica, patria de Trajano y cuna de hallazgos que han hecho historia propia. Entre ellos, Amores hace referencia a la Diana Cazadora que apareció en 1900; a la Venus descubierta en un corral de Santiponce en los años 40, o la tabla de bronce conocida como la ley de los gladiadores, «única en el Estado». Y todo ello sin entrar, por supuesto, en la relevancia de las excavaciones y descubrimientos que han contribuido a subrayar el valor histórico de aquella ciudad romana.
Con ser dos de los ejemplos más significativos o difundidos de la riqueza arqueológica hispalense, no son, claro está, los únicos reseñables. En un somero repaso cabría citar también, retrocediendo más aún en el tiempo, los dólmenes de Valencina; el de Montelirio, en Castilleja de Guzmán, de sumo interés para el estudio de la Edad del Cobre, o las esculturas ibéricas de Osuna, municipio que, junto a su necrópolis, suma la relevancia de sus tablas en bronce de la ley romana. Estas, junto a las de El Saucejo, son algunas de las que Amores cita para hacer hincapié en que «la mejor colección de epigrafía jurídica del imperio romano se encuentra en Sevilla».
Mosaicos como los que han visto la luz en Herrera, en Casariche o la vasta riqueza arqueológica de ciudades como Écija o Carmona, sin olvidar el yacimiento de El Gandul, en Alcalá de Guadaíra, son sólo meros enunciados de ese variado patrimonio que ha ido tomando cuerpo en la provincia. Enlazando con el reciente descubrimiento de Tomares, el arqueólogo subraya, a su vez, la importancia del tesoro de la Capilla integrado por varios cientos de monedas de oro visigodas que aparecieron en Carmona.
Para Fernando Amores, el hallazgo tomareño no hace más que incidir en la necesidad de contar con un Museo Arqueológico «rehabilitado» y en la «voluntad política» para llevarlo finalmente a cabo.
Paralizadas las obras en Tomares
Las obras que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) promueve en el parque Olivar de Zaudín, se encuentran ya paralizadas como medida cautelar, tras la resolución emitida por la Delegación Territorial de Cultura a raíz del descubrimiento de las 19 ánforas repletas con monedas de bronce datadas hacia el siglo IV.
El arquitecto de los trabajos, Antonio Barrionuevo, indicó ayer a ABC que ahora se está procediendo a analizar los siguientes pasos a seguir. Sería conveniente «compaginar la necesaria y debida cautela de defensa patrimonial con el avance de las obras», ya que, según explica, el proyecto de la CHG se está llevando a cabo sobre una amplia superficie de 40 hectáreas, aunque tiene «un carácter muy superficial». En este sentido, reconoció que el hallazgo —acaecido al excavar un metro de profundidad para introducir una conducción eléctrica en una zona a 200 metros del Aula de la Naturaleza— fue «absolutamente accidental, porque aquí no existía ninguna cautela arqueológica. Hemos topado —dice— con la suerte».
Barrionuevo resalta el «alboroto y desconcierto» que el descubrimiento provocó en los trabajadores implicados en el mismo, a los que «habría que gratificar y reconocer» pues, sobre todo, «hay que celebrar que ha sido una gran noticia que va a aportar una significación internacional a este parque», concluyó.
Los principales yacimientos arqueológicos de Sevilla que se descubrieron por casualidad
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