Cuando Halloween era católico
Fin de octubre, Halloween. No seré yo quien defienda la fiesta impostada. Se la acusa de muchos delitos: de ser colonizada por neopaganos, wiccas, centros comerciales e industria cinematográfica (a cada cual peor); de ser extraña a nuestra cultura; de ser una pura ocasión consumista o inmoral. Puedo estar más o menos de acuerdo. Pero quizá el reproche que más me duele sea el de considerarla una fiesta descristianizadora, porque eso depende de nosotros. Es una pena que una fiesta católica en sus orígenes, y en sus manifestaciones más importantes, nos venga de vuelta de USA con la misma falsa sonrisa que el Santa Claus de Coca-Cola. Una fiesta que por católica fue prohibida con saña. ¿Qué opinarán los mil millones de chinos que reciben la fiesta de la Navidad a través de películas y series de Estados Unidos? Pues supongo que lo mismo que nosotros respecto de Halloween, y en ambos casos es injusto decir que no es cristiana. Me gustaría centrarme sólo en eso, en los aspectos históricos, luego que cada cual haga lo que pueda. Intentaré rescatar al menos su buena memoria, su honra, de aquellos que la han prostituido y desean emparentarla con druidas, brujas y ‘gore‘. Ya sabemos el final, porque no creo exagerar si digo que Western y Halloween son los dos productos culturales propiamente estadounidenses más universales. Y nuestra fiesta actual es una tradición que se fragua en norteamérica pero con ingredientes irlandeses, ingleses y franceses, eso sí, todos católicos. Si buscamos referencias sobre el origen de la fiesta nos encontraremos con una mutación más o menos florida de lo siguiente:La fiesta de Halloween se celebra en la noche del día 31 de octubre porque en esa noche los celtas rendían culto al dios de la muerte y de las tinieblas con sacrificios animales y humanos. La festividad celta del Samhain, 1 de noviembre, marcaba el fin del verano y el comienzo de la mitad oscura del año. La festividad cristiana del Día de Todos los Santos se hizo coincidir para despaganizarla, aunque sobrevivieron las costumbres celtas.
En el fondo, si fuera así, tampoco pasa nada. No sería la primera vez que se cristianizaban fiestas. Lo explica muy bien Vittorio Messori en «Hipótesis sobre María», no era desdoro, ni simplemente una despaganización de costumbres, es un et-et, sumar a la propia naturaleza humana ese plus de divinidad. Como esas virtudes sobrenaturales que necesitan asentarse sobre las humanas. Pero este no es el caso, más bien justo al contrario. Una fiesta grande cristiana que, en todo caso, sirvió de alojo a reminiscencias paganas pero ya muy cristianizadas. Si caen en sus manos, o en la pantalla, páginas que nos ilustran con imaginativas pinceladas las costumbres de los sanguinarios druidas y el pormenor detallado de la celebración del Samhain,…, pues cambien de canal porque les están mintiendo. Sobre aquella época hay muy pocas fuentes primarias, algo de Julio César, unos parrafitos de Estrabón, que cita de oídas y ya nos tenemos que ir a poemas medievales irlandeses de bastantes siglos después para los siguientes textos.
El nombre
Vayamos al origen: Halloween se celebra el 31 de octubre porque es católico. Punto-pelota. Halloween, o Hallowe’en, significa Víspera de Todos los Santos. El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos se llamaba All Hallows’ Day. Hallow en inglés antiguo viene a ser como ‘que es venerado o santificado‘ (en la actualidad se le llama All Saints Day). La partícula Eve es una abreviatura de evening —víspera—, así que la Víspera de Todos los Santos es All Hallows’ Eve, que en inglés antiguo se contrae en Hallowe’en, del mismo modo que las fiestas en Hallowmas (como Christmas). Nada del otro mundo, ¿no?
