Hallados restos de la muralla romana de Zaragoza del siglo I
Los especialistas estudian si entre ellos han aparecido los cimientos de un antiguo torreón
Técnicos municipales estudiaban y fotografiaban ayer los restos aparecidos en la calle de Pardo Sastrón | Raquel LabodíaFuente: Mariano García – Zaragoza | Heraldo.es
9 de junio de 2018
Las obras para cambiar un colector en la calle de Pardo Sastrón de Zaragoza, frente al hotel Reino de Aragón, han sacado a la luz restos de la muralla romana antigua de la ciudad.
Arqueólogos y especialistas municipales han estudiado y documentado en los últimos días el hallazgo, que será cubierto la próxima semana para restituir la fisonomía de la calle.
La parte excavada es pequeña, y lo que ha salido a la luz no es vistoso (se trata de cimentación), pero desde el punto de vista científico sí es muy importante. «Lo que hemos encontrado es un trozo de la cimentación de la muralla romana del siglo I, un tramo de hormigón de 9,5 metros de longitud», señalaba ayer Francisco Escudero, que ha estudiado los vestigios junto a otro arqueólogo municipal, José Juan Frax.
Cuando se habla de la muralla romana de Zaragoza se alude, en realidad, a dos murallas. Una se construyó en hormigón en el siglo I. Tenía 3,5-4 metros de anchura y discurría por lo que actualmente es el Coso. En el siglo III la muralla se reformó, se rebajó más de medio metro para añadirle los sillares de piedra que constituyen lo que popularmente hoy todo el mundo considera ‘muralla romana’, aunque la de hormigón también lo es, e incluso más antigua.
El tramo descubierto ahora es de 9,5 metros de longitud, y no de 3,5-4, como debería, lo que abre incógnitas a los estudiosos.
«La única explicación que se nos ocurre por ahora es que, junto a la cimentación de la muralla del siglo I, hayamos descubierto también la de uno de sus torreones. Es todavía una conclusión provisional, a expensas de posteriores estudios. Pero, de confirmarse esta hipótesis, estaríamos ante el hallazgo de los primeros restos de un torreón de la muralla del siglo I de Caesaraugusta. El problema es que no se puede ver cómo acaba la cimentación ni por un lado ni por el otro, ni siquiera si, en el caso de que fuera un torreón, si este era cuadrado o redondo».
Se sabe perfectamente cómo se disponían los torreones de la muralla de piedra del siglo III (cada 13-14 metros del trazado) pero se ignora todo sobre los de la muralla del siglo I. «Eran más grandes y debían estar mucho más distanciados –subraya Escudero–. Cerca de los restos que han aparecido ahora se descubrieron hace tiempo vestigios de un torreón, pero pertenecía a la defensa del siglo III, la de piedra».
El último tramo de muralla romana que se había descubierto hasta ahora apareció en julio pasado junto a la plaza de la Magdalena. Fue en el sótano de un establecimiento comercial de propiedad privada en el número 147 del Coso. El tramo descubierto era bien distinto al que ha aparecido ahora, ya que tenía 4,75 metros de largo y 2,3 de alto, y en él se encontraban seis alturas de sillares intactos, sin añadidos y sin obras posteriores, conservados en perfecto estado. Formaban parte, además, de un torreón que se integraba en la antigua Puerta de Valencia.
Hasta ahora se han encontrado casi 40 tramos de la antigua muralla romana, documentados en época moderna, conservados o no. Buena parte de ellos han sido estudiados por Francisco Escudero, que prepara una publicación, respaldada por el Ayuntamiento, en la que dará toda la información arqueológica e histórica recabada hasta ahora.
«La idea es terminar el trabajo de investigación a finales de este año o principios del que viene», concluye Escudero.
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