Re: Mallorca y Puerto Rico
Los Alomar: Una familia mallorquina en Santa Isabel
Los mallorquines tuvieron una presencia viva en la vida de este pueblo durante todo el Siglo XIX. En el censo de 1898 en la lista de haciendas existentes, además de la hacienda Santa Isabel, se menciona a la hacienda «La Mallorquina» perteneciente a Don Juan Cortada.
Los mallorquines, particularmente, la familia Alomar, eran grandes luchadores y con una cultura de trabajo fuerte que los llevó a colocarse entre los principales hacendados del pueblo durante todo el Siglo XIX.
En ese siglo se abrieron las puertas a extranjeros para que la economía de Puerto Rico se pudiera fortalecer. A Santa Isabel llegaron italianos, franceses, alemanes, ingleses y mallorquines.
La historiadora, Estela Cifre, indica que en el Siglo XIX había 884 mallorquines residentes en Puerto Rico de los cuales 841 eran hombres y 43 eran mujeres.
A finales de siglo, con la crisis de la industria azucarera, la invasión norteamericana y, por último, el huracán San Ciriaco de 1899, muchos terratenientes en Puerto Rico enfrentaron una crisis grave. Algunos mallorquines regresaron a Mallorca y otros se mudaron a pueblos cafeteros de la isla.
En la lista de Cifre se incluyeron varios mallorquines que vivían en Santa Isabel, entre ellos, la familia Alomar que hicieron de la Hacienda Santa Isabel una de las principales del pueblo.
La familia Alomar llegó a ser una de las que poseía el mayor número de esclavos y terrenos en Santa Isabel. Con el tiempo los hijos de los esclavos y los libertos llevaron también el apellido Alomar. Para el censo de 1910 ya había en este pueblo más personas mulatas con el apellido Alomar que blancos usando este apellido. Lo mismo sucedió con los apellidos de los dueños de esclavos: Anés, Capó, Cabrera, Famanía, Márquez y otros.
Según información que me proveyó desde España el especialista en numismática, Jaume Boada Salom, en la investigación que realizó en Mallorca sobre esta familia, encontró que José Alomar y Burgos nació en el 1806 y a los 27 años se casó en la Catedral de Palma de Mallorca con María Gertudris y Bennassar Famanía (23 de junio de 1833). Tuvieron cinco hijos: dos que nacieron en Mallorca; José Rafael que nació en noviembre del mismo año y fue bautizado en la Iglesia Sant Nicolau, y Juan (1839). En Puerto Rico tuvieron tres hijos: Francisco (1846), Gaspar (1848) y Pedro (1850).
De acuerdo a Francisco Alomar, descendiente de la familia Alomar y residente en España, la historia de cómo llegó esta familia a Santa Isabel fue así. Don Juan Famanía (antes Femenía) era el propietario de la Hacienda La Unión, en Santa Isabel. Al morir éste, su hijo
Francisco Famanía (uno de los fundadores de Santa Isabel y también alcalde) no quiso seguir la tradición familiar y todos los ojos se dirigieron al yerno, Don José Alomar y Burgos que estaba casado con Doña Gertrudis Famanía y vivían en Palma de Mallorca.
Don José le pidió a su hermano, Don Gaspar Alomar, que estaba enrolado en la Marina Real, que aprovechara un viaje que estaba haciendo a Cuba y llegara a Santa Isabel a través de Ponce, Puerto Rico, para ver la propiedad de Don Juan Famanía. Cuando Don Gaspar llegó quedó prendado de ella. Aproximadamente para el 1839 se embarcaban hacia Puerto Rico Don José, Doña Gertrudis (embarazada), con dos hijos, y Don Gaspar.
Don Gaspar Alomar
En 1842 Don Gaspar Alomar, que posteriormente se menciona como el administrador de la Hacienda Santa Isabel, fue uno de los que solicitó la fundación del pueblo de Santa Isabel.
Aparentemente para esa época los terrenos de la Hacienda la Unión no estaban a nombre de los hermanos Alomar. El 7 de junio de 1842, cuando se hicieron las mensuras que ordenaba el gobierno la familia Alomar no apareció en la lista de los terratenientes que existían en el pueblo, pero sí estaba Don Francisco Famanía.
Es interesante observar que en Palma de Mallorca se adora a Santa Isabel de Hungría y existe allí un famoso convento con ese nombre, que Don Gaspar Alomar y Don Francisco Famanía fueron parte del grupo de líderes que fundó el pueblo de Santa Isabel y que la hacienda de esta familia mallorquina se llamó posteriormente Hacienda Santa Isabel.
Don Gaspar fue también alcalde del pueblo en 1849. En el 1852 se realizó un reparto de subsidio agrícola e industrial en Puerto Rico. En el informe sobre este pueblo aparece la Hacienda Santa Isabel como la más grande con un capital de 24,856 (AGPR, Legajo 998, Gobernadores, Caja 582)
El 13 de marzo de 1853 el Gobernador de Puerto Rico exoneró a Don Gaspar Alomar de su cargo en el muncipio que ya no podía ejercer por sus ocupaciones.
Don José Alomar
El 2 de julio de 1853 Don José Alomar se unió a Don Pedro Juan Capó, dueño de la Hacienda Destino para exigir el cumplimiento de un permiso otorgado a una solicitud controversial para usar las aguas del río Coamo desde el sector “el güamá” para regar sus tierras. Varios terratenientes, entre ellos, Don Antonio Vélez que vivían en la orilla del río se opusieron creando una controversia en la cual tuvo que intervenir el gobierno.
