Hola amigos, después de una larga temporada vuelvo a estar entre vosotros. Este veranito me trajo dos virus que me dejaron el portátil fuera de combate, y es que parece ser que los descerebrados abundan en el estío como las moscas, los tábanos y las avispas; es decir, jorobando al personal porque sí y ejerciendo su función favorita de parásito social, ¡qué pena de efecto rebote!, ¡cómo echo de menos algo así!, pero no a sus terminales sino a sus cerebros.

Total que me he tenido que procurar un PC de sobremesa porque el portátil aún está convaleciente. La verdad es que con todos los acontecimientos que se suceden cada día, el no poder entrar en la Web hacía que me subiera la tensión arterial ya que no he podía "soltar mis andanadas". Así que vuelvo como un y con ganas de "dar kaña". Además, hoy mismo y antes de conectarme he visitado esta dirección: nosesimeexplico.com que afirma ser un foro diferente. Pues lo primero con lo que me he tropezado es con el diferente tema de un tío y una individua atacando a la Iglesia, ¡ jó, qué orinal !

Para esta fauna la Iglesia es siempre la culpable de todos los males del mundo. Así, el temazo que trataban la "insigne" pareja, dechado de conocimientos y virtudes, es que la Iglesia "considera una mierda a la mujer". Ella, ilustre donde las haya, entonces se enfrasca en unos enjundiosos argumentos en los que afirma que la virginidad se la inventaron los mercaderes (sic), y que la Virgen María viene a ser una especie de compensación porque en la Santísima Trinidad no hay ninguna mujer...

En fin, dado mi estado de humor rayano en la ira, he preferido salir de allí a paso legionario. Lo que más me indigna de este tipo de personajillos no es su ignorancia, sino que padecen de ese síndrome que al que lo sufre le hace echar la culpa a todo el mundo menos a sí mismo, síndrome del que no recuerdo su nombre pues no soy psicólogo ni psiquiatra.

Y yo pregunto: ¿porqué la Iglesia tiene que ser un problema? ¿No será que el problema lo es usted? Además, si la Iglesia no le gusta, pues nada olvídese, dese la vuelta y vaya usted con viento fresco a varear fideos a Salamanca, o dedíquese a hacer mondadientes artesanales con los cedros del Líbano, pero no incordie más a los católicos que no le debemos nada ni a usted ni a sus congéneres.

Bien, si alguno teneis ganas de divertiros con estas amebas ya sabeis donde están.