CINCUENTA Y CINCO AÑOS DE “DIVINOS”.
PARROQUIA DE SAN FRANCISCO.
SANTA CRUZ DE LA PALMA
José G. Rodríguez Escudero
“Pueblo palmero, venid cantad,
Que el Rey de los Cielos ha nacido ya.
De colores se viste la clara madrugada
Los balcones con flores se abrazan en el mar
Ya llegan las parrandas por la calle Real
Y que feliz encuentro en mi bella ciudad.
Santa Cruz de La Palma es toda un cantar
Santa Cruz de La Palma rezuma Navidad”
Pueblo Palmero. Manuel J Pérez Rguez.
Una de las manifestaciones amparadas en lo que los etnógrafos han considerado como “religiosidad popular” es, entre otras, la agrupación palmera de “Lo Divino”. Grupos de todas las edades y condiciones que cantan alegres y melancólicos villancicos por las calles de la capital durante las nueve noches que preceden a la “Misa del Gallo”.
“Yo soy un pastor palmero,
Que vengo de Puntagorda
Y al Niño Jesús le traigo
Unas ovejitas gordas.
Venid, pastorcitos, venid a Belén
Venid que ha nacido Jesús nuestro Bien…
Yo soy un pastor palmero,
Que vengo de Puntallana
Y al Niño Jesús le traigo
Una mantita de lana…”
Los Pastorcitos. Antigua rondalla del Frente de Juventudes, en 1957.
Se trata de una entrañable costumbre común a diversas poblaciones de la geografía española que luego se extendió, afortunadamente, por todo el territorio insular. Simbólicamente, con cada una de las “Misas de Luz” se rememora y festeja el período de nueve meses del embarazo de la Virgen María. Son las Eucaristías del Novenario que sirven de pregón a la Nochebuena. Los grupos amenizan las celebraciones en el interior de los diversos templos cantando sencillos villancicos, composiciones poético-populares dedicadas al nacimiento del Niño Dios. Unos villancicos que, poco a poco, irían nutriéndose de otras composiciones propias o de otros lugares como Andalucía, Cataluña, Extremadura o Hispanoamérica, o las más “cultas”, resultado de adaptaciones de composiciones clásicas.
“En la noche vestida de estrellas
Ve La Palma en el cielo brillar,
Un tesoro de amor más precioso
Que el azul maravilla del mar.
Todo en ella deslumbra lo mismo
Que las flores de un fértil edén,
Donde liban la miel de la gloria
Los que cantan la paz de Belén… “
Venid, Venid Pastores. Félix Duarte.
En la capital palmera estas rondallas se remontan al año 1947 en la parroquia matriz de El Salvador, pero en la de San Francisco comienzan a salir en la Navidad de 1954, bajo las directrices de León Felipe Acosta, “Leoncito”, su primer director. Previamente un grupo de palmeros participaba en La Laguna en los cantos de villancicos que, posteriormente cristalizarán lo que conocemos como agrupaciones de “Divinos”.
“…Ya se oyen los emotivos y sugerentes villancicos palmeros, y también los de “fuera”, por las bellas y empedradas calles de la histórica ciudad. La gente se reúne para cantar, para oír, para disfrutar… es época de añoranza por lo que había y ya no hay, por los que estaban y ya no están… época de mazapán y de panderetas… de felicidad y de tristeza… de revivir tradiciones…”
Es precisamente en 1954 cuando se erige como Parroquia el antiguo templo del Convento Real y Grande de la Inmaculada Concepción (fundado en 1508, hace ya más de medio milenio). Hace cinco años, la iglesia de San Francisco de Asís y esta agrupación celebraron sus respectivas “Bodas de Oro”.
Un miembro de la rondalla y actual director del coro parroquial de adultos de San Francisco, Francisco Jesús Acosta Felipe, nos cuenta más detalles: “Eran épocas de silencio absoluto, de recogimiento pleno en las calles, de escasa luz que servía de lugar de canto, de empedrados empapados de rocío, de alguna puerta entreabierta esperando la llegada para repartir el aguinaldo, de las cestas con cuerdas desde los pisos altos para bajar el donativo, de los compromisos de algunos componentes con alguna señorita, de las dedicatorias…”
“Desde las Tricias yo vengo
Crucé la cumbre y el viento
Rocé con mis labios fríos
El rigor de mis montañas.
