Una verdad como una casa. Y no solo en religión, sino también en filosofía, en política y en todo. Tan fundamental que es como para ponerlo en portada. Como para aprendérselo de memoria.
La tiranía de los números, la dictadura de la cantidad, la imposición de modas y tendencias para llevar a la manada, siguiendo mansa y dócilmente, a donde quieran llevarla. Los hombres-masa siguen borreguilmente a la mayoría (¿adónde va Vicente? A donde va la gente), mientras unos pocos escogidos se resisten dejarse meter en el molde de la mayoría y a que una minoría les imponga actitudes, mentalidades y comportamientos, haciéndoles creer luego que por ser mayoría tienen la razón. Pero la verdad es algo objetivo. No depende de cantidades, y seguiría siendo verdad aunque todos sin excepción la rechazaran.
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