Practicantes no-creyentes
Se muestran públicamente como católicos, asisten a determinados actos de culto, a veces están integrados en asociaciones, cofradías o movimientos cristianos, pero no ahorran sus críticas a la Iglesia.
Francisco Rodríguez Barragán
En las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas se incluye siempre la pregunta acerca de la religión de los encuestados, que viene arrojando un 75% aproximadamente de católicos, aunque de estos no llega al trece por ciento los que asisten una vez por semana a misa. Hay por tanto una mayoría de católicos no-practicantes, alejados de la Iglesia, bautizados quizás, pero escasamente instruidos en la fe.
Pero además de la realidad de los creyentes- no-practicantes, me preocupa bastante la de los practicantes-no-creyentes, o creyentes en unas cosas sí y en otras no. Se muestran públicamente como católicos, asisten a determinados actos de culto, a veces están integrados en asociaciones, cofradías o movimientos cristianos, pero no ahorran sus críticas a la Iglesia, pues ellos saben todo lo que habría de arreglar en ella, desde el Papa para abajo.
Tampoco ahorran sus críticas a otros grupos cristianos, bien por considerarlos 'carcas' o 'progres'. Lo de la “unidad de los cristianos” será algo relativo a los ortodoxos o los protestantes, pero se piensa, por desgracia, que no tiene nada que ver con la animadversión y rechazo de unos grupos eclesiales por otros.
A menudo estos críticos de la Iglesia tienen mentores que les facilitan ideas teológicas novedosas, argumentos doctrinales, o propuestas de reforma de las instituciones eclesiales, cosas al parecer más urgentes que la propia conversión a la verdad del evangelio. Parece olvidado que es Pedro, el que recibe el encargo de confirmar en la fe a sus hermanos y no otros.
En lugar de seguir transmitiendo a los hombres que Dios nos ama, que tiene un plan sobre nosotros, que Cristo es el camino, la verdad y la vida, que la Iglesia que fundó tiene una misión permanente: transmitir el Evangelio recibido, sin modificaciones ni rebajas, estos cristianos quieren llegar a acuerdos con el mundo y sus valores. Nos dicen que, como todo ha cambiado, es la Iglesia la que tiene que amoldarse a las nuevas realidades del mundo: familias frágiles, sexualidad permisiva, relativismo rampante, donde todo vale lo mismo, tolerancia que exige la renuncia a cualquier convicción, ideología de género, etc.
Muchos son cristianos, tan modernos, que han dejado de creer en el demonio, en el infierno, en el sentimiento de pecado, en la necesidad absoluta de ser salvados por Jesús.
En estos tiempos de crisis les parece estupendo que la Iglesia abra comedores para dar de comer a los que pasan hambre, pero apenas se cuestionan las causas del desastre y la responsabilidad que a todos nos atañe.
¿Son muchos o pocos estos cristianos practicantes pero no-creyentes? No lo sé, quizás yo mismo sea uno de ellos, tendré que convertirme más seriamente al Evangelio.
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=19908&id_seccion=5
«Todo lo que manda el Rey,
que va contra lo que Dios manda,
no tiene valor de Ley,
ni es Rey quien así se desmanda.»
(Lope de Vega)
No soy amigo del copio/pego, pero por esta vez no me he resistido a hacerlo. Y es que al leer el artículo me he identificado plenamente con él.
Conozco a algunos de estos “Practicantes no-creyentes” que tienen los mismos argumentos que esgrime el autor del artículo. Son estupendas personas y ello hace más difícil rebatirles sus ideas, pues alguno de ellos es verdaderamente excepcional y hacen una labor humanitaria encomiable.
«Todo lo que manda el Rey,
que va contra lo que Dios manda,
no tiene valor de Ley,
ni es Rey quien así se desmanda.»
(Lope de Vega)
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