Niño Jesús Niño bueno
Para ti son estas coplas
De La Palma con su canto
Flauta, bombo, timple y sol”
Aires de Navidad (popular)
Adaptación: Santiago Fernández. Castillo)
“…el fervor popular hierve en todas las esquinas y la tradición emana orgullosa por doquier… las canciones ingenuas y frescas, viejas pero tan presentes, exhiben un sello de inmortalidad que ya nadie podrá enmudecer u ocultar… unos momentos de tranquilidad entre tanto trajín y agobio… un intervalo de poesía y una recarga de manjares para unas almas cansadas por la rutina y el estrés de una vida muy acelerada, a pesar de encontrarnos donde nos encontramos… Música en la madrugada bajo el frío relativo, pero “aguantado” con cariño y coraje…”
El origen de este peculiar nombre no parece muy claro. Tomando dos acepciones de la expresión “Divino”: una culta y antigua y otra más popular y conocida, como nos recuerda el mismo villanciquero Francisco J. Acosta, podremos obtener una sencilla explicación. La forma literaria “villancico”, con sus estribillos, podía ser “a lo profano”, cuando sus temas evocaban lo humano, o “a lo divino”, cuando nos hablaban de nuestra relación con lo sobrenatural. “Esta segunda acepción fue la que fue ganando la partida, de tal forma que no existen dudas al hablar de villancico y, por ende, reduciéndose al momento del misterio de la Encarnación y del Nacimiento del Hijo de Dios”.
“Esta noche es Nochebuena
Y es la noche de alegría
En que ha bajado María
Desde el cielo a la ciudad.
Los palmeros corazones
Festejamos su llegada
Cantando en la madrugada
Ecos de la Navidad”.
Alborada Palmera. Luis Ortega Abraham.
Una de las principales características diferenciadoras de cada rondalla era la buena armonización de todas sus voces. Facundo Daranas nos informaba de que “era el conjunto, con sus matices, lo que destacaba, ya que no se contaba con una nutrida representación de voces solistas”. A las voces se unían los afinados instrumentos: laúdes, timples, bandurrias, guitarras, castañuelas, panderetas, triángulos… es “época de gabardinas, sombreros bilbaínas, bufandas y el primer cognac para calentarse…” Se decía “sólo un buchito para aclarar la garganta”. Noches de gabán, paraguas, sombreros de fieltro, gabardinas… aunque ahora con los calores, en la actualidad se lleva menos ropa de abrigo. Hasta nos ha cambiado el clima en las “divinas” noches de “Divinos”.
“¿Quién en esta bonita ciudad no tiene o ha tenido un hijo, un pariente, una vecina… en “Los Divinos? ¿Qué se puede contar de ellos que no se haya contado ya? ¿Quién no se ha “congelado” literalmente, oyéndolos desde el balcón de su casa de madrugada mientras las notas se van alejando hasta ahogarse en el silencio de la noche? ¿O tal vez durante el largo y penoso pero muy gratificante recorrido, acompañado de chocolate, de pan de manteca, de frutos secos regados con un buen licor de naranja casero…?”
Es indescriptible la sensación que se siente desde la cama cuando, de madrugada, rompe dulcemente el silencio un villancico que nos despierta con un nostálgico nudo en la garganta. “¿Quién no se ha acordado de un ser querido ausente cuando nos cantan bajo la ventana?”.
“Venid pastores, venid con alegría,
Porque esta noche en La Palma
Nacerá Jesús el Mesías.
