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Tema: LO QUE PIENSO SOBRE LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR (de Carlo Buzzi)

  1. #1
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    LO QUE PIENSO SOBRE LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR (de Carlo Buzzi)

    LO QUE PIENSO SOBRE LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR
    de Carlo Buzzi
    http://www.infovaticana.com/sandroma...de-bangladesh/



    Queridísimo Sandro,

    Aquí, en Bangladesh, nosotros enseñamos el catecismo y para ser claros decimos que cada sacramento tiene cuatro elementos: el ministro, la materia, la fórmula, el acontecimiento milagroso.

    En el bautismo, el ministro es cada persona, la materia el agua, la fórmula “Yo te bautizo…” y el acontecimiento milagroso es que nos convertimos en hijos de Dios.

    En la confirmación el ministro es el obispo, la materia el óleo sagrado, la fórmula “Yo te signo… y te confirmo…” y el acontecimiento milagroso es que se recibe la fuerza del Espíritu Santo.

    En la confesión el ministro es el sacerdote, la materia los pecados, la fórmula “Yo te absuelvo…” y el acontecimiento milagroso es el perdón de los pecados.

    En la eucaristía el ministro es el sacerdote, la materia el pan y el vino, la fórmula “Este es mi cuerpo…” y el acontecimiento milagroso es que el pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Jesús.

    En el matrimonio el ministro son los propios esposos, la materia su cuerpo y su alma, la fórmula es la promesa y el acontecimiento milagroso es que se convierten en una sola persona.

    Enseñamos que el sacramento se llama así porque produce un acontecimiento sobrenatural que no vemos con nuestros ojos, pero que es grandioso y real a los ojos de Dios.

    En lo que respecta al matrimonio explicamos que lo milagroso es, precisamente, que tras la promesa frente a Dios los dos esposos se convierten en una sola persona como si hubieran sido unidos con cola o soldados a 5.000 grados.

    Ahora bien, si se elimina este acontecimiento milagroso del matrimonio católico ¿qué debemos poner en su lugar?




    Esta es la reflexión que yo he hecho:

    Sabemos que existe el bautismo “de sangre” y también el bautismo “de deseo”, tan válidos ambos como el del agua.

    Las personas divorciadas que se han vuelto a casar, si de verdad son conscientes de su situación, pueden hacer la comunión de deseo.

    Cuando se recibe un sacramento hay una parte objetiva y una subjetiva. Se sabe que lo más importante es la gran gracia vinculada al sacramento. Pero yo podría estropear esta gracia e incluso ser sacrílego si me acerco a la comunión de manera superficial o indigna.

    Ahora bien, es un poco presuntuoso por parte de estas personas divorciadas que se han vuelto a casar y que en general han pisoteado un poco el sentido cristiano del sufrimiento, del sacrificio, de la resistencia, de la penitencia, olvidándose que Jesús subió a la cruz y que la cruz, cuando llega, es la vía para que cada cristiano se acerque al Redentor, apelarse a la misericordia de Dios, al que no han tenido en cuenta antes.

    Subjetivamente, pienso que para ellos es mucho más esencial limitarse al deseo de la comunión, en lugar de recibir la comunión misma.

    Aceptar voluntariamente este ayuno hará mucho bien a su alma y a la santidad de esa comunidad cristiana que es la Iglesia.


    WALTER KASPER
    ¿TIENE LA FE CATÓLICA?


    En cambio, si se procede por el camino trazado por el cardenal Walter Kasper los daños serán graves:

    1. Se convertirá a la Iglesia en algo superficial y acomodadizo;
    2. Se tendrá que negar la infalibilidad de la cátedra de Pedro, porque es como si todos los Papas precedentes se hubieran equivocado;
    3. Se tendrán que considerar estúpidos a todos los que han dado la vida como mártires para defender este sacramento.

    Tal vez he dado mi contribución a esta diatriba, que espero que acabe pronto.

    Hasta pronto y afectuosos saludos desde Bangladesh, país emergente en muchas cosas y que no hay que descartar.


    Padre Carlo
    Sirajganj, 5 de mayo de 2014









    Carlo Buzzi, 71 años, originario de la archidiócesis de Milán, es misionero en Bangladesh continuamente desde 1975 con el Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras.

    Durante años ha llevado adelante su misión totalmente solo sin conseguir convertir a nadie; pero después llegaron los primeros bautismos, sucesivamente nacieron las primeras familias católicas. Una gota en un mar de musulmanes.

    Se ha dedicado siempre a los más pobres, como en el caso de las poblaciones tribales, convirtiéndose en su abogado gratuito con el fin de conseguir la devolución de las tierras que les habían sustraído ilegalmente. Ha sido golpeado con palos y le han tirado piedras, ha afrontado las adversidades, ha recorrido centenares de kilómetros en moto para llegar a las aldeas más lejanas. Ha vivido junto a las poblaciones tribales y a los intocables llegados de la India para trabajar como albañiles en la construcción de un puente sobre el Brahmaputra, obstaculizado por los musulmanes del lugar. Ha construido escuelas, ambulatorios, iglesias. Y cuando las han derribado, las ha vuelto a construir.

    Siempre con el anuncio del Evangelio en el centro de su misión. Evangelio predicado y vivido de la manera más esencial, genuina, sin ningún tipo de atenuación.

