El Rosario
La palabra rosario viene de rosa. Metafóricamente se traduce por corona de rosas, ramillete de rosas, jardín de rosas... ofrecida a María Santísima.
Rosario o Corona es el nombre que se da a la devoción de repetir un determinado número de veces alguna oración, contándolas con cuentas ensartadas en una cadena o hilo, o en los nudos hechos en una cuerda. En algunos idiomas se utilizan las expresiones "pasar las cuentas" o "contar las cuentas", para referirse al rezo del rosario.
En sentido estricto, el Rosario es la devoción a la Santísima Virgen María - autorizada y reglamentada por la Iglesia- que consiste en el rezo de 150 Avemarías, divididas en 15 decenas, rezándose al principio de cada una, un Padrenuestro y al final un Gloria, estando dedicada cada decena a la consideración de un Misterio de la vida de Jesús y de María, divididos estos Misterios en tres grupos de cinco: Gozosos, Dolorosos y Gloriosos. Se llama también así al rezo de una tercera parte, es decir, 5 decenas en las que -según el día- se medita uno de los tres grupos de Misterios, siendo ésta, la forma más común de su rezo actualmente.
Rosario, también es el nombre que damos a la sarta de cuentas, que sirve para el rezo del rosario. En algunas partes se le llama corona, camándula, cuentas o contador. Los hay completos (15 decenas) o de un tercio (5 decenas la más común entre nosotros). Generalmente, tiene una parte suelta, donde se juntan las dos puntas unidas por un "crucero", que generalmente lleva grabada alguna imagen que casi siempre es de la Virgen, por lo que algunos llaman a esta piececita: "la María". La parte suelta tiene cinco cuentas y un crucifijo. Sin formar parte del rezo oficial del Rosario, se ha convertido en parte integrante de él. En algunos países como Inglaterra y Estados Unidos usan esta parte -Crucifijo y cinco cuentas- para iniciar el rezo: Credo, Padrenuestro, 3 Avemarías y Gloria. Al final de los cinco misterios rezan la Salve. En los países ibero-americanos, las cinco cuentas se usan al final del Rosario: Padrenuestro, 3 Avemarías y Salve.
Hay también otros tipos de "rosarios" como la "Corona Franciscana" que tiene siete decenas, por los 7 gozos de Nuestra Señora. La "Corona de los Dolores" con 7 grupos de 7 cuentas, para considerar cada uno de los dolores de la Virgen; el de Santa Brígida, con 63 cuentas, por los 63 años que ella cree vivió la Virgen en la tierra: 6 decenas y 3 cuentas en la parte suelta y la "Coronilla", que tiene doce cuentas (por la corona de 12 estrellas) para las Avemarías y en la parte suelta 3 cuentas para los Padrenuestro.
El Rosario de 5 decenas se usa también para el rezo de muchos otros "rosarios" establecidos a lo largo de los siglos por la piedad popular o revelados, según el decir de algunos santos o místicos, como la Corona de la Misericordia, de las Lágrimas, del Espíritu Santo, de los ángeles, etc.
Para el rezo del rosario de la Santísima Virgen, hay también "pequeños rosarios" que tienen por objeto facilitar su rezo: "los decenarios" que traen sólo una decena de cuentas para las Avemarías y una para el Padrenuestro, los rosarios de dedo y de anillo, que son rígidos, ya sea un aro o un anillo. Son prácticos para rezar el Rosario por ejemplo, viajando, caminando o manejando y para aprovechar ratos sueltos a lo largo del día para ir "sumando decenas".
HISTORIA DEL ROSARIO
LA CORONA DE ROSAS
La costumbre griega de coronar con flores a quien se quería honrar fue adoptada por los primeros cristianos para, a su vez, honrar a los mártires. Posteriormente, cuando la iglesia dejó de ser perseguida y se multiplicaron templos e imágenes, se generalizó la práctica de coronar con ellas las imágenes de María Santísima.
Pronto hubo quienes pensaron en sustituir las flores por oraciones y ofrecerle "una corona de oraciones o alabanzas".
EL SALTERIO
Desde tiempo inmemorial los 150 Salmos de la Biblia -el Salterio- han constituido la parte más importante del Oficio divino (actualmente Liturgia de las Horas). La participación de los seglares en este rezo era algo muy difícil. La gran mayoría no sabía leer, no todos los que sabían leer sabían el latín y era además sumamente difícil contar con copias escritas. Pretender aprenderlos todos de memoria, como lo fueron muchas oraciones que a lo largo de los siglos rezaron los seglares, era tarea imposible por ser demasiado extenso el texto.
En Irlanda pronto se encontró el medio para que los seglares se uniesen a la oración de la Iglesia. Prevaleció el nombre de Salterio para referirse no sólo al rezo de los 150 salmos de la Biblia, sino también a alguna serie de 150 oraciones. La oración que sustituyó entre los seglares a los 150 salmos fue principalmente el Padrenuestro, costumbre que se extendió por toda Europa, merced a los misioneros irlandeses.
Se llamaba también al Salterio: "los tres cincuentas", ya que muchas veces se dividía en tres partes. Por ejemplo, una "serie de cincuenta salmos" -u otras oraciones si se trataba de seglares- era penitencia común y también, práctica para orar por los difuntos.
EL ROSARIUM
La devoción a Nuestra Señora fue influida también por el rezo del Oficio Divino: surgió el pequeño oficio de Nuestra Señora (Oficio Parvo), las oraciones a María en forma de salmos y, también, empezó a utilizarse para honrarla, el rezo de 150 oraciones, principalmente el saludo angélico, preludio de nuestro actual Avemaría. También se comienza a entrelazar pasajes de la vida de María a diferentes frases de alabanza. Se llamaba el "Salterio de María" cuando se trataba de 150 oraciones, y cuando sólo eran 50 empezó a llamarse "rosarium" (ramillete) nombre que se daba a una selección de escritos o a un conjunto de frases u oraciones de alabanza. Pronto se empiezan a agregar las súplicas, convirtiéndose, poco a poco, en una oración definida: la segunda parte del Avemaría.
En el siglo IV los padres del desierto utilizaban cuerdas con nudos o piedritas -en series de 50 o 100-para llevar la cuenta de sus oraciones. Sistema que es también utilizado para estos "Salterios", "Coronas" y "Ramilletes".
EL CIELO PONE "SU SELLO" AL ROSARIO
Corona, Ramillete, Salterio, Rosarium... Pasajes de la vida de Jesús y de María, alabanzas y peticiones... Nuestro actual Rosario va perfilándose...
Santo Domingo de Guzmán y posteriormente la Orden de Predicadores por él fundada, serán quienes conviertan esta oración en una devoción definida y universalmente conocida. Es precisamente en tiempos de Santo Domingo cuando el Rosario entra fuertemente a la Historia, contando, además de los elementos que entonces y ahora lo forman -cuentas, oración vocal y meditación de los Misterios- con una característica peculiar: "arma poderosa". La tradición nos habla de cómo Santo Domingo -instruido de algún modo por Nuestra Señora- utilizó con éxito esta devoción en su lucha contra la herejía (1213).
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