Tema: Sabino Arana

Sabino de Arana y Goiri nació el 26 de enero de 1865 en la anteiglesia de Abando, en el seno de una familia identificada con el carlismo antiliberal.
El 25 de noviembre de 1903, a las seis de la mañana, fallecía en Sukarrieta Sabino de Arana y Goiri a la edad de 38 años. En 1908 Luís Arana (el hermano que le ayudó a inventar el nacionalismo vasco) toma las riendas del nacionalismo en Vizcaya, hasta que a finales de 1915 es expulsado del EAJ/PNV (¿expulsaron al co-inventor?).

Obras completas III, p.2218s

“Cuentan pues que vino Túbal, hijo de Jafet y nieto de Noé, tercer hijo del que inventó el vino; y que tratando consigo gran cantidad de sarmientos de la benéfica vid, (nombre evidentemente baskongado, pues viene de bide, camino, en cuanto que el zumo de la vid es camino de la salud y del bienestar) propúsose, para cultivar, poblar con su numerosa familia los extensos territorios de la parte más occidental del antiguo mundo."
“Siguiendo el curso del sol vinieron y por eso a la cuna del diurno astro de la cual procedían y cuna también del género humano, llamárosla Asi-a que en baskongado quiere decir el principio, el origen”
"Al llegar frente a las costas de África y España movió la cabeza con desconfianza al contemplar el gran continente del sur y como vasco que era dijo en su idioma: Alperrik-a¡ de donde se ha derivado el nombre de África."

"Al llegar Túbal frente al Estrecho, vio las dos Columnas alzadas por Hércules, adornadas la una con una gran bandera roja y gualda y por un gran escudo en que resaltaba la inscripción “Non plus ultra” en latín. El nombre de Hércules es bascongado". (p. 2220)
" Túbal decidió desembarcar. Dividió a su inmensa tropa familiar, destinó a los mas morenos para que poblaran África y a los más blancos para que poblasen España." "Túbal se incorporó a las turbas del norte, que proclamaron aquélla tierra: “España” que hoy conserva (p. 2221). Aquel doble e inmenso ejército hablaba la lengua baskongada; por eso los bascongados fueron, el principio, los verdaderos africanos y los verdaderos españoles. Las primeras tribus del Norte remontaron la orilla del Mediterráneo y llegaron a un gran río al que llamaron Ibero, Ebro, que dio su nombre a Iberia, que equivale a España. Allí se organizó el primer conflicto de los españoles; unos creían que el lugar era bueno (ona) y otros que malo (charra). Por eso le dieron el nombre de Charraona (Tarragona) a la ciudad que fundaron."
Hasta 1882 Sabino Arana sigue fiel a la ideología carlista de su familia. En ese año, y después de una discusión política con su hermano Luís, que ya era vizcaíno nacionalista, declara: “Concluí prometiéndole estudiar con animo sereno la historia de Vizcaya y adherirme formalmente a la verdad”(Obras Completas III, p. 154) El relato de la llegada del pueblo vasco a la península al mando de Túbal, sin ningún respaldo histórico, es, hoy en día, dogma de fe para muchos de sus seguidores y es la única base para afirmar, sin el mayor rubor, que el pueblo vasco tiene una historia de mas de 8.000 años. Y es que las tragaderas de algunos son enormes. A pesar de estudiar el bachillerato en el colegio de los Jesuitas de Orduña, Sabino Arana, era un filólogo detestable y un político privado por completo del sentido del ridículo.
Si no fuera porque de la vida y la obra de Sabino Arana se deduce ante todo su carencia absoluta de sentido del humor habría que deducir que esta visión de los orígenes vascos de toda España es sólo una broma insoportable, una tomadura de pelo integral. Sabino Arana carecía de cultura y por eso se despeña en semejantes abismos de ignorancia. Se comprende ahora que los editores de sus Obras Completas pongan tantas trabas a una amplia difusión de sus textos auténticos

Obras Completas III

“Un gran de su grupo siguió adelante hasta que cayeron rendidos de sueño. Al despertar, felices gritaron “bart-ze-lo-na”,(”feliz sueño el de anoche”) y así llamaron Barcelona a la ciudad que fundaron en el mismo lugar”. Igualmente arbitrario y estúpido fue según Sabino Arana el origen de Badalona, (“ya se duerme bien”) y Gerona (“luego echarnos bueno”), mientras que Lérida proviene de “lo eri da”, “enfermedad del sueño”(p. 2223). Las ciudades de Logroño y Lugo vienen de etimologías semejantes: Lugo no es la “Lucus Augusta” como pensaban los romanos que así la llamaron sino del vasco “Lo uko”, “negación del sueño”, aquellos pobres vasco-ibéricos no ansiaban otra cosa que dormir. Una etimología tan clara como la de Zaragoza no proviene del romano “Caesaraugusta”, como quisieron las legiones de Octavio que la fundaron sino de “zara gozoa”,“eres dulce y agradable” (p. 2224).
Allí recuerda que una tribu vasca aficionada a la gastronomía fundó la ciudad de Huesca, que significaba en vasco “eu aska”, es decir, “tu pesebre” por el “pienso abundante que hallaron sus fundadores para sus insaciables vientres” (p. 2224). Peregrino es también el origen del Pirineo, que se deriva de “Bi ri nao”, el grito del joven vasco que fue el primero en coronar las cumbres de esa cordillera, que significa “estoy entre dos naciones” (p. 2325). Aquel atrevido mozo profirió otro grito (en vasco ”arranzia”, rebuzno) que provocó la hilaridad general, (“farre arranzi”, rebuzno risible, contraído hoy naturalmente a la palabra “Francia”. No salió mejor librada Cataluña, el país que formaron los más despreciables habitantes de algunas de las ciudades ya mencionadas al que dieron el nombre de “kata-al-oña”, que significa “pie de aptitudes gatunas” que alude a la “natural rapacidad” de sus habitantes. Con parecidos disparates continúa Sabino Arana explicándonos los orígenes de otras ciudades, Avila, Zamora, Valladolid, Burgos y al fin León, que se deriva de “legio”, lo cual es excepcionalmente correcto pero no se refiere a la Legiones que la fundaron como sucedió en realidad, sino a otro origen vasco y fantástico: “legi-o”, “buena ley” por la cultura y rectitud de sus habitantes (p. 2228). Se ensaña con la ciudad de Santander, que “en nuestros días sólo es famosa por las míseras pastorcillas que la corroen las tripas y la inutilizan para toda empresa de provecho” (p. 2230).


Resulta imposible seguir a Sabino Arana en esta larga serie de dislates etimológicos, filológicos e históricos con los que se afana en ofrecer las “pruebas evidentes” de que las tribus vascas, al mando de Túbal, ocuparon “en la edad de oro” toda España y Portugal y fundaron así, con nombres vascos, todas las ciudades de la Península.

Muy buen aporte, Santiago; me hizo acordar que los hassidim tenían por costumbre decodificar en hebreo los nombres de las ciudades polacas