    Todo esto se intuye en la carta que ha escrito al responsable de esta página web, que fue compañero suyo de colegio en un pequeño pueblo de Lombardía.

    La ha escrito con la voluntad de decir lo que piensa, como misionero comprometido en el terreno, sobre el debate a propósito de la comunión a los divorciados vueltos a casar, que ha seguido en www.chiesa desde la ciudad en la que vive, Sirajganj, a orillas del Brahmaputra.

    Y la ha escrito mientras en los Estados Unidos el cardenal Walter Kasper – adalid de los favorables a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar –, en una amplia entrevista al semanario católico de New York “The Commonweal” confirmaba y enfatizaba sus tesis expuestas en el consistorio del pasado mes de febrero, a petición del Papa Francisco.
    Última edición por jasarhez; 20/08/2014 a las 18:38
    Hyeronimus y Tropo dieron el Víctor.

  2. #2
    Eduardo Luis Blanco está desconectado Miembro graduado
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    Re: LO QUE PIENSO SOBRE LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR (de Carlo Buzz

    La Iglesia puede dar su opinión: pero cuando uno va a misa no le piden ningún certificado, por tanto cualquiera puede comulgar sea o no divorciado. Por tanto se debiera explicar que pasaría si alguien comulga en contra de la opinión de la Iglesia. ¿Es válido este sacramento?, ¿se pecaría?, me parece un tema bastante complejo.

  3. #3
    Avatar de Rodrigo
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    Re: LO QUE PIENSO SOBRE LA COMUNIÓN A LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR (de Carlo Buzz

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    Cita Iniciado por Eduardo Luis Blanco Ver mensaje
    La Iglesia puede dar su opinión: pero cuando uno va a misa no le piden ningún certificado, por tanto cualquiera puede comulgar sea o no divorciado. Por tanto se debiera explicar que pasaría si alguien comulga en contra de la opinión de la Iglesia. ¿Es válido este sacramento?, ¿se pecaría?, me parece un tema bastante complejo.
    En realidad, es bastante sencillo. El sacramento es igual de válido para el que está en gracia de Dios como para el que está en pecado mortal. La diferencia es que para el que está en estado de gracia la Eucaristía es realmente pan de vida, mientras que para el que está en pecado mortal, la comunión es sacrilegio, que es un pecado mayor que los que le impiden comulgar. Por tanto, darle la comunión a alguien en pecado mortal, o no disuadirle de que lo haga, no es hacerle ningún favor, sino todo lo contrario. Dice San Pablo “quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación” (1 Cor 11, 27).

    Creo que hay que diferenciar también entre un divorciado que no ha pedido el divorcio o que se ha arrepentido de él y un divorciado amancebado que fornica con una persona con la que no está casado a ojos de Dios si el primer matrimonio no ha sido declarado nulo por la Iglesia (es decir, que nunca hubo matrimonio) y no se ha celebrado matrimonio canónico con la segunda mujer o el segundo hombre. En el caso del divorciado no amancebado (sin culpa de su divorcio civil o arrepentido de él), consciente de que sigue casado, aunque no conviva con su esposa o esposo, no creo que haya ningún problema en darle los sacramentos.


    Además de las Sagradas Escrituras, lo dice el infalible y dogmático Concilio de Trento y el propio catecismo de Juan Pablo II, sin ir más lejos. Los que quieren hacer de algo tan claro un tema complejo lo hacen por ignorancia o por malicia.


    Es el Concilio de Trento, en su Decreto sobre la Eucaristía, del 11 de Octubre de 1551, el que establece más claramente la obligación de no comulgar en estado de pecado mortal. En el capítulo 7 dice literalmente:
    «Ahora bien, la costumbre de la Iglesia declara ser necesaria aquella prueba por la que nadie debe acercarse a la Sagrada Eucaristía con conciencia de pecado mortal, por muy contrito que le parezca estar, sin preceder la confesión sacramental. Lo cual este santo Concilio que perpetuamente debe guardarse aun por parte de aquellos sacerdotes a quienes incumbe celebrar por obligación, a condición que no les falte facilidad de confesor. Y si, por urgir la necesidad, el sacerdote celebrare sin previa confesión, confiésese cuanto antes» (Denzinger 880).
    El canon correspondiente a este capítulo, el canon 11, en la parte que nos interesa ahora, dice así:
    «Y para que tan gran sacramento no sea recibido indignamente y, por ende, para muerte y condenación, el mismo santo Concilio establece y declara que aquéllos a quienes grave la conciencia de pecado mortal, por muy contritos que se consideren, deben necesariamente hacer previa confesión sacramental, habida facilidad de confesar» (D. 893).
    Es decir, «quien tiene conciencia de estar en pecado grave, debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar» (Catecismo de la Iglesia Católica nº 1385) y «el que quiere recibir a Cristo en la comunión eucarística debe hallarse en estado de gracia» (CEC nº 1415), siendo sacrilegio y por supuesto pecado grave la recepción indigna de la Sagrada Eucaristía (CEC nº 2120).

    ¿Se puede comulgar en pecado mortal? - Pedro Trevijano Etcheverria
    Última edición por Rodrigo; 19/04/2015 a las 16:39
    Hyeronimus dio el Víctor.
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

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