Written by Roberto O´Farrill |
Wednesday, 05 October 2011 17:17 |
Sucedió que durante el programa de televisión “El pulso de la Fe”, que se transmite los domingos a las cuatro de la tarde por Canal 40, cuando el Padre Rafael López López, Misionero del Espíritu Santo, estaba como invitado para explicar la teología de los ángeles, saqué de mi cartera una estampa de San Miguel Arcángel con una oración en italiano en el anverso, que había traído del Monte Gargano, en Italia, del preciso lugar donde se apareció el arcángel Miguel en una gruta, que ahora se encuentra al interior de su santuario. Mostré la imagen y leí a cuadro la oración traduciéndola al español, pues pensé que compartirla con el público sería oportuno para explicar la devoción a los ángeles. Hice notar que es una oración muy poderosa y luego se me ocurrió decir al público que podría enviarla por correo electrónico a quien la solicitara. No imaginé lo que sucedería después…
Al lunes siguiente, ya en mi oficina, al abrir lo correos en la computadora, vi que había más de 600 solicitando la imagen y la oración, pero durante el día llegaron más, al día siguiente más y al otro también. Al momento en que esto escribo, se han recibido ya más de tres mil solicitudes. Hemos tenido que hacer los envíos de las oraciones mediante un servicio de e-mail marketing porque la vía tradicional no lo permitía. Aun ahora continúan llegando solicitudes. Mientras tanto yo me sigo preguntando: ¿Qué es lo que sucedió..?
Pienso que lo que sucedió obedece a tres motivos: La necesidad de Dios, el miedo al demonio y el temor bajo el que ahora se vive en México. En el programa de televisión habíamos dicho que esa oración a San Miguel Arcángel es muy poderosa para ahuyentar al demonio. También dijimos que esa oración, como toda oración elevada al Cielo con fe, nos libra de todo mal. Con esto me doy cuenta del terror que hoy padecemos los mexicanos, pero me alegra constatar, de manera tan viva, que hoy se siente también un grande anhelo y una creciente necesidad de Dios, aunque a la vez me pregunto ¿qué enorme vacío, soledad y angustia han de experimentar en sus vidas todos aquellos que han perdido la fe y que han expulsado a Dios de sus vidas?
Reproduzco enseguida la Invocación a San Miguel Arcángel: “En el momento de la prueba, debajo de ti encuentro mi refugio, glorioso San Miguel e invoco tu ayuda… (Intención). Con tu poderosa intercesión presenta a Dios mi súplica y obtenme la Gracia necesaria para la salvación de mi alma. Defiéndeme de todo mal y guíame por el camino del amor y de la paz. San Miguel: ilumíname. San Miguel: protégeme. San Miguel: defiéndeme. Amén. Gloria al Padre… (tres veces)”. La imagen de la estampa corresponde a la estatua, del escultor Contucci, que se encuentra colocada en la gruta desde el año 1507.
En Europa hay por lo menos tres lugares que han sido consagrados a San Miguel, son lugares asociados a revelaciones del arcángel. El más antiguo de estos santuarios se erige sobre el Monte Gargano, en Italia (en el talón de la bota italiana), donde las revelaciones de San Miguel fueron certificadas desde el siglo V, cuando se apareció a San Laurencio, obispo de Siponto, hoy diócesis de Manfredonia. De acuerdo a la tradición, San Miguel le dijo que él protegía este lugar y que se le debía construir una iglesia en honor a él y a los otros ángeles. Es de apreciarse su magnanimidad al querer incluir a los otros ángeles de manera que ellos también sean honrados, lo que demuestra una sola verdad: su supremacía sobre todos los ángeles.
Ha sido confirmado que en el Monte Gargano han tenido lugar cuatro revelaciones distintas. La última se registró en 1656 cuando mucha gente fue rescatada de una epidemia. La intercesión de San Miguel también ha sido confirmada en las grandes victorias sobre los godos en Siponto en el año 490 y sobre los napolitanos en el año 663.
Hay otra oración a San Miguel, la que escribió el papa León XIII el 13 de octubre de 1884, luego de haber tenido una visión terrible, en Misa, del demonio amenazando a la Iglesia. Es también muy poderosa contra el mal: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén”. |
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