El hallazgo de un sestercio cambia la edad del acueducto de Segovia
- Un estudio sitúa la construcción del monumento a partir del año 112 y no en 98, como se creía hasta ahora
- El Ayuntamiento cambia la fecha en los folletos turísticos
Fuente: AURELIO MARTÍN > Segovia | EL PAÍS
1 de noviembre de 2016
Uno de los monumentos más emblemáticos de España es más joven de lo que se pensaba. Nuevos estudios arqueológicos sitúan la fecha de construcción delAcueducto de Segovia en el siglo II de nuestra era, a partir de los años 112 y 116. La datación tradicional de este Patrimonio Mundial se remontaba al siglo I, hacia el año 98. El área de Turismo del Ayuntamiento de Segovia ya ha encargado una nueva tirada de folletos turísticos con la nueva fecha.
Los investigadores concluyen que la edificación de las monumentales arcadas se produjo o bien al final del gobierno de Trajano, o bien, con una probabilidad más elevada, en el gobierno de Adriano. Se trata de una época de gran esplendor de la Segovia romana, generalizada en la parte occidental del Imperio. Tras las grandes conquistas de Trajano en la Dacia y Mesopotamia, el dinamismo del sistema económico y las reformas militares de Adriano, que estabilizaron las fronteras imperiales, llevaron a una gran efervescencia en todos los órdenes en las provincias. Durante su mandato y el de Antonino Pío, en el siglo II, se desarrollaron grandes obras públicas.
Los nuevos datos sobre uno de los acueductos más famosos y mejor conservados se han hecho públicos en el reciente encuentro Ciudades Romanas del valle del Duero, celebrado en Segovia en el mes de octubre. El trabajo de investigación fue presentado por el director del Museo de Segovia, Santiago Martínez Caballero; el profesor de la UNED Víctor Manuel Cabañero Martín, junto con el arqueólogo del Servicio de Cultura de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, Luciano Municio, y los arqueólogos segovianos Clara Martín García y José Miguel Labrador Vielva.
El estudio se fundamenta en el análisis de los materiales arqueológicos procedentes de la excavación efectuada en 1998 por el arqueólogo Germán Prieto Vázquez. Exactamente, en los tres pilares de la obra romana en la Plaza del Azoguejo de Segovia, donde se erige el monumento en su máximo esplendor, con su doble piso de arcadas o arcuaciones y sus 29 metros de altura.
La evaluación de los materiales ha permitido detectar que el relleno de las fosas de fundación de estas pilas incluye materiales cerámicos (terra sigilata hispánica) fabricados en talleres riojanos de Trittium (Tricio) sobre el primer tercio del siglo II. Además, entre estos rellenos, se halló un sestercio de Trajano emitido entre 112 y 116, durante el sexto consulado del emperador.
Estos materiales fueron recuperados por Prieto Vázquez en los estratos de cierre de esas fosas en el momento de construcción de la obra, donde se detectó un ingente volumen de restos de la talla del granito, del tallado de los sillares a pie de obra, según se iban elevando pilares y arcadas. Por tanto, pertenecen al momento de su construcción. Esas fosas solo pudieron cerrarse tras el periodo entre los años 112 y 116, asevera el director del Museo de Segovia.
Martínez Caballero analizó los restos arqueológicos y revisó la documentación junto con Cabañero Martín y Prieto Vázquez, quienes concretaron la nueva fecha. Gráficamente, Luciano Municio explica que no hay más remedio que reinterpretar la edad y la historia del acueducto aunque los años varían poco: “Nos colocamos en los primeros decenios del siglo II, pero cambiamos de emperador, ya no toca Trajano”. Por su parte, la concejala de Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento de Segovia, Claudia de Santos, subraya que “hay que ajustar la información a la realidad científica en el ámbito turístico”.
Inscripción en el sotabanco
El director del Museo de Segovia e investigador sostiene que, con anterioridad, se había asentado en los estudios académicos la propuesta de que el acueducto había sido inaugurado al menos veinte años antes, en el año 98, a partir de la hipótesis de lectura que realizó el historiador y epigrafista de la Universidad de Heidelberg, Geza Alföldy, en los años noventa del siglo pasado. Se basó sobre todo en la inscripción que se colocó en el sotabanco, situado entre los dos pisos de arcadas, en su parte más monumental.
De ella solo quedan los agujeros realizados en los sillares de granito donde iban encajados los pernos que se fijaban en el reverso de las grandes letras de bronce dorado (letterae inauratae) que componían la inscripción, letras perdidas por completo, aunque quedaban algunas todavía en el siglo XVI.