Don José Alomar era una persona laboriosa que no se dejaba vencer por las dificultades. Por eso, cuando en el 1855-1856, el cólera acabó con sus esclavos (responsables de la producción de azúcar parda y el melao) se fue a Ponce en 1859 y le compró 47 de los 57 esclavos a la Hacienda Buena Vista de Ponce de la familia Vives. Pagó 760 pesos por cada esclavo, o sea 65 pesos más de su precio en el mercado) pagando un total de 36,000 pesos. Como era costumbre, Alomar renunciaba al privilegio de las Indias o sea que los Vives le podían ejecutar su hacienda si faltaba algún pago. El privilegio de la ley de las Indias, número cinco, titulado “Primer libro del código de las Indias”, desde el 1834 protegía a los dueños de haciendas contra el embargo de sus tierras por sus acreedores en caso de que no pagaran sus deudas. Para la Hacienda Buena Vista fue el año de más ganancias y para la Hacienda Santa Isabel fue un acto de sobrevivencia.
Al momento de la compra de estos esclavos, Don José poseía: 800 cuerdas de terreno plantadas en caña y monte, cuarenta esclavos, un edificio de concreto para el evaporador de azúcar, casa de pailas y mampostería.
En el censo de Puerto Rico, en el 1860, Don José Alomar tenía 54 años y Doña Gertrudis 45; José R, 24; Juan 21; Francisco, 14; Gaspar 12 y Pedro 10.
En 1870 Don Gaspar se destacó como uno de los principales contribuyentes para la construcción del templo de la Iglesia Católica que tardó 29 años.
En el año 1882 en la Feria de Exposición en Ponce la Hacienda Santa Isabel ganó medalla de oro por las muestras bien elaboradas de azúcar moscabada (parda) en las clases selectas para el consumo, para el refino y la exportación.
En el año 1895, cuando la industria de la caña de azúcar estaba en crisis, se celebra otra Feria de Exposición en Ponce y la Hacienda Santa Isabel ganó una medalla de plata. Alejandro Infiesta dijo en el libro publicado con la memoria de esta feria:
“…aunque estas fincas no cuentan con el tacho al vacío, son blancos, muy agradables, y de fácil colocación en Europa. En Barcelona alcanzaron medalla de oro, y a nuestro juicio muy merecido, pues como azúcares mascabados no tienen rival en ninguna parte. En los centrifugados, ni por su color, ni por el grado de dulce, creemos que pueda presentar Cuba, en su clase, tipos mejores; y creemos, que para satisfacer el capricho de algunos mercados, podrían nuestros industriales moldearlos y presentarlos en pilones”.
¿Cómo eran los mallorquines?
Esperanza Mayol, en su autobiografía titulada “Isla” dice:
El mallorquín en Puerto Rico equivale a decir sollerense, es una persona frugal y laboriosa, de gran inteligencia natural y de una persistencia enorme en sus propósitos. Es de naturaleza noble y servicial, aunque no es la generosidad su mayor virtud. Es básicamente religioso, pero no muy devoto. A veces es muy reservado y en sus fueros internos un poco idealista y quijotesco. Es pasivo y paciente, pero si se le trata de engañar o humillar, se torna explosivo e iracundo y hay que tomarle temor, pero prontamente vuelve a su mansedumbre, porque no es rencoroso.
Es ingenioso, progresista y despierto, aunque a veces no actúa siguiendo los dictámenes de la reflexión. En ocasiones da demasiado interés al aspecto material de la vida y entonces se torna un poco egoísta. Es franco y sincero y posee una socarrona llaneza y una sutil ironía. Cultiva el ahorro y tiene una gran facilidad para adaptarse a los cambios de la fortuna”.
Ese espíritu de no dejarse vencer por los obstáculos es característico de los mallorquines. Según Francisco C. Vicens, descendiente de mallorquines cialeños, los mallorquines desarrollaron un espíritu de trabajo fuerte porque durante muchos siglos tuvieron que sufrir invasiones y dificultades en su patria. Él los describe como frugales, metódicos y alegres. También los mallorquines se caracterizan por ser regionalistas y orgullosos de su historia y su raza y les gusta la vida familiar, la música y los bailes. Posiblemente por eso la Hacienda Santa Isabel fue uno de los más populares centros del baile de bomba de los esclavos y luego de los libertos y jornaleros de este pueblo hasta las primeras décadas del Siglo XX.
¿Cómo es Mallorca?
Es una isla turística de 3640 km cuadrados al este de España, en el Mar Mediterráneo. Conocida por el sobrenombre de “Isla de la Calma” es la mayor de las Baleares, aproximadamente una tercera parte del tamaño de Puerto Rico. El nombre “Balear”, según algunos historiadores, viene del griego “Balleo”, lanzar. Los mallorquines son magníficos pescadores, comerciantes, agricultores, artesanos, orfebres y han hecho del turismo una gran industria. El idioma que se habla allí es el mallorquín, una variante del catalán que es idioma oficial de las Islas Baleares según lo establece el Estatuto de Autonomía de las Islas Baleares.
Fuentes:
Cifré Estela, La Formación del Pueblo Puertorriqueño
Boada Salom Jaume, Numismática balear d’Ultramar (III): la hisenda dels Alomar
Estela Cifre dice que José R. Alomar vivía en Santa Isabel en 1863 y tenía 26 años. Aparentemente esta información está equivocada porque no coincide con el acta de bautismo que encontró en Mallorca el especialista en numismástica Jaume Boada Salom. Ver Numismática balear d’Ultramar (III): la hisenda dels Alomar
Mayol Esperanza, Isla
Vicéns Francisco C. , Los Mallorquines: su Contribución al Desarrollo de Ciales
Molina Julio, Santa Isabel: notas para su historia, (1986) 81 y 82
Francisco Alomar, Madrid, España
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
Marcadores