Venid de costa a costa
De Fuencaliente a Garafía
Alegraos los corazones
Porque todo Él es alegría”
Venid Pastores. Raúl Arrocha San Luis
“Las nueve noches que preceden a la Nochebuena, simbólicamente recordando los nueve meses de embarazo de María, arrancan como de costumbre la madrugada del 16 de diciembre…Comienzan las “Misas de Luz” en las iglesias, las reuniones para los preparativos…las compras… Como todos los años y como en todos los sitios, La Palma se une para anunciar la gloriosa buena nueva: el Nacimiento de Jesús, un momento de fervor religioso, cultural, histórico, devocional… que parece irse desvaneciendo por la ola americanizada del invento de la Coca Cola: el rojo y blanco “Papa Noel”, quien trágicamente pretende desplazar al Nacimiento, a los Reyes Magos… en mi casa, ¡ni hablar! como tampoco en otros orgullosos hogares…”
Es tiempo de “divinos”, de recordar a los que ya no están y de apoyar a las nuevas generaciones que se afanan por continuar con la bella tradición. Tiempo de rememorar a sus directores en estos últimos cincuenta años: León Felipe, alias “Leoncito”; Miguel Brito, “Papado”; Miguel Martín, “Carracote”. Luego siguieron: Juan García, Felipe Santiago Fernández. Castillo, Roberto Rodríguez Estrello, José Eduardo Martín Castillo, Juan Martín Castillo, Leonel Ramos, Jesús Nuño, Manuel de Paz, Jesús “Susín” Morera… y de agradecer a todos aquellos miembros que han hecho posible este sueño. Recuerdos también para la llorada Dña. Rosario Gómez de Jaubert, “alma mater” y colaboradora especial de la rondalla, a la que siempre se le recuerda con admiración y cariño. Facundo Daranas nos recuerda que, cuando se llegaba a la casa de Dª Rosario Gómez era cuando se “cantaba la mejor canción de ese año como tributo de admiración y agradecimiento, que siempre se veía correspondido con ‘Gracias, muchas gracias’ desde su ventana”. Es también justo nombrar al difunto párroco D. Juan Pérez, que fue un gran impulsor de esta tradición… Personas como las nombradas y muchísimas más han propiciado que los “Divinos” continúe siendo una de las tradiciones entrañables y especiales del Pueblo Palmero.
“Suena el pandero, suena el rabel
El verdadero Dios de Israel.
Un venturoso día nació
Y un sol hermoso resplandeció…
Pajarillos palmeros que en la enramada
Saludáis los primeros a la alborada…”
Suena el Pandero. J. R. Gómez
Época de chocolate caliente para combatir el frío y de truchas rellenas, de pan de manteca, de coñac, mistela y licores caseros a las seis de la mañana. De encuentro de amigos y familiares después de la larga ausencia. Del cariñoso “pique” de rondallas rivales en el “encuentro”… de bromas sanas y saludables, de abrazos y lágrimas, de anécdotas y aventuras, de compañerismo, de humanidad, de ilusión… tiempo de entrañable tradición. Es el sonido de la Navidad.
“Y al llegar a Belén escuchamos
Una voz que del cielo bajó
Era la voz de un ángel cantando
Un aire canario al Niño de Dios.
Ya que naciste en Belén
Y no naciste en Las Nieves
Colma La Palma de bienes
Que allí se te quiere bien.”
Ese Niño. Ezequiel Perdigón
Hace unos años, esta agrupación festiva presentó un nuevo trabajo discográfico en la ermita de San José titulado A las tres en la Luz. Sus miembros, muy ilusionados y orgullosos, dieron a conocer los veinte villancicos que allí se recogían; los mismos –y otros muchos- que seguirán mostrándonos en las “Misas de Luz”, o con las que nos despertarán bajo nuestras ventanas en cualquier madrugada.
Otros dos trabajos cuentan en su discografía: Caminando y 50 años (en ambos casos su libreto consta de doce villancicos).
Un exquisito y paciente trabajo que merece el unánime elogio de un pueblo que lucha por recuperar y mantener sus huellas de identidad. Enhorabuena a los ejemplares “Divinos” de San Francisco, así como al resto de agrupaciones por su impagable trabajo.
“Peregrinos de la noche
Bajo la luz de la luna
Es placer y es fortuna
A tal musical derroche
Regalarle los oídos
Y, con los cinco sentidos,
Escuchar de los soneros
Las canciones armoniosas…
¡Ay, las voces melodiosas
de Viejos Villanciqueros”
A los viejos villanciqueros en el 50
Aniversario de las Rondallas “Lo Divino”. Julio Marante, 1997
“Las calles se transforman en un hervidero de gentes que van y vienen, cada uno a lo suyo, con unas perspectivas diferentes y con unas vidas que no se encuentran… una vez empiezan los acordes de los divinos “Divinos”, todo el mundo se agrupa en corro. Es tiempo de la unión de miras y de compartir el arte, la música, la poesía, el frío de la noche, el regocijo, los adornos, las comidas de empresa, familiares, los regalos, la ilusión de los niños… Es Navidad… y en La Palma, con “Los Divinos”, es aún más especial.”
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