La fiesta del Samhain
La literatura neopagana nos la presenta como una de las grandes fiestas del año celta. Hasta aquí se puede admitir sin matices; poco más, el resto es invención. Para empezar, las fechas. Suelen situarla el 1 de noviembre, y por tanto su víspera, Halloween, el 31 de octubre, como inicio de las celebraciones. Sinceramente, no lo creo, intentaré demostrarlo. Conocer cómo cuenta y cómo mide el tiempo un pueblo es fundamental para intentar entenderlo, es de las primeras tareas que emprenden los historiadores. Del calendario celta se sabe poco, que era luni-solar y que con mucha probabilidad dividía el año en dos mitades, la etapa oscura, noviembre-mayo, y la luminosa, mayo-noviembre (hasta el descubrimiento del calendario de Coligny no se sabía ni esto). Como este post puede llegar a ser un poco pesado no voy a extenderme en más explicaciones, baste tener en la cabeza que al ser luni-solar ningún mes empezaba como nuestros meses. Y las estaciones tampoco. El día 1 de noviembre es un día tonto desde el punto de vista histórico, climático o astronómico. Lo lógico es que hubiesen situado la fecha del inicio del «frío y la oscuridad» en la transición equinoccial: el punto medio entre el equinoccio de septiembre y el solsticio de invierno, es decir el 5 de noviembre, no el día primero. Las pocas referencias al festival celta del Samhain coinciden que terminaba en torno al 11 de noviembre, diez días de celebración parecen excesivos, algunos textos hablan del «Triduo Samhain» —Trinox Samain—, por lo que también sitúan la fiesta en torno al 7 de noviembre. Una semana está bien para una fiesta agrícola-ganadera. Vendría a ser como nuestro «San Martín», las fiestas de la matanza en la que los hogares acopiaban para pasar el invierno, tanto del campo como del ganado. El centro de las fiestas era más agrícola que de culto a los muertos. Hay pocas bases históricas que respalden la teoría de que los celtas creían que en esas fechas la frontera entre vivos y muertos era más delgada. En cambio hay muchas que apoyan las del fin de la cosecha y preparación para el invierno. Por ejemplo, uno de los juegos folclóricos más comunes era el «juego de la manzana», y no porque se relacionase con la diosa romana de Pomoma —como vuelven a mantener los neopaganos—, más bien porque principios de noviembre es la recolección de la manzana. Y por favor, paganitos y ateos, un poco de seriedad, la calabaza es una hortaliza americana, sáquenla del folclore celta, su papel en la celebración del Halloween tiene con más relación con la tradición del Día de los Muertos. Otra fecha de celebración pagana que se trasladó para hacerla coincidir con la cristiana, aunque en este caso en Centroamérica.
Y entonces, ¿por qué el 1 de noviembre?
La fiesta de Todos los Santos se celebraba el 13 de mayo en la Iglesia Latina. Aquí sí se la hizo coincidir con una fiesta pagana, el final del festival de las Lemuria, que en el calendario juliano eran los días 9, 11 y 13 de mayo, fiestas en las que se realizaban ritos de exorcismo de espíritus malévolos y se honraba a los muertos. El 13 de mayo del 609 o 610 tuvo lugar la última lemuralia, el emperador bizantino Focas ‘regalaba’ el Panteón, dedicado a los dioses romanos, a Bonifacio IV, que lo consagraba comoSanctae Mariae ad Martyres. Primer templo pagano convertido al culto cristiano. Se desconoce —al menos yo desconozco—, la fecha exacta en la que Gregorio III (731-741) trasladaba la fecha de mayo al primero de noviembre con ocasión de la dedicación de la capilla de San Pedro para las reliquias «de los Santos Apóstoles y todos los santos, mártires y confesores, y de todos los justos». Pero era una fiesta sólo local, de la diócesis de Roma. Cien años después, Gregorio IV (827-844) la declara fiesta universal, pero con la vista puesta en los Francos, a través de un decreto de Ludovico Pío. Ninguno de los dos Gregorios pensaba ni en el Samhain, ni en los druidas, ni en las calabazas. Se quería reconocer y dar el culto debido a «Todos los Santos», incluso los que no tenían fiesta propia. La fiesta de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, no se estableció el 2 de noviembre hasta el año mil, aproximadamente, por san Odilón, en el monasterio de Clunny. Evidentemente, tampoco pensaba en los celtas.
Primer ataque por ser fiesta católica
El par de grandes fiestas, Santos-Difuntos, fue complementado con la víspera, como todas las fiestas cristianas. Y no es descabellado pensar que se incorporasen elementos lúdicos de las fiestas de la cosecha. Pero el trasfondo de almas, purgatorio, difuntos, muertos es católico. En junio de 1647 el Parlamento Británico de los amargados puritanos de Cromwell abolieron la Navidad y, por supuesto, la Fiesta de Todos los Santos (con su víspera, Halloween, y el Día de Difuntos) y otras fiestas mayores del catolicismo.Se les consideró como una degradación moral contraria al cristianismo, e incluso se prohibió la asistencia a la Santa Misa esos días, ya que no era más que un nefasto resto de costumbres papistas. Juanjo Romero
Cuando Halloween era católico Que no te la cuenten
Marcadores