Para Martínez Caballero, este epigrafista, de gran prestigio, planteó su hipótesis de un texto que proponía una dedicatoria a Trajano en el año 98, durante su segundo consulado, realizada por los magistrados locales por la reconstrucción (restituerunt) del acueducto. Dato que llevaba a especular sobre una construcción original de la obra en época precedente, manifestando algunos investigadores una preferencia por los emperadores de la dinastía de los Flavios, en especial Vespasiano o Domiciano, entre 69 y 98, aunque sin datos contrastados.
MUNICIPIO DE DERECHO LATINO YA CON TIBERIO
Según los expertos, la intervención del arqueólogo Germán Prieto Vázquez también demuestra que el acueducto monumental, tal y como ahora se contempla en Segovia, no supone una restauración de obra precedente, en tanto que las arcadas se elevaron, tal como hoy se presentan, desde su origen, excavando una gran trinchera longitudinal. En ella, a su vez, se excavaron las fosas de cimentación de las pilas finales, a gran profundidad, debido a la existencia de un blando sustrato rocoso, de arcillas margas y calizas.
Los análisis de la documentación epigráfica de época romana de Segovia apuntan ahora a la consideración, según el profesor Juan Santos Yanguas, de la Universidad del País Vasco, de que Segovia tenía ya el rango de municipio de derecho latino en época de Tiberio (entre los 14 y 37). Esta constatación tampoco encaja con la propuesta de reconstrucción de la inscripción en la que se basó el prestigioso epigrafista de la Universidad de Heidelberg, Geza Alföldy, ya fallecido, para situar la construcción en el año 98, fecha canónica hasta ahora.
https://latunicadeneso.wordpress.com/
Última edición por Hyeronimus; 02/11/2016 a las 03:41
¿Qué tienen que ver un sestercio y cinco euros?
La nueva datación del acueducto de Segovia es una oportunidad para parafrasear a los Monty Python: ¿Qué han hecho por nosotros los romanos?
Fuente: JORGE MARIRRODRIGA | EL PAÍS
2 de noviembre de 2016
Acueducto de Segovia / AURELIO MARTÍN
¿Qué nos han dado los romanos? preguntaba a sus seguidores en la Vida de Brian el líder del Frente Popular de Judea para justificar los ataques contra los soldados del imperio. “El acueducto”, apuntaba tras un momento de silencio un militante sentado en primera fila abriendo una avalancha de respuestas tras la cual el orador tenía que reformular la cuestión: “Aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?”
Aunque el diálogo los Monty Python se situaba en la Jerusalén del siglo I, la primera respuesta podía haberse producido perfectamente —eso sí, algunos años más tarde— a unos 5.500 kilómetros por tierra más hacia el oeste, en la ciudad hispana de Segovia.
En realidad, todas las respuestas habrían sido posibles en Segovia. Ambos lugares tenían mucho en común a comienzos del siglo II de nuestra era, lo que da una idea del poder romano. De hecho, formaban parte de la misma unidad política, económica, militar y, si queremos, suprasocial. Al final, su destino quedaba en manos de las mismas instituciones y de la misma persona: el emperador. Los segovianos de comienzos del siglo II —y otros varios millones de personas repartidas en decenas de ciudades por todo el imperio— disfrutaban de algo que hoy en día, desgraciadamente, todavía es un lujo en numerosos rincones de planeta: agua fresca.
Esto era posible gracias a un sistema de transporte del que nos ha llegado la parte más visible y espectacular —el acueducto— pero que en todo su diseño —repetido con variaciones a lo largo del imperio— es estudiado por los ingenieros de hoy en día. Un sistema que ha abastecido de agua a la ciudad hasta hace pocos años. Probablemente, una de las estructuras complejas en funcionamiento de más larga duración creadas jamás por el hombre.
El hallazgo de una moneda romana —un sestercio de Trajano— ha hecho reconsiderar la fecha de su construcción pasando del 98 DC a un periodo entre el 112 y el 116 DC. A estas alturas poco importa esa estrecha variación de años, pero para ponernos en contexto, imaginemos que un avance importante —la memoria USB por ejemplo—, en vez de inventarse en 1998 lo hubiera hecho este mismo año. Y aunque el acueducto no suponía que la gente tuviera agua corriente en casa —solo en algunos casos excepcionales— significaba que esta manaba de las fuentes y en los baños públicos, facilitando la salubridad, el riego y en suma, la civilización.
Como el acueducto, los romanos nunca se fueron. Estas líneas están escritas en su lengua, transformada durante siglos. Firmamos casi los mismos contratos de matrimonio, alquiler y venta que entonces. Apostamos, juramos y bebemos sin grandes diferencias. Escribimos parecidas frases en las lápidas de nuestros muertos y usamos indénticamente algunas de las mismas palabrotas. Y en el siglo XXI en toda Europa pagamos con un billete de cinco euros donde hay impreso… un acueducto